J.J.Armas Marcelo:“García Márquez, la primera firma en español del siglo XX”

El escritor Juan José Armas Marcelo, director de la cátedra Mario Vargas Llosa, asegura que Gabriel García Márquez “es la primera firma en español del siglo XX. Otros podrían discutirlo, pero no es mi caso, y además hay que añadir que fue un gran periodista desde muy joven”.

“Cuando Gabriel era muy joven, la gente de su tertulia de 'La Cueva' ya sabía que era un gran periodista y escritor. Como se ponía camisas con flores, muy hippies, los taxistas le llamaban 'trapo loco', que era un nombre que le venía muy bien”, recuerda Armas Marcelo.

“Su obra me llevó a conocerlo en 1972 o 1973 a Barcelona -relata- en la casa de Vargas Llosa. Gabriel vivía en la calle Caponata, y lo recuerdo muy bien porque era el único miembro del condado del 'boom' que bebía tragos, porque ni Vargas Llosa, ni Cortázar, ni Cabrera Infante, ni Carlos Fuentes bebían; si lo hacían era una copa de cortesía, pero él sí bebía. Era un hombre de noche, muy divertido”.

“Eso sí -advierte-, cuando tenía que escribir era muy disciplinado, marcial, prusiano. Solo le importaba escribir, no comía, solo pensaba en su novela. Escribía con lentitud, con mucho cuidado con la palabra”.

En opinión del escritor canario, García Márquez encontraba “la unidad literaria en la frase, incluso en el párrafo, pero a él le importaba la frase para conseguir que sonara como una melodía de piano, y eso también lo llevó al artículo periodístico. Era el dueño de la palabra mágica, de la palabra en español. Su leyenda es más grande que su biografía”.

“No hay más que mirar hoy las redes sociales y parece que se ha muerto Dios, es increíble”, añade el autor de “La orden del tigre”.

Por contra, Marcelo asegura que a García Márquez también se le pueden discutir algunas actitudes, al margen de las políticas.

“A Gabriel -señala- le fascinaba el poder más que la libertad -continúa-, le gustaba mucho el dinero, porque hay que tener en cuenta que lo pasó muy mal, pasó hasta hambre”.

“ Cuando los demás triunfaban ya, Llosa, Fuentes, Cortázar...él tenía cuatro libros en la calle y no pasó nada, era el añadido, pero de pronto se sube al escenario y se saca de la chistera 'Cien años de soledad' y arrasa a todos colocándose en la cúspide del 'boom'”, ha recordado.

“Fue un milagro, era genial. Fue muy mujeriego, le encantaba que le admirasen las mujeres, aunque Mercedes, su mujer, demostró su superioridad ética a todas, pero todas querían acariciar el corazón del nobel”, recalca un Marcelo, que dice que se está poniendo “muy sentimental”.

“Bebímos juntos mucho ron en México y en Barcelona. Luego a raíz del famoso puñetazo que le dio Vargas Llosa, la familia también se distanció de mí y yo de ellos, pero fue una amistad que recordaré en muchos escritos”, concluye.