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“No puede haber paz sin verdad y justicia”

Darío Villamizar, historiador, politólogo y excombatiente del M 19

Laura Martínez

Darío Villamizar es historiador, politólogo y escritor. Asesor en reincorporación de excombatientes en la Organización de las Naciones Unidas, miembro de LASA (Latin America Studies Association) y de CLACSO (Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales), sus textos son clave para entender el conflicto armado en Colombia y su desmantelamiento.

El escritor conoce bien de cerca el conflicto armado en latinoamérica. Fue combatiente en la guerrilla del M19 hasta su desmantelamiento en 1990, año en que decide publicar su primer libro. Desde entonces, sus trabajos se centran en temas del conflicto armado y procesos de negociación, reconciliación y paz. Villamizar se encuentra en España para presentar su último libro, Las guerrillas en Colombia. Una historia desde los orígenes hasta los confines, editato por Debate.

Pregunta: ¿Qué influencia cree que tiene la droga en las guerrillas contemporáneas?

Respuesta: en el caso colombiano solo queda una guerrilla activa. El LN, el Ejército de Liberación Nacional, que en estos momentos se encuentra en una tregua bilateral temporal pactada con el Gobierno. Como dicen en su acuerdo, es una tregua temporal porque tienen duración limitada, desde el 1 de octubre hasta enero de 2018. En este periodo, el LN no debe secuestrar, reclutar menores y debe abstenerse de hacer acciones operativas contra la infraestructura petrolera y eléctrica… Por su parte, el Gobierno debe garantizar la protección a líderes y lideresas y debe generar unas condiciones adecuadas para los presos de la organización guerrillera, facilitar un proceso que permita mecanismos para el diálogo. Estas son las condiciones de la tregua. Esta guerrilla, hasta donde se conoce, no ha tenido nexos con carteles de la droga o eslabones en la cadena del narcotráfico. Es una guerrilla ideologizada, que tiene 53 años de existencia, con raíces acentuadas en el marxismo y el cristianismo. Hubo religiosos entre sus integrantes, entre ellos un sacerdote español, Manuel Pérez Martínez -conocido como ‘El cura pérez’-, que ya murió.

¿Y en las anteriores guerrillas?

Sobre las FARC siempre pesó la acusación de ser una guerrilla vinculada al narcotráfico. Las FARC estuvieron vinculadas a algunos aspectos de la cadena del narcotráfico. Parte de sus finanzas venían de impuestos que le cargaban a comerciantes de la droga o grandes cultivadores de hoja de coca en los territorios donde estaban presentes. Esa era su relación con el narcotráfico.

¿Las guerrillas en Colombia son un fenómeno coyuntural provocado por el panorama financiero?

La guerrilla en Colombia tiene sus orígenes en la década de los cincuenta. Se presenta en ese momento el asesinato de un líder liberal, hay una crisis política entre liberales y conservadores en lo que se conoce como el periodo de ‘La Violencia’ en Colombia que dejó miles de muertos durante el enfrentamiento. Ahí surgen las primeras guerrillas comunistas. Tienen un origen político en medio de una coyuntura compleja. Las guerrillas en Colombia, como en muchos países de América Latina, tienen una razón de ser en momentos del triunfo de la revolución cubana, cuando miles de jóvenes quisieron emular las gestas de los revolucionarios para propiciar en sus respectivas sociedades unos cambios de tipo social y económico. Lo que las guerrillas se planteaban era un cambio de la estructuras políticas y económicas en el caso colombiano.

¿Las élites financieras han tenido que ver con la extensión del fenómeno? ¿Con un sistema económico diferente se habrían prolongado de esta manera?

Bueno, de las crisis financieras… Las guerrillas se han mantenido al margen de esos devenires históricos. Los afianzamientos de modelos como el liberalismo sí consolidaron las propuestas de las guerrillas y sus planteamientos políticos. Las condiciones de desigualdad, pobreza, miseria, falta de oportunidades le dieron más razón de ser a las guerrillas, aproximadamente en los ochenta, pero su desarrollo fue al margen de las crisis financieras.

¿La injerencia de Estados Unidos ha contribuido a prolongar en el tiempo las guerrillas?

