Revisan documentos del pintor Ràfols-Casamada que se vendían en un mercadillo

Tres funcionarias de la Biblioteca de Catalunya han empezado a revisar la documentación del pintor catalán Alberts Ràfols-Casamada que estaba pendiente de ponerse a la venta en Els Encants de Barcelona y que se inmovilizó al detectarse que los libros y el archivo del artista había aparecido en este mercado de segunda mano.

Según han señalado a Efe una de las bibliotecarias, se están revisando libros, fotografías, cuadernos con apuntes, cartas y otros objetos para intentar hacer una radiografía del contenido de las diez cajas de cartón que componen uno de los dos lotes que compraron días atrás en una subasta Mohamed Essafi y Jamal Graia, para venderlos en el mercadillo barcelonés.

La pasada semana apareció en un puesto de Els Encants gran parte de la biblioteca y el archivo del pintor y poeta Albert Ràfols-Casamada y de su viuda Maria Girona, fallecida en 2015, que fueron comprados el sábado por un coleccionista privado, Enric Palmitjavila, bibliófilo y habitual comprador de este mercado al percatarse de cual era su procedencia.

La venta de los objetos del pintor ya se había comentaba por las redes sociales y fue así como llegó a conocimiento del Departamento de Cultura de la Generalitat de que el fondo documental de este artista catalán de vanguardia de la segunda mitad del siglo XX se estaba vendiendo en este mercado.

Essafi y Graia, que adquirieron el fondo documental a las herederas del pintor, están dando todas las facilidades para que la Generalitat revise las cajas en su almacén de la calle Enamorats aunque, según han declarado a Efe, “nosotros nos dedicamos a comprar y a vender y tendrán que hacer una oferta y pagar por todo lo que les pueda interesar, porque todo está a la venta”.

Lo que la Generalitat no quiera adquirir, lo quieren vender en su conjunto al mismo comprador y ya están abiertos a recibir ofertas, porque, insisten, se dedican a comprar y vender.

La Generalitat tiene derecho de tanteo en las subastas cuando aparece algo que pueda ser de interés, pero en este caso no llegó a tiempo y el legado pertenece a unos comerciantes que compraron, además, el caballete y la caja de pinturas de Ràfols-Casamada, muebles, cuadros, maletas, ropa de casa y objetos diversos salidos de la vivienda del pintor.

Jamal Graia ha relatado que Arcadio, una persona que se dedica a desocupar pisos, compró el contenido de la vivienda y lo repartió en tres lotes que fueron subastados entre los “minoristas” del mercado. Dos se los quedaron ellos, y el tercero lo compró otro comerciante de Els Encants, y que ahora también quiere revisar la Generalitat para conocer su contenido.

Según ha explicado Graia, hace dos viernes pusieron a la venta el primer lote, por el que pagaron 3.060 euros, pero apenas se vendió entre el público, pese a que ya anunciaban que eran objetos del pintor.

Ha añadido que, a pesar de esto, el viernes pasado se hicieron en la subasta de la mañana con un segundo lote del mismo piso por 2.440 euros, que fue el que al día siguiente pasó a manos del coleccionista privado.

Albert Ràfols-Casamada fue uno de los referentes de la abstracción lírica, que en 1967 fundó en Barcelona, junto a su mujer Maria Girona y otros artistas e intelectuales, la Escola Eina de diseño y arte.

Tras conocerse estos hechos el conseller de Cultura, Ferran Mascarell, expresó su perplejidad, señalando que desconocían los motivos por los cuales se habían encontrado en Els Encants documentos de Ràfols-Casamada y Maria Girona, y más aún cuando le constaba que desde el MNAC se habían mantenido contactos periódicos con los herederos.

Sin embargo, un colaborador de Mohamed Essafi y Jamal Graia en la parada con las ventas, ha asegurado por su parte que, antes de que las sobrinas del pintor vendieran el contenido de la casa, miembros de la Fundación Ràfols-Casamada pasaron por la vivienda, y que el sábado, cuando salió a la luz la venta, la directora de la Biblioteca de Catalunya fue a ver lo que había pero no compró nada.

También ha contado que alguna persona que dijo ser amiga o conocida de la pareja fallecida hacían ofertas de uno o dos euros por libros por los que pedían, 10, 20 o 30 euros.