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Análisis Destiny, poco juego para tantas expectativas

Destiny Gamescom

Jaime Pérez

Son momentos difíciles para las grandes superproducciones. Vivimos una época en la que los juegos casuales, gracias sobre todo a los dispositivos móviles, copan un pedazo demasiado grande del pastel. Quizás sea porque cada vez cuesta más dedicar el tiempo que necesitan los grandes juegos o quizás sea una cuestión de rentabilidad, pero el caso es que hemos llegado a un punto en el que el anuncio de un títulos triple AAA genera tal cantidad de expectativas que acaban convertidos en auténticos acontecimientos mediáticos capaces de codearse con muchos de los grandes titulares de la actualidad cotidiana.

En el caso que nos ocupa, este efecto se ha multiplicado por varias razones. La primera es una desproporcionada campaña de marketing que lleva dando bombo durante muchos meses a un juego llamado a revolucionar los shooters en primera persona tal y como los conocemos, la segunda es un descomunal presupuesto que ha convertido a Destiny en el juego más caro de la historia, y la tercera, una comunidad ávida de originalidad y nuevos enfoques para un género superpoblado que a pesar de todo, mantiene un enorme atractivo.

Lo cierto es que si lo que se pretendía era generar expectación, Destiny es un éxito incontestable, porque la combinación de todos estos factores ha dado como resultado que la obra de Bungie se convierta en el título más reservado de la historia.

Ahora, unos días después de su lanzamiento, llega el momento de la verdad para demostrar si todas esas expectativas estaban justificadas o no, y aunque nos gustaría poder deshacernos en halagos y confirmar que nos encontramos ante el título de proporciones épicas que esperábamos, nos vemos obligados a moderar nuestro nivel de entusiasmo y a adelantar que tenemos una buena y una mala noticia, porque no todo es tan bonito como pintaba.

Para evitar decepciones prematuras, vamos a comenzar con la buena noticia, porque a pesar de todo, el juego cuenta con muchas y muy buenas virtudes.

Tomando el testigo de Halo

Tomando el testigo de HaloLa virtud más evidente es que Destiny es un grandísimo shooter, un título que bebe, y mucho un auténtico peso pesado como Halo. El parecido en concreto con Halo 4, donde participaron antiguos integrantes de Bungie, es indiscutible y eso solamente puede traer alegrías a los jugadores en general, y a los amantes de los shooters en particular.

Destiny no sólo hereda la estética futurista, la ambientación de muchos de sus escenarios y la apariencia de personajes y enemigos, también recupera algo mucho más importante: el impecable desarrollo de los combates y unos niveles de acción perfectamente medidos para convertir cada enfrentamiento en un desafío intenso y absolutamente satisfactorio.

Cada vez que nos topamos con un nuevo grupo de enemigos, llega el momento de hacer crujir los dedos, relajar los músculos del cuello y prepararse para la acción. Los enemigos de Destiny son duros de pelar y además saben cómo ponernos las cosas difíciles.

Cada enemigo tiene sus peculiaridades, sus características y su forma de comportarse, así que veremos esbirros ultra-agresivos que se lanzan contra nosotros en cuanto tienen ocasión para atacarnos cuerpo a cuerpo; oportunistas que apenas se dejan ver y que sólo salen de su cobertura cuando estamos intercambiando tiros con algunos de sus compañeros; o enemigos resistentes que apenas se molestan en protegerse con algún elemento del escenario para atacarnos a distancia mientras absorben grandes cantidades de daño.

La ambientación futurista aporta muchos más detalles y matices a este tipo de conductas elaboradas. Podremos ver enemigos que cuentan con un escudo recargable que correrán a esconderse cuando se quedan sin él para volver al combate cuando vuelven a estar protegidos; robots con la capacidad de teletransportarse a otro lugar del escenario cuando sufren demasiado daño; o enemigos que acechan desde la distancia con potentes armas de largo alcance.