Sí. Estados Unidos creó un modelo de contrainsurgencia que lo probó a principios de los 50, comienza en la Guerra de Corea, donde Colombia participa. Fue el único país de América Latina que participó, donde probó sus tropas militares y pudo aprender a fondo las técnicas de contrainsurgencia que posteriormente aplicó en territorio colombiano. A través de toda esta historia se firman una serie de tratados militares entre Colombia y EEUU. Entre ellos destaca el Plan Colombia, que se implementó a partir de 1998 y consideraba una importantísima ayuda económica para Colombia en la lucha contra el narcotráfico y contra las guerrillas, que EEUU consideraba narcoguerrillas y narcoterroristas. Esos recursos económicos y militares situaban a Colombia como el tercer país en el mundo que recibía ayuda económica estadounidense. En esa situación, el 'Plan Colombia' fue concebido de manera conjunta y puesto en práctica con recursos y asesoría y apoyos técnicos del Gobierno de Estados Unidos. Después, con recursos similares, llegó el 'Plan Patriota'. Hoy ese apoyo económico y militar continua.

Y, en base a esa persistencia militar... ¿De qué forma Estados Unidos influye en la situación actual? ¿Perturba la paz?

Actualmente existen acuerdos militares entre Colombia y Estados Unidos. Frente al tema de la paz, Estados Unidos ha estado atento al desarrollo de las negociaciones. En su momento, el anterior Gobierno de Obama colocó un enviado especial -Bernard Aronson- que se reunió con la delegación del Gobierno nacional y el delegado de las FARC en Cuba. Estados Unidos dio un respaldo para la paz en Colombia para esos acuerdos.

¿Y con el nuevo Gobierno estadounidense cree que ese respiro va a continuar?

El presidente Santos ha estado reunido en dos o tres ocasiones con el presidente Trump. Yo considero que deben haber hablado sobre la paz y la implementación de los acuerdos con las FARC, ha ofrecido ayuda al desarrollo de los acuerdos. Al parecer ha habido algún recorte en el Congreso, pero se mantiene el ofrecimiento de apoyo, especialmente en el proceso de reincorporación de los combatientes a la vida civil.

Usted ha trabajado en la reinserción de excombatientes como asesor en Naciones Unidas, ¿Cómo una sociedad puede asumir a personas que han matado?

Es una situación compleja, pero es el escenario ideal que tenemos que alcanzar en Colombia. Hay millones de víctimas, hay victimarios que no solo están en la guerrilla, si no también en las fuerzas de orden públicas, que han tenido responsabilidad en los crímenes. Hay víctimas de crímenes del Estado, del paramilitarismo y de otros actores armados. Se buscan procesos de reconciliación en la sociedad, que el excombatiente pueda ser integrado y pueda ocupar un puesto con los ciudadanos, como un elemento activo y portador de derechos y deberes. Para eso se necesitan altas dosis de verdad y justicia, se necesita reparar a las víctimas y ejercicios de perdón.

En los últimos meses se han hecho ejercicios relacionados con el perdón por parte de victimarios, en este caso sobre las FARC, sobre gravísimas violaciones de los derechos de otros ciudadanos como la mascare de Bojayá, donde murieron más de cien pobladores, o la muerte de 11 diputados secuestrados por esta guerrilla. Se han hecho encuentros entre victimarios y víctimas para tratar de resarcir el daño que se ha hecho a las comunidades.

Eso requiere sociedades muy maduras....

Se requiere una dosis muy alta de perdón y madurez. Hay madres, hijas, familias que quieren que se les cuente la verdad. Si no hay esa verdad, no se dará la reconciliación, pero también se requiere de justicia.

¿Y esa verdad se está contando?

En los próximos meses se constituirá en Colombia la comisión de la verdad. No será una comisión judicial, no servirá como prueba para un juicio, pero la verdad estará amarrada a los procesos judiciales.

Se han creado unos tribunales especiales de justicia para la paz donde irán individuos acusados de delitos de lesa humanidad cuyas penas tendrán que ver con el grado de verdad que cuenten. Quienes no cuenten nada y sus delitos estén acreditados, tendrán penas de hasta 20 años de cárcel; quienes no lo cuenten todo, hasta 8; quienes contribuyan a la verdad, al esclarecimiento de los hechos, no tendrán cárcel. Así se relaciona verdad y justicia.

Los excombatientes de las FARC, cuando entregaron sus armas a Naciones Unidas, firmaron un compromiso de dar ese paso a la vida civil y la mayoría lo están cumpliendo. Todavía hay dificultades, pero es un proceso embrionario. Es la fase más compleja de la terminación de un conflicto: la adecuada reincorporación de los excombatientes. Significa un gran esfuerzo económico que va dirigido a mejoras en condiciones de seguridad, salud, educación, formación para un trabajo… Muchos vienen sin conocer un oficio, hay que generar las condiciones adecuadas. Y luego la presencia en comunidades con las que no exista un choque, que haya aceptación.

¿Latinoamérica es especialmente permeable a estos conflictos?

Con la finalización del conflicto en Colombia, Latinoamérica está pasando de página, poniendo fin a un ciclo largo. Tiene su fuerza tras la revolución cubana, desarrollo en los setenta y ochenta y el declive en los noventa con las negociaciones entre gobiernos y guerrillas en centroamérica.

