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El sexo en el embarazo: la placentera preparación para el parto

Médicas y matronas recomiendan la actividad sexual durante el embarazo.

Rocío Niebla

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Cuatro amigas hace seis meses que no se ven. En ese impasse una de ellas, Alba Sánchez, ha engordado diez kilos y en su cuerpo late otro corazón. Las amigas no madres la miran contrariadas y expectantes: “Lo mejor del embarazo es el sexo, sin duda. Noto en la vagina muchísimo más placer. Los orgasmos son más rápidos y diría que más intensos”.

Ante esas primeras sensaciones, la embarazada acudió al libro Ser mamá, guía del embarazo del parto y posparto (Grijalbo, 2022) de la matrona Nazareth Olivera, donde encontró respuesta. Efectivamente, la capacidad para el placer aumenta durante el embarazo. 

Olivera es conocida en redes sociales como Comadrona en la ola, trabaja para la sanidad pública y es madre de tres hijos. Dice que el embarazo supone un aumento del volumen de sangre en el cuerpo de la mujer y que, para poder nutrir la placenta y al bebé sin dejar de abastecer a la madre, se llega a tener hasta un 50% más de volumen sanguíneo. “Por tanto, la vulva y la vagina están muy irrigadas”. Es por eso que aumenta la sensibilidad en la zona genital. “La mucosa se engrosa, está más turgente; por ello muchas mujeres tienen ese aumento de sensibilidad”, dice. La gran cantidad de estrógenos producidos durante el embarazo favorecen una mucosa vaginal lubricada y engrosada, que también contribuye a esa sensibilidad placentera que comenta Alba Sánchez.

Según la matrona, el clítoris está “más hinchado” y “en general, las mamas y los pezones están más sensibles por las hormonas, por el crecimiento de la mama y por el aumento de volumen sanguíneo”. Más placer y mayor sensibilidad. Incluso hay algunas mujeres embarazadas, –pocas, dice– que tienen tanta facultad de sentir en los pezones que les acaba siendo más molesto que erótico. La ginecóloga y sexóloga Maria Alvarez Vinuesa, del Hospital Sant Jaume de Calella, afirma que como la irrigación de la zona genital aumenta, hay mayor lubricación y sensibilidad: “Esto hace que muchas mujeres durante el embarazo tengan orgasmos más rápidos, intensos y prolongados”. A medida que el embarazo avanza, señala la doctora, los orgasmos se pueden percibir como contracciones uterinas, pero “no hay que asustarse, ya que un orgasmo no desencadena un parto a no ser que sea un embarazo de riesgo”. Así que, “lo que hay que hacer es disfrutarlo”.

El placer como productor de oxitocina

Las relaciones sexuales placenteras aumentan la producción de oxitocina y dopamina, ambas hormonas producen vasodilatación aumentando el riego que llega a la placenta y al bebé. La oxcitocina es la hormona responsable de las contracciones uterinas, es decir, de poner un cuerpo de parto, pero también la oxitocina es la hormona de las relaciones sociales, del amor y del placer. “Se produce desde el sistema nervioso parasimpático, el de la calma y la conexión”, asegura Nazareth Olivera. La doctora Maria Alvarez Vinuesa dice que el sexo, tanto en pareja como en solitario, disminuye la ansiedad, y es por eso que después de las relaciones sexuales desciende el cortisol. “El cortisol y el estrés son un conocido bloqueante del trabajo de parto”.

El embarazo es una época de cambios. Alvarez Vinuesa afirma que muchas veces produce cierta ansiedad e inseguridad, incluso miedo, y que “tener relaciones sexuales placenteras puede mejorar la situación”. La música y el sexo amansan a las fieras. El placer nos pone de buen humor y nos relaja. Stefanie Redón Fitzl trabaja como ginecóloga y sexóloga en Gynaikos, en Barcelona, y señala que el sexo favorece un estado emocional positivo debido a la liberación de las endorfinas, un bienestar que también recibe el bebé, ya que las endorfinas le llegan a través de la placenta. Para la doctora Redón Fitzl el sexo es buen regulador del sueño debido al efecto relajante postcoital: “Y esto es importante porque los desórdenes del sueño son muy frecuentes durante el embarazo”. Dormir y descansar son fundamentales en el proceso de gestación.

