Miles de desplazados en la República Centroafricana por las oleadas de violencia, según MSF

Decenas de miles de personas han resultado desplazadas como consecuencia de nuevas oleadas de violencia en el noroeste de la República Centroafricana (RC), informó hoy, a través de un comunicado, la ONG Médicos Sin Fronteras (MSF).

Según la organización de ayuda médica, hay más de 30.000 desplazados en la localidad noroccidental de Bossangoa y las zonas aledañas que sobreviven sin cobijo, agua potable ni alimentos.

“La gente (...) duerme donde puede, en la iglesia, la escuela o bajo los árboles. Está abarrotado y la gente cocina, come, duerme, se lava y defeca en el mismo lugar. En estas desastrosas circunstancias higiénicas, el riesgo de brotes de enfermedades es alto”, señala Ellen Van der Velden, jefa de misión de MSF en la RC.

Para MSF, los enfrentamientos entre grupos armados en la zona y las fuerzas gubernamentales (antiguos rebeldes que se hicieron con el poder en un golpe de Estado el pasado mes de marzo) están cobrándose, además, múltiples víctimas civiles.

“En el último mes, hemos tratado a más de 60 personas en Bossangoa por heridas resultado de la violencia, la mayoría disparos y heridas de machete, incluidos mujeres y niños”, asegura la cirujana de MSF Erna Rijinierse.

“Desde octubre, se ha informado de violencia y enfrentamientos mortales en Bouca y Graga, en el noroeste de la RC, y en Mbaiki, en el suroeste. En este tiempo, civiles, personal sanitario y trabajadores humanitarias han sido objeto de agresiones físicas”, añade el texto.

El pasado 24 de marzo, la coalición rebelde Séléka derrocó en un golpe de Estado al hasta entonces presidente, François Bozizé, quien también accedió al poder en una asonada en marzo de 2003.

La ya precaria situación de seguridad del país se deterioró a partir del pasado mes de diciembre, cuando la coalición Séléka, compuesta por cuatro grupos rebeldes, se alzó en armas en el norte, al considerar que Bozizé no había respetado unos acuerdos de paz firmados en 2007.

Estos tratados contemplaban, entre otros asuntos, la integración de combatientes rebeldes en el Ejército centroafricano, la liberación de una serie de presos políticos y el pago a los milicianos sublevados que optaran por el desarme.