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Cazadores con piel de cordero

Víctor Bermúdez Torres

Cuando, hace unos días, se hizo pública la propuesta de la Federación Extremeña de Caza (FEDEXCAZA) de ir a las escuelas a transmitir “los valores de la caza” a niños de primaria, a muchos se nos pusieron los pelos de punta. Durante estos días, a través de artículos en la prensa y en la estela de algunos compañeros docentes, como Carlos Clemente, he manifestado mi opinión sobre un asunto que tiene ya repercusión nacional . Del otro lado, FEDEXCAZA ha hecho público un comunicado intentando justificar su posición. Veamos qué nos dicen.

Dice el comunicado de FEDEXCAZA que los “valores de la caza” que pretenden inculcar en los niños son los del respeto al medio ambiente. Y la pregunta restalla en seguida como un tiro de escopeta (como esos que riegan de plomo el monte, cuando no las cabezas de los paseantes): ¿qué diablos hace una federación de cazadores hablando del respeto a la naturaleza?

A ver si somos un poco más claros y dejamos de esconder lo que no se puede esconder. El objeto, sentido y finalidad de la caza “deportiva” es cazar, es decir, disfrutar acosando y disparando a animales salvajes. Que al cazador le importe el medio ambiente es una cuestión derivada y puramente utilitaria. Al cazador como tal le importa tanto el medio ambiente como al bebedor de vino las viñas o al gastrónomo las huevas del esturión. Mientras las necesite para satisfacer su afición, procurará que las haya. Pero a nadie se le ocurriría llamar a una Asociación de gastronomía para dar charlas sobre viñedos o sobre la reproducción de los peces. Me parece que esto está muy claro. El cazador no tiene por que entender más de “naturaleza” que cualquier hijo de vecino que se pasee por los montes de su pueblo y, en teoría, mucho menos que un experto en medio ambiente, que los hay a porrillo y que son los que deberían ir a las escuelas a hablar de lo que saben.

El resto del argumentario de FEDEXCAZA es francamente delirante. Insiste el comunicado que en ningún momento se habla con los niños de armas ni de caza. ¿Y cómo piensan explicar a los niños quienes son esas personas que, en nombre de FEDEXCAZA, van a enseñarles a cuidar a la naturaleza (¡y a los animales que hay en ella!)? Los niños son muy preguntones. Si vas en nombre de una federación de caza es posible que a alguno se le ocurre preguntarte qué es eso de la caza, y seguro que algún otro no va a parar hasta que le digas si cuidar de la naturaleza y tener por afición disparar a los animales no son cosas un poco... ¿Cómo diría un niño?... Como mezclar agua con aceite. La lógica infantil es inflexible y no admite las típicas componendas de los adultos.

Desgrana después el documento de FEDEXCAZA todo el catálogo de actividades educativas que piensan desarrollar con los chicos. En primer lugar van a hablarles de los hombres primitivos (¿Pero qué van a hacer con el niño que nombre la palabra “caza”, y la asocie con ser como un “hombre primitivo”?). En segundo lugar, van a darles a conocer ciertas especies (Casualmente, muchas de las que cazan los cazadores, pero, de nuevo, sin nombrar la palabra “caza”, como en esos juegos en los que quien pronuncia una palabra pierde). En tercer lugar piensan explicarles la cadena trófica (Supongo que para que vean que algunos animales se matan unos a otros para comer – excepto el hombre, que mata animales para divertirse –). En cuarto lugar, les hablarán de los peligros de la contaminación... Vamos, que los miembros de FEDEXCAZA – que, como todo el mundo sabe, son todos expertos arqueólogos, zoólogos, biólogos y ecólogos – van a hablar de cualquier cosa menos de aquella (parece que vergonzante) actividad a la que representan. ¿No es esto un poco raro? ¿Se imaginan que una Federación de ajedrez diera charlas de todo (de la madera con la que se hacen los tableros, de la diferencia entre lo blanco y lo negro, de la historia de los juegos humanos...), menos de... ajedrez? Pues lo mismo.

En el fondo, es difícil no suponer que la verdadera intención de esta Federación de cazadores es, sencillamente (y con el pretexto de ese pretencioso programa didáctico), la de promover el “deporte” de la caza entre los niños. ¿Qué sentido tendría, si no, su pretensión de ir a los colegios? Y un lapsus que les delata es que, al final del comunicado, tratan, sin venir muy a cuento, del aumento o descenso de los federados de caza. ¿No será eso lo que, de verdad, les preocupa?

Bueno, eso, y que la caza tiene cada vez peor prensa. Y con razón. El que a un señor le guste entretenerse acorralando y matando animales por puro placer no parece algo moralmente muy recomendable (y cada vez hay más gente que lo ve así). Por eso el cazador tiene que disfrazarse de deportista, de ecologista o recurrir a los manidos (y muy discutibles, cuando no demostradamente falsos argumentos) de que la caza es necesaria para paliar la superpoblación de especies o para evitar el abandono de las zonas rurales. Pero es que, incluso aunque así fuera, todo esto es irrelevante. El cazador no sale al campo para contribuir al equilibrio ecológico, ni para fomentar el turismo rural. En mi pueblo (y en todos) los cazadores salen al campo a cazar, es decir, a acosar y matar animales. Porque les mola.Y punto. Es que la cosa no tiene más vuelta de hoja. No me extraña que los miembros de FEDEXCAZA responsables de ese comunicado se avergüencen ante los niños de lo que hacen, y quieran ser cazadores que dan charlas sobre cualquier cosa menos sobre aquello que no ignoran: la caza. O eso, o no tienen vergüenza alguna de lo que hacen, y no son más que lobos que se visten de corderos para que les abran la puerta de las escuelas.

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