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Nosotros tenemos derecho, ¿y usted, señor Wert?

Protesta en la Puerta del Sol de Madrid contra los recortes en educación. \ EFE

Cruz Díez

Es profesora de Inglés en un centro público de enseñanza secundaria de Madrid. —

Limitándonos a los pocos años que llevamos del siglo XXI, la alternancia de siglas de los partidos gobernantes ha ido de la mano de los cambios en las siglas de las leyes educativas: LOCE (2002) y PP, LOE (2006) y PSOE, LOMCE (2013-proyecto) y PP de nuevo. ¿Hay acaso una politización mayor de la educación que esa? Pues parece ser que nuestro ministro de Educación, José Ignacio Wert, ha encontrado algo aún más politizado en nuestro sistema educativo: las huelgas.

Wert no hace sino repetir un discurso que ya nos es muy conocido a los profesores de la marea verde madrileña. En 2011 Esperanza Aguirre se refirió a la serie de huelgas de profesores de septiembre como “política” y añadió que “no tendría que existir”. Detrás estaban, a su parecer, el Partido Socialista, Izquierda Unida, “los indignados” y “los de la ceja”. Han pasado dos años desde aquellas declaraciones y el Partido Popular pone en práctica de nuevo, esta vez en boca de Wert, la estrategia que tan bien le funciona: distraer la atención de los motivos reales de las protestas.

Sin embargo, la sociedad española ya no es la misma que la de hace dos años, y hay cosas que ya no se pueden esconder tan fácilmente. Detrás de las huelgas de educación lo que hay son unos recortes brutales en recursos, inversión, personal, plazas, becas y ayudas, amén de unas inasumibles subidas de tasas y un empeño por imponer un sistema “educativo” neoliberal, rancio, sexista, clasista, segregador y adoctrinador.

Así que, ¿son las huelgas en educación huelgas políticas? Pues en tanto en cuanto que son respuesta a estas políticas educativas del Gobierno, por supuesto que lo son. Del mismo modo que también es política privar a la clase trabajadora de un acceso a una educación pública de calidad, o lo es asegurarse de que sólo las clases más adineradas puedan tener acceso a unos estudios universitarios.

Por otro lado está la cuestión meramente laboral. Como profesora, soy obrera de la educación y por tanto tengo el mismo derecho a hacer huelga que el resto de los trabajadores, pero el Partido Popular, en su esfuerzo por denostar mi profesión, quiere negarnos también esto. A este respecto, Wert ha dicho que la huelga del día 24 de octubre es “absolutamente injustificada” . Sin embargo, a mí se me ocurren varias justificaciones –además de las motivaciones educativas antes enumeradas– para convocarla. Por ejemplo y entre otras razones, el hecho de que cada vez trabajamos más y cobramos menos (incluyendo aquí el robo de nuestra paga de diciembre de 2012); que nuestras condiciones de trabajo son cada vez peores, en aulas masificadas y con temperaturas no aptas para el desarrollo de la actividad laboral; que no podemos realizar nuestro trabajo con la calidad que se nos exige (y que nos autoexigimos) por falta real de tiempo y de recursos; que muchos miles de profesionales de la enseñanza han sido despedidos y que otros miles tienen contratos precarios; y que estamos hartos, muy hartos, de que nos difame y ataque quien más debiera defendernos.

Hace sólo seis días, el mismo Wert calificaba las protestas por la LOMCE como una “fiesta de cumpleaños” y ahora tacha las huelgas de “políticas”. Pues cada fiesta de cumpleaños política de estas nos descuenta más de 80 euros de la nómina a los trabajadores. Supongo que esto es para ustedes una minucia teniendo en cuenta lo que gastan en sus fiestas sólo en confeti, pero nosotros no tenemos sobresueldos y nos supone un esfuerzo considerable. Por favor, dejen de insultarnos con sus intervenciones y entiendan que cuando hacemos huelga lo hacemos como trabajadores y como ciudadanos tremendamente conscientes de la importancia de la educación. Nuestros motivos laborales, ideológicos, económicos, políticos y educativos sí que están amparados por la Constitución y por la legislación democrática. ¿Lo están también sus políticas, señor Wert?

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