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“Mademoiselle Paradis”, la luz de la pianista ciega

"Mademoiselle Paradis", la luz de la pianista ciega

EFE

San Sebastián —

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Una calle de Viena lleva el nombre de Maria Theresia Paradis, pero pocos saben en su ciudad que fue una pianista y compositora ciega del siglo XVIII. La realizadora Barbara Albert la descubre ahora para el gran público en una película que muestra los difíciles días en que la protagonista recuperó la visión.

“Mademoiselle Paradis”, segunda vez que la directora austríaca compite en la Sección Oficial de San Sebastián tras “Die lebenden” (2012), está basada en el libro “Mesmerized”, de Alissa Walser. Albert ha dicho hoy en rueda de prensa que, tras leerlo, decidió contar en imágenes la historia de esta mujer “que sufrió y fue valiente” y que en su juventud también fue utilizada “como un objeto”.

El filme se inicia en 1777, cuando Paradis tenía 18 años y ofrecía conciertos para la alta sociedad vienesa, a los que la gente acudía más por curiosidad morbosa que musical.

La joven había sido ya sometida por entonces a diferentes suplicios en el intento de sus padres por curar a su hija, ciega desde los tres años, pero con el ingreso en la clínica que el doctor Franz Anton Mesmer tenía en su propia casa acabaron los experimentos con sanguijuelas, sulfuro y mercurio.

Los métodos de Mesmer, que aspiraba a ser reconocido como científico, estaban más cerca de los de un curandero que los de un médico, y también más unidos al cariño que a las torturas sufridas hasta entonces, y Paradis comenzó a ver.

A medida que contempla por primera vez seres vivos y objetos que su memoria había olvidado, comienza otra clase de tormento, porque comprueba que la vista frena su virtuosismo al piano.

Albert se planteó trabajar con una actriz ciega por dar “autenticidad” a su proyecto, pero constató que interpretar a alguien que luego puede ver era “una frontera” que no iban podían superar alguien invidente.

El papel recayó finalmente en Maria-Victoria Dragus, una de las protagonistas de “La cinta blanca”, de Michael Haneke, que aprendió a mover los ojos y el cuerpo -o a perder su control, como precisa Albert- con la colaboración de mujeres ciegas.

Dragus, nacida en Rumanía en 1994, ha viajado a San Sebastián con parte del reparto del filme, entre ellos Lukas Miko, que da vida al padre de Maria Theresia Paradis, actor que también trabajó con el autor de “Amor” al inicio de su carrera.

Dragus logra una gran interpretación en este filme de cuidada dirección artística, donde el universo de la protagonista se muestra en bellos planos que tienen como fondo el papel pintado de su dormitorio o el fresco de paisajes exóticos de la habitación del piano.

“Esos papeles existían, y los reconstruimos y pintamos como un símbolo del mundo interior de ella”, de una chica que a veces “se convierte en alma salvaje” y que otras “no se le permite liberar sus sentimientos”.

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