MSF alerta de que los civiles son ahora objetivo en la República Centroafricana

Médicos Sin Fronteras (MSF) alertó hoy de que la población civil se ha convertido en objetivo de ataques en la nueva ola de violencia que ha estallado en la República Centroafricana, donde al menos 60 personas han muerto desde el pasado fin de semana.

En un comunicado, MSF denunció las “atrocidades” que están cometiendo los dos bandos del conflicto, que enfrenta a grupos armados leales al expresidente Francois Bozizé y los miembros de la coalición Séléka que le derrocaron.

Médicos Sin Fronteras llamó a las partes a contener la “retórica sectaria e inflamada” que comenzó a utilizarse durante la rebelión del pasado marzo y que “podría alimentar aún más la violencia”.

“Estamos muy preocupados por la escalada de los combates y los actos de represalia de la violencia”, declaró el coordinador de proyectos de MSF en la República Centroafricana, Sylvain Groulx.

Los combates se retomaron el pasado fin de semana en las inmediaciones de la ciudad de Bossangoa, en el norte del país.

Concretamente, en la aldea de Bouca, hombres leales al expresidente Bozizé realizaron ejecuciones sumarias y quemaron numerosas casas, según MSF.

Un total de 26 personas fueron atendidas por heridas de machete y disparos en las instalaciones de MSF en Bouca, mientras que otros cinco heridos, en estado crítico, fueron trasladados al hospital de la organización en Batangafo.

La mayoría de los residentes de Bouca huyeron a la selva, donde corren alto riesgo de contraer la malaria, y unas 300 personas se han refugiado en un recinto católico de la aldea.

En Bossangoa, los equipos de la ONG también han atendido a más de 25 personas heridas por machete y disparos en las últimas dos semanas.

Además, dos trabajadores humanitarios fueron asesinados el pasado sábado en esa misma ciudad.

“MSF denuncia estos actos horribles de violencia contra la población y hace un llamamiento a todas las partes a respetar la seguridad de los no combatientes y trabajadores de ayuda médica y humanitaria”, afirmó Groulx.

Por el momento, la organización mantendrá sus once proyectos desplegados en el país (creados antes y después del golpe de Estado que el pasado marzo depuso a Bozizé), para atender las necesidades urgentes de la población.

Los centroafricanos están siendo víctimas de desplazamientos, altos niveles de malaria y de la ausencia de un sistema de salud pública.

La coalición Séléka, compuesta por cuatro grupos rebeldes, se alzó en armas en el norte del país el pasado mes de diciembre al considerar que Bozizé no había respetado unos acuerdos de paz firmados en 2007.

Tras un proceso negociador que culminó con la firma de unos acuerdos de paz entre el Gobierno centroafricano y Séléka en enero, el pacto no satisfizo las exigencias de los insurgentes y retomaron la lucha el pasado marzo.

Finalmente, ese mes derrocaron a Bozizé y nombraron presidente a su líder, Michel Djotodia, que encabeza un Gobierno de transición que debería desembocar en la convocatoria de elecciones.