La variedad que aportan estos matices convierten a los combates en una experiencia apasionante que además exige altos niveles de precisión por parte del jugador. Al igual que en otros juegos del género, los disparos en la cabeza son especialmente efectivos, pero no es una norma inamovible porque en algunos casos nuestros oponentes se esfuerzan en no poner al descubierto sus puntos débiles, obligándonos a dispararles en un hombro para que bajen la guardia o apuntar a otras partes del cuerpo más vulnerables.

Un buen ejemplo para ilustrar este último caso son los Vex, unos organismos cibernéticos que incluso penalizan los disparos en la cabeza, porque cuando la pierden, se descontrolan y se vuelven mucho más agresivos. Resulta mucho mejor disparar a esa luz que tienen en el pecho, aunque en ocasiones, se agachan para no dejarla demasiado expuesta.

Como veis, la complejidad en el desarrollo y la forma de llevar a cabo cada combate lo hacen prácticamente único en su especie, y cualquiera que disfrute pegando tiros en primera persona, no le costará apreciar la increíble labor realizada para multiplicar los niveles de diversión.

¿Shooter? ¿MMO? ¿RPG? No, es Destiny

¿Shooter? ¿MMO? ¿RPG? No, es DestinyUna de las características de han acompañado a Destiny desde su anuncio inicial es un innovador planteamiento que integra muchas facetas de otros géneros como los juegos de rol (RPG), o los mundos multijugador masivos online (MMO). Destiny recurre a algunos de los elementos más atractivos de estos juegos para condimentar una experiencia que de otra forma sería mucho más genérica. Pero que nadie se lleve a engaño, porque la obra de Bungie es a pesar de todo, un shooter puro y duro donde predominan los disparos y las secuencias de acción.

¿Cómo integra entonces estos elementos tan poco habituales en el género? Pues bien, de los RPG, Destiny hereda un sistema de progresión de personaje en toda regla que nos permitirá desbloquear nuevas habilidades e incluso elegir unas u otras una vez desbloqueadas para personalizar nuestro Guardián y adaptarlo así a nuestro estilo de juego. También contaremos con un sistema de recompensas que hará que vayamos mejorando nuestra equipación, y consiguiendo nuevas armas y vehículos, incluso tendremos un código de colores para clasificar los objetos según su rareza, desde normales a legendarios.

En ninguno de estos casos se alcanza la profundidad que podemos ver en los mejores RPG, más bien se trata de un sistema simplificado, aunque muy funcional, que conserva esa esencia que nos provoca grandes alegrías cuando conseguimos un determinado objeto, o ese potente rifle de pulsos que mirábamos con ojos golosos.

En este apartado también podríamos mencionar el editor de personajes, pero es tan básico que apenas merece dedicarle tiempo, se podría resumir en un puñado de opciones estéticas, como la raza, el aspecto del rostro o el color de pelo; y la elección de clase, que marcará las habilidades y atributos de nuestro alter ego.

Por otra parte, Destiny también recurre a algunas interesantes características de los MMO con bastante acierto. Pululando por el escenario encontraremos a otros jugadores a los que nos podremos unir para realizar misiones en modo cooperativo, o unirnos de forma esporádica e improvisada para derrotar a algún resistente enemigo que aparezca tras activarse un evento. En realidad, Destiny invita a completar misiones de todo tipo en compañía, y si es con un amigo con el hablar mejor que mejor para poder coordinarse y distraer a un enemigo mientras el otro le ataca desde otro ángulo, o acorralar a esa escurridiza criatura que intenta esconderse para recargar sus escudos. La interacción entre jugadores no va mucho más allá, pero la posibilidad de poder realizar casi cualquier misión del juego con otros jugadores, es algo que siempre es de agradecer.

