Sánchez-Albornoz lamenta que España perdiera una “buena oportunidad” para su desarrollo

El historiador e hijo del último presidente de la II República en el exilio, Nicolás Sánchez-Albornoz, lamentó hoy en un homenaje en el Instituto Cervantes que España, en los últimos años, “haya perdido una buena oportunidad” para tener un verdadero modelo de desarrollo.

El historiador dijo que la crisis económica hizo visibles “males soterrados” como la corrupción, que agregó ha existido tanto en la administración pública como en el sector privado.

También señaló que el Gobierno ha “gestionado con torpeza” una crisis de la que han florecido las desigualdades sociales y que han provocado la fragmentación política y la transferencia de confianza a nuevas formaciones.

El homenajeado afirmó que la situación de desigualdad le retrotrae a “principios del siglo XX, cuando se hacía oídos sordos a las desigualdades y se recrudecieron los nacionalismos periféricos”.

“Un siglo ha pasado desde entonces ¿Un siglo en vano? ¿No sirvió de nada la experiencia de la dictadura?”, se preguntó el historiador.

Sánchez-Albornoz lamentó que España tras la transición apostara “por el pelotazo” urbanístico y no por la tecnología.

“Se apostó por lo más básico, la actividad más fácil y obsoleta, lo que no aportaba nada al país”, criticó el historiador, para quien se debería haber apostado por la tecnología y la educación.

Director del Instituto Cervantes desde su nacimiento y uno de los primeros al cargo de la oficina de la institución en Nueva York, donde su carrera académica le llevó a vivir 25 años en la Gran Manzana, Sánchez-Albornoz señaló la importancia de establecer “instituciones sólidas que proporcionen continuidad al esfuerzo de los españoles”.

El homenaje fue moderado por el actual director del Cervantes en Nueva York, Ignacio Olmos, quien recordó en la presentación que tras la Guerra Civil el académico, detenido y enviado a hacer trabajos forzados en el Valle de los Caídos, protagonizó una fuga de película junto a Manuel Lamana con la ayuda del antropólogo Paco Benet, la escritora Barbara Probst Solomon y Barbara Mailer.

Con 90 años, el historiador, que reside en Madrid, recibió las palabras de cariño de sus “amigos” de Nueva York, donde fue profesor en tres universidades, New York University, Columbia y CUNY.