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Tania Sánchez: resistir es un deber ético

Hugo Martínez Abarca

Miembro del Consejo Político Federal de Izquierda Unida —

Madrid no es un juego. Es la comunidad de Cajamadrid-Bankia, del intento de Eurovegas, de los rescates a clubs de fútbol y constructores aprobando canalladas urbanísticas, del Madrid olímpico con logo perfilado por Urdangarín, de la privatización del agua, de la sanidad, del saqueo de Telemadrid, del espionaje y quema de coches entre miembros del mismo partido y el de operaciones púnicas en la que caen presos protagonistas de diversos partidos… Es una comunidad que se resume con la desaparición de dos diputados cuando la ciudadanía votó un cambio tímido, encabezado por alguien tan poco radical como Simancas pero que había anunciado, por ejemplo, la sustitución de Blesa, el de los correos que tanto retrataron.

En Madrid se juega mucho, pero Madrid no es un juego. Si además estamos en un año en el que tras las autonómicas hay las elecciones generales más inciertas y relevantes de los últimos 35 años, Madrid es central. Madrid, como Grecia, tienen la importancia que tienen por sí mismas más la que tienen como ejemplo. Ese Madrid que apesta es el que puede caer. No es un juego lo de Madrid, no.

No entraré en el contenido del supuesto caso Tania: quien quiere información real la tiene a su disposición, tanto por lo publicado por quien ha querido informar como por los 10.000 folios que ha aportado el Ayuntamiento de Rivas a los partidos de la oposición. Ahí habrán encontrado los escándalos más recientes: que Tania Sánchez (perdón, “el clan de Tania Sánchez”) se apuntó a cursos de capoeira y batería.

Es posible que cambie todo. Es posible que Tania Sánchez sea la próxima presidenta de la Comunidad de Madrid. Sólo desde esa constatación se puede entender que casualmente el lunes antes de las primarias de IU-CM ABC publicase la primera información sobre el supuesto caso Tania. Sólo desde la constatación de que hay cambios muy importantes en marcha, con un importantísimo apoyo popular, puede entenderse la campaña que hay en marcha. El acoso contra Tania Sánchez está eclipsando otros ataques contra todas las personas que pueden representar el cambio: todos de una relevancia ridícula, con informaciones manipuladas o directamente inventadas o incluso patéticamente erróneas.

Se empieza a hablar del Bankia Party, el partido que trabaja unido pero que trasciende con mucho la forma de partido. La tangentópolis madrileña tiene tentáculos mucho más allá del Partido Popular de Madrid, los tiene repartidos por poderes mediáticos, judiciales, políticos, empresariales… hasta deportivos. Hemos llegado a ver que resulta verosímil que un partido político presente una querella redactada por otro partido político contra dirigentes de este segundo partido pagándose todo con una tarjeta black de Cajamadrid. Hay un entramado que supera con mucho la agresividad y las redes de complicidad propias de nuestro caciquismo más tradicional.

Cuando hablamos de “fin de Régimen” estamos diciendo dos cosas, que este momento es el “fin” y que lo que acaba es un “Régimen”. Y por tanto que actuará corporativamente con todos sus medios para defenderse, todos los mecanismos mediáticos y financieros, judiciales y políticos; todos a una. Hemos visto al fiscal Horrach defendiendo hasta la obscenidad a la infanta Cristina y vimos en su momento la fabricación de una doctrina Botín; hemos visto campañas mediáticas para destruir a activistas honestos y para salvar a políticos corruptos, hemos visto direcciones de periódicos decididas por bancos.

No podemos pensar que esto es un juego y ni siquiera podemos olvidar que aún gobiernan ellos.

Sería idiota pensar que lo que está recibiendo Tania Sánchez es la cabeza de caballo. Estamos, acaso, ante una cabeza de hamster. Si esto sucede ante una incierta amenaza electoral, ¿qué no ocurrirá si gobernamos, si paramos el saqueo, si dejan de llegar los sobres prometidos, las concesiones urbanísticas, la privatización sanitaria o del monumental Canal de Isabel II? ¿Qué veríamos si un monstruo económico como es la Comunidad de Madrid es sustraído de las manos de los poderosos y es recuperado por los madrileños que están sufriendo la crisis? Ahí sí hablaremos de cosas mayores.

Por eso constituye un imperativo ético resistir. Es un imperativo ético para quienes apostamos por el cambio y sobre todo es un imperativo ético para quienes viven y sufren en primera persona el acoso. Cada ataque es más obsceno que el anterior. También más duro. Pero eso sólo refleja que existe miedo real a que se produzca un cambio sustantivo. Teníamos razón al hablar de fin de Régimen: por eso esto no es un juego.

Los ataques que recibe Tania Sánchez no están debilitando su candidatura sino exhibiendo su fortaleza, el miedo que genera en quienes tanto nos han robado. Por eso el llenazo en el acto del Palacio de la Prensa: los ataques han pasado el rubicón de la obscenidad y se convierte en un bumerán.

Si cediéramos, si nos rindiéramos, si les decimos que si dan tal o cual paso estamos dispuestos a arrojar la toalla, mañana, cuando hayamos ganado y estemos cambiando Madrid y el país… ¿aguantaremos los verdaderos ataques mafiosos y golpistas de ese poder desalojado? La respuesta es no: si no somos capaces de resistir ahora, mucho menos resistiríamos las verdaderas cabezas de caballo. Si no somos capaces de resistir ahora no merecemos gobernar, porque quien se rinde al poder ante una cabeza de hamster se entregará a él cuando estemos hablando de la verdadera derrota de un poder que se ha forrado a costa de nuestros derechos y nuestra democracia en el Madrid del tamayazo.

Resistir es un deber ético si realmente nos creemos que vamos a ganar para cambiarlo todo, para que los que han saqueado Madrid y el país se sometan a los poderes democráticos. De eso va esta primera batalla. Si la perdemos, si nos rendimos, no merece la pena ir a la guerra.

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