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La economía tradicional se alía con Airbnb, BlaBlaCar y otras plataformas para nutrirse de nuevos tipos de clientes

Las oficinas de Airbnb en San Francisco. Foto: Highsnobiety.com

Marta Garijo

Taxistas contra Uber, hoteleros frente a Airbnb o compañías de autobuses enzarzadas contra BlaBlaCar. La tónica general presenta la relación entre economía tradicional y colaborativa en términos de enfrentamiento, pero los vínculos entre ambas van más allá y cada vez crecen más las alianzas entre las dos partes.

Hace unos días, Evo Banco anunció un proyecto de préstamos de 3.000 euros sin comisiones a anfitriones de Airbnb que quieran reformar sus casas. Es la primera alianza de la plataforma de alojamiento con una entidad bancaria en el mundo y se suma a las que ya tiene en diversos mercados en otros sectores. No es la única. Blablacar comunicó en agosto del año pasado un acuerdo con AXA para incluir un seguro adicional de asistencia en viaje y accidentes sin coste. La aseguradora francesa también acordó con Social Car un seguro para su servicio de alquiler de coches entre particulares, mientras que lsa, la empresa de carsharing Repiro y Bluemove tienen una alianza con el Consorcio de Transportes de Madrid.

El pastel a repartir es apetitoso, sobre todo, si se mira a futuro. La consultora PwC estima que para 2025 el valor potencial de la economía colaborativa ascenderá a 335.000 millones de dólares mientras que en 2013 este se cifraba en 15.000 millones. Las empresas tradicionales se apoyan en estas nuevas redes que les permiten acceder a una gran base de usuarios y nuevas tecnologías mientras que las nuevas plataformas se benefician de los servicios que las primeras llevan años prestando.

“Acuerdos como el de AXA son muestra de cómo la colaboración entre empresas de economía colaborativa y otras más tradicionales no solo son posibles, sino que permiten ofrecer un valor añadido aún mayor a los consumidores”, apunta Jaime Rodríguez de Santiago-Concha, country manager de BlaBlaCar en España. “Este es solo el principio. Es evidente que la economía colaborativa ha llegado para quedarse y en aquello en lo que aporte un valor diferencial, en nuestro caso, permitir una movilidad más sostenible, directa y, por supuesto, social, va a colaborar con empresas de sectores más tradicionales”, añade. BlaBlaCar cuenta además con alianzas con festivales de música o acuerdos con apps como Drive Smart para mejorar la conducción.

Acuerdos para crecer

Las compañías tradicionales encuentran en estas nuevas plataformas una manera de ampliar su negocio o prestar nuevos servicios. Paz Comesaña, directora de Marketing y desarrollo de negocio de Evo, explica que por ahora su acuerdo con Airbnb es un “proyecto piloto” con el que tratan de buscar una “solución que aporte algo diferenciador”.

El convenio al que se refiere Comesaña se aplicará en Madrid y Barcelona y está dirigido a una base de más de 10.000 clientes de Evo, que podrán acceder a un préstamo de hasta 3.000 euros para reformar sus viviendas. Airbnb asumirá el coste financiero del préstamo y devolverá a los clientes beneficiarios todos los intereses generados siempre que sus viviendas estén anunciadas en la plataforma durante doce meses. Un acuerdo en línea con las alianzas que la plataforma ha firmado en todo el mundo, sobre todo, en Estados Unidos. En ese mercado ha llegado a acuerdos por ejemplo, con American Express o con la asesoría fiscal H&R Block.

Otro caso es el de Social Car, que nació en 2011 y se dedica a poner en contacto a particulares que quieren alquilar sus coches a otros particulares mientras no los usan. Una nueva forma de alquiler que también necesitaba un seguro que se saliera de los patrones tradicionales. Mar Alarcón, fundadora de la compañía, explica que en un primer momento tuvieron que adaptarse al seguro que le ofrecía una correduría hasta que cerraron el acuerdo con AXA. “Es muy positivo que iniciativas como la nuestra permitan innovar a compañías tradicionales”, dice Alarcón, que añade que están en conversaciones con más empresas y esperan llegar a más convenios en el futuro. 

Los acuerdos también están desarrollándose entre el terreno público y privado. Este es el caso de Respiro y Bluemove, ambas empresas de carsharing con acuerdos firmados con el Consorcio de Transportes de Madrid. El fomento de un transporte “sostenible” ha sido clave para lograr esta alianza, explica Sócrates Domínguez, de Bluemove. Ambas compañías de alquiler de coches por horas ofrecen descuentos para los usuarios de la tarjeta de transporte público.

Las grandes compañías entran en el juego

Más allá de los acuerdos para prestar servicios concretos, las grandes compañías están entrando en el tablero de juego con fuertes inversiones. En 2013, la compañía de alquiler de coches Avis pagó 500 millones de dólares para hacerse con Zipcar, una compañía de carsharing. Esta firma permite alquilar los vehículos solo por horas y está implantada tanto en Estados Unidos como en Europa. En España funciona solo en Barcelona bajo la enseña de Avancar. Por su parte, Daimler Chrysler ha desarrollado su filial Car2Go, que ofrece una red de coches eléctricos para alquilar por horas en distintas ciudades europeas. En Madrid, funciona desde noviembre pasado.

En el terreno del alojamiento, la cadena hotelera Room Mate compró en enero de 2015 la plataforma española Alterkeys, con un funcionamiento similar al de Airbnb pero que solo tenía en su base de datos viviendas completas y no habitaciones. La cadena ya había lanzado el año anterior Be Mate, donde ofrecía a los clientes apartamentos cercanos a sus hoteles con servicios como la posibilidad de recogida de llaves 24 horas o la consigna. Con la compra de la plataforma, Room Mate amplió su cartera de alojamientos.

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