¿Por qué se dio este fenómeno en Latinoamérica?

También se dieron movimientos de liberación en África y Asia, movimientos de colonias que buscaban la independencia, como la guerra en Vietnam. En Latinoamérica había unas condiciones determinadas relacionadas con la pobreza y la exclusión que llevaron a muchos ciudadanos a buscar dar un salto a mejores condiciones a partir de asumir la lucha armada.

¿Qué peculiaridades tienen los fenómenos de América Latina que los diferencien del resto?

En África y Asia eran procesos de liberación colonial. En los sesenta hubo un gran movimiento tercermundista por la descolonización vinculado a los países no alineados. Surgen entonces organizaciones que libraban una lucha anticolonialista por la liberación nacional. En América Latina, era una lucha más política contra gobiernos que representaban la exclusión, que manejaban el poder político y económico, mientras que en otros países eran luchas contra dictaduras militares, como en Perú o Ecuador.

¿Pobreza y exclusión son ingredientes para generar un conflicto armado?

En ese momento, de acuerdo a los niveles de pobreza y exclusión que había y de acuerdo a las condiciones del desarrollo de la política, en América Latina se desarrollaron muchos movimientos que recurrieron a la vía armada. Hoy hay una situación distinta. Muchos retomaron la vida civil y volvieron a hacer política sin recurrir a las armas. Hubo cinco mandatarios en cinco países de forma simultánea (Uruguay, Brasil, Cuba, El Salvador y Nicaragua) que provenían de grupos guerrilleros.

Medellín fue elegida el año pasado como capital sostenible. Con el cese de la violencia, la ciudad ha aumentado su atractivo para el turismo y los negocios ¿Cree que al fin el futuro para Colombia es esperanzador?

La violencia que caracterizó a Medellín no fue producto de cercanía o presencia guerrillera. Fue producto del narcotráfico. Se enfrentaron el cartel de Medellín contra el Estado Colombiano o contra otros… Se generaron factores violentos en un marco claramente concebido e identificado en el narcotráfico. Una vez cambiaron las cosas, muerto Pablo Escobar, se respiró tranquilidad, hubo mayor confianza en la industria, y significó un importante desarrollo para la ciudad. Esperamos que eso suceda ahora en Colombia en general, que contribuya a mejorar el modelo de exclusión en el que viven más de la mitad de los colombianos.

¿Cómo afectan los contenidos de ficción a la visión del conflicto? Series como Narcos, la vida de Pablo Escobar… ¿Ayuda a empatizar o blanquean al villano?

Es complejo su enfoque. El capo traza un modelo para los jóvenes y la mujer del capo para las jóvenes. Se colocan al frente una serie de elementos que serían constitutivos de la vida de una persona: el mejor vehículo para manejar, la modelo, el dinero… Son parámetros bastante perjudiciales. Pero no ha sido sólo en Netflix o estas cadenas. En Colombia se hicieron muchas series y telenovelas que distorsionan los valores.

Frente a ello, vale la pena resaltar los esfuerzos que se han hecho por documentar la realidad como ‘El silencio de los fusiles’, documentales muy reveladores sobre la guerra y las dificultades de las víctimas.

El libro hace un repaso de la historia de las guerrillas en Colombia ¿En qué consiste este trabajo de investigación?

Este trabajo yo lo enmarco en uno más grande sobre las guerrillas de Latinoamérica y en el Caribe. Así como en Colombia, hubieron otras revoluciones con similitudes, aunque con desarrollos menores en el tiempo. Quizá lo más próximo en el tiempo fueran las guerrillas guatemaltecas, a la luz de la revolución cubana. Pero se desmovilizan y firman acuerdos con su gobierno en 1996. Hay otras que tuvieron igual desarrollo que en Colombia, como el Frente Sandinista que conquistó el poder en Nicaragua u otras guerrillas de carácter urbano… Hay una gran variedad, 420 organizaciones de diferentes tamaño y duración. Algunas estuvieron a las puertas de alcanzar sus objetivos políticos, de llegar al gobierno… Es un estudio que está en desarrollo, un trabajo de memoria histórica, de conocer qué sucedió en el continente. En algunos casos, el fenómeno produjo personas de gran calado político, como Dilma Rousseff, Daniel Ortega, Salvador Sánchez, Raúl Castro, Pepe Mujica… A veces, la gente pregunta “¿Qué dejó la guerrilla en América Latina?” Pues estos gobernantes y cientos de hombres y mujeres que se vincularon a trabajos por los derechos humanos, que prestan servicios valiosos a sus pueblos.

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