Gráficos y Tecnología

Gráficos y TecnologíaDestiny es un juego que luce especialmente bien, las ambientaciones de los distintos planetas, desde una Tierra devastada por las guerras, un Venus habitable y cargado de vegetación, o un Marte colonizado repleto de zonas desérticas, tienen un aspecto visual impresionante. Evidentemente las versiones para PS4 y Xbox One se llevan la palma en número de detalles, fluidez y cantidad de efectos. No se trata de algo que vaya a derramar lágrimas de alegría entre los usuarios de un PC potente, pero cumple sobradamente con su función. Incluso las versiones de PS3 y Xbox360 resultan especialmente vistosas.

Algo parecido se puede decir de los efectos de sonido, porque la variedad y contundencia de algunos de ellos son un auténtico deleite para nuestros oídos, ya sean los zumbidos que emiten algunas armas al disparar, las explosiones de algunos impactos o el rugido de los motores de nuestros vehículos al desplazarnos a toda velocidad por los escenarios.

Quizás la principal pega la encontremos en el doblaje, que resulta de una calidad tan dudosa como la del original, con Peter Dinklage, el actor que da vida a Tyrion Lannister en Juego de Tronos poniendo la voz a nuestro Espectro y principal narrador del juego. En la versión en castellano del juego, la voz la pone el mismo doblador que en la serie, pero la narración suena igual de tosca y artificial como en la versión inglesa del juego.

Y ahora, las malas noticias

Y ahora, las malas noticiasHasta aquí, puede parecer que nos encontramos exactamente ante el gran juego que esperábamos e imaginábamos, pero por desgracia, llega el momento de hablar de grandes decepciones, porque sí, también tiene unas cuantas.

No podemos evitar comenzar hablando de lo que sin duda, ha supuesto un gran jarro de agua fría sobre nuestras cabezas: El tamaño y la duración del juego.

Cuando se espera un juego como Destiny, que ha sido anunciado como un título gigantesco, uno se imagina un mundo abierto y enorme por explorar, multitud de misiones principales y secundarias y una duración muy por encima de cualquier juego sin aires de MMO, sin embargo y para nuestra sorpresa, Destiny no cuenta con una sola de estas características.

A medida que avanzamos en la trama principal y pasamos de recorrer la Tierra, a visitar la Luna, Venus y Marte, es inevitablemente fantasear con aquello de “qué vendrá después”. Pues bien, la respuesta es bien sencilla: no hay nada más, porque la historia acaba cuando parece que lo mejor está por llegar. Ni lunas heladas de Júpiter o Saturno, ni planetas exóticos fuera de nuestro sistema solar, ni más ambientaciones de esas que cualquier juego de ciencia ficción futurista en el espacio pide a gritos.

La trama y la acción en Destiny transcurren en un puñado de misiones repartidas por una zona concreta de nuestros vecinos planetarios. Pero lo más sorprendente de todo es el tamaño de estas zonas, que son literalmente comparables a cualquier pequeña región del MMO más modesto. Además, una vez terminamos las misiones que nos ofrece cada una de estas regiones, puede parecer que tenemos un cierto consuelo con las misiones secundarias que conseguimos al patrullar libremente por el planeta en cuestión, pero una vez alcanzamos cierto nivel, estas misiones carecen prácticamente de sentido porque se convierten en un auténtico festival de destrucción sin ese mínimo desafío exigible. Eso sí, al menos nos sirven para completar ciertos objetivos que nos ayuden a obtener recompensas…

Más sorprendente aún resulta el hecho de terminar una campaña que puede durar unas 12 horas y empezar a preguntarse ¿y ahora qué? Es un asunto que realmente nos ha pillado por sorpresa, quizás porque nuestras propias expectativas nos indicaban que nos encontramos ante uno de esos títulos con más contenido del que podemos abarcar. Jamás hubiéramos imaginado que de buenas a primeras nos íbamos a ver repitiendo misiones en modo heroico, o recurriendo a un multijugador competitivo que aunque divertido e integrado con nuestros progresos en solitario, resulta realmente genérico y muestra algunos desequilibrios importantes entre jugadores con distinto nivel, habilidades y equipo disponible.

El principal atractivo y objetivo de Destiny una vez terminada la historia, es revisitar determinadas localizaciones en misiones de Asalto con otros jugadores, donde variaremos ligeramente el recorrido para acabar enfrentándonos a algunos de los más temibles jefes finales del juego y conseguir los mejores objetos y armas a modo de coleccionista para que nuestro personaje luzca mejor que nadie.

Igual de decepcionante resulta la propia trama, que cuenta una historia superficial y muy poco inspirada. Resulta curioso que teniendo una base argumental tan atractiva en la que la humanidad se encuentra acorralada por otras tres razas alienígenas en su propio sistema solar, nadie haya sido capaz de aprovecharla para crear una historia mucho más profunda y rica en detalles.

En Destiny, las misiones básicamente se centran en llegar a tal punto, derrotar a tal enemigo y escuchar las breves narraciones de nuestro Espectro, un pequeño robot que nos acompaña en todo momento y que nos indica qué hacer a continuación. A la larga, el desarrollo se vuelve terriblemente repetitivo y lo que es peor, revela una terrible falta de imaginación a la hora de establecer objetivos y de ponernos en situaciones que realmente se salgan de lo habitual. Ni siquiera el arsenal resulta especialmente llamativo, porque a pesar de la cantidad de armas futuristas y tecnología avanzada, en la práctica tendremos básicamente el mismo tipo de armas que en cualquier juego del estilo, por mucho que hayan sido bautizadas con nombres llamativos como fusil de pulsos o rifle de fusión.

Conclusiones

ConclusionesSería injusto penalizar en exceso la nota de Destiny porque sin duda se trata de un juego con enormes virtudes como esos intensos combates y la posibilidad de participar en modo cooperativo en cualquier misión del juego, o la precisión de unos controles que resultan exquisitos, sin embargo la gran pega de Destiny es que no cumple ni de lejos con las expectativas generadas porque resulta ser algo muy diferente a lo que se venía anunciando.

El juego de Bungie nos deja con la sensación de que más de un juego en sí mismo, se trata de una plataforma donde desarrollar la experiencia en el futuro. Puede que un día llegue a ser la gran obra de proporciones épicas que prometía ser a golpe de expansiones, contenido adicional y DLCs de pago, pero a día de hoy, se queda muy lejos de lo que esperábamos. No dudamos que tras varios meses o años lanzando contenido llegue a ese punto en el que siempre haya algo realmente interesante que hacer, aunque tenemos que admitir que lo que vemos más difícil y a buen seguro requerirá más esfuerzo, es que se desprenda de esa llamativa falta de originalidad en el planteamiento de misiones y objetivos.

Vista la cantidad de contenido que ofrece el juego tras su lanzamiento inicial, cuesta entender un coste de producción de 380 millones, aunque todo puede encajar en función del porcentaje de ese presupuesto que se haya destinado a labores de marketing y promoción.

Lo mejor

  • El sistema y desarrollo de combates, tan bueno o mejor que el de Halo.
  • La ambientación de los planetas es una pasada.
  • La IA y la forma en la que se comportan los enemigos.
  • Los jefes finales son grandes, feos y poderosos, como a nosotros nos gusta.
  • La posibilidad de realizar casi todas las misiones en cooperativo.
  • Los eventos para derrotar a un enemigo concreto, aunque poco frecuentes tienen su encanto.

Lo peor

  • Todavía no nos podemos creer la escasa cantidad de contenido y misiones.
  • Una terrible falta de originalidad en los objetivos, las armas y el diseño de las misiones.
  • La historia no vale nada, se ha desaprovechado por completo la excepcional ambientación de juego.
  • El multijugador competitivo es sólido pero no aporta gran cosa.
  • Pocas veces habíamos visto un juego con unas expectativas tan desorbitadas.
  • Se avecina una oleada descomunal de DLCs para convertir a Destiny en lo que debió ser.
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