Más allá del propio placer y la segregación de hormonas a modo de fuegos artificiales, practicar sexo mejora la recuperación posparto, ya que, dice Redón Fitzl, los músculos que forman parte del suelo pélvico se ejercitan, lo cual ayuda a fortalecerlos antes del parto. Y Nazareth Olivera añade: “El sexo es un masaje perineal maravilloso”. Deisy Tavares, fisioterapeuta obstétrica y uroginecológica que trabaja en el centro Suelo Consciente, dice que durante el orgasmo se pueden producir contracciones tanto de los músculos del suelo pélvico como de la vagina y el útero, y que estas contracciones son “uno de los mejores entrenamientos para el suelo pélvico, ya que durante el orgasmo se contraen mayor número de fibras musculares que con los ejercicios de Kegel”. Afirma que el 20% de las fibras musculares del suelo pélvico son de contracción voluntaria, mientras que el otro 80% son fibras de contracción involuntarias y posturales y, justo esas, son las que se contraen cuando alcanzamos el clímax. La idea fuerza es clara: “Cuantos más orgasmos, mejor para nuestro suelo pélvico”. 

Los músculos del suelo pélvico ayudan en el posicionamiento y desplazamiento del bebé a través de la pelvis, por lo que, asegura Tavares, es importante conseguir el equilibrio entre el tono, la fuerza y la elasticidad de cara al parto. “Estos músculos se deberían entrenar y ejercitar durante el embarazo, ya que una musculatura perineal sana y tonificada está mejor preparada para el proceso de compresión y estiramiento al que será sometida durante el parto”. El sexo, u otros ejercicios pélvicos, previenen lesiones o disfunciones de cara al posparto. 

La penetración y el semen

A partir de las 37 semanas y hasta las 42 el embarazo se considera 'a término'. Durante estas semanas el cuerpo empieza a prepararse. La doctora Alvarez Vinuesa dice que se inician las modificaciones que ayudarán a desencadenar el trabajo de parto: como la acortación del cuello uterino, la expulsión del tampón mucoso y las contracciones de braxton hicks que permiten prepararse al útero. “La penetración, al estimular mecánicamente el cérvix, puede favorecer el acortamiento del cuello uterino. Hay que tener en cuenta que durante el tercer trimestre sobre todo el cérvix está muy vascularizado y a veces puede sangrar un poco después de la penetración. No es nada grave, pero es bueno que la mujer lo sepa”, afirma.

El semen contiene prostaglandinas. Nazareth Olivera dice que las prostaglandinas en un embarazo a término “forman parte de la cascada de hormonas que maduran el cuello del útero para que esté preparado para la dilatación”. Pero señala que la cantidad que contiene el semen es muy pequeña y no influye en que un parto se ponga en marcha. La doctora Stefanie Redón Fitzl dice que en ocasiones es necesario ayudar a iniciar el trabajo de parto y “se indica que las relaciones sexuales pueden ser una forma efectiva”. Sin embargo, “no hay suficiente evidencia científica para mostrar si la penetración y el semen son efectivos”. Lo que sí que es cierto, prosigue, es que las prostaglandinas “se utilizan médicamente para favorecer las contracciones, y que concentradas y de forma directa tienen unos efectos muy fuertes”. Por lo tanto, el semen durante el coito podría trabajar por ese camino, aunque no con la misma intensidad que la prostaglandina médica.  

El sexo no es solo penetración 

El sexo es con y sin pareja. La matrona avisa: “¡No perdamos de vista que el autoplacer está a nuestro servicio! La masturbación es sexo igual de maravilloso, y se pueden utilizar vibradores siempre que sean de silicona médica y se laven bien tras cada uso. Además, los dildos favorecen la elasticidad y relajación del periné de cara al parto”. En un embarazo a término, el orgasmo favorece las contracciones de preparación. “En un parto incipiente podría llegar a dar un empujoncito y desencadenarlo, pero solo si el parto fuese inminente”, dice Nazareth Olivera.  

Para la ginecóloga Stefanie Redón Fitzl la masturbación está igualmente indicada y recomendada. Con las manos, por supuesto, pero también existen muchos tipos de juguetes sexuales a los que se puede recurrir. “Se pueden utilizar succionadores de clítoris y vibradores también, siempre que hayan sido limpiados y desinfectados previo uso para evitar infección vaginal”. Redón Fitzl dice que, en el caso de utilizar lubricantes, lo mejor es usar uno de base acuosa, que no altere el pH de la vagina. Debemos también asegurarnos de que los juguetes sexuales no estén fabricados con ftalatos.

Sexo contraindicado, ¿en qué casos?

La doctora María Álvarez Vinuesa asegura que las relaciones sexuales son bienvenidas en cualquier momento del embarazo exceptuando casos concretos:

- Cuando hay amenaza de aborto o se produce algún hematoma retrocorial (acumulación de sangre en la zona de la placenta que puede suponer un riesgo de aborto).

- Cuando existe una amenaza de parto prematuro (aparecen contracciones regulares y modificaciones del cuello uterino antes de la semana 37 de embarazo).

- Si existe una incompetencia cervical, cuello uterino que se acorta y comienza a abrirse de manera prematura.

- En los casos de placenta previa, cuando la placenta cubre parcial o totalmente la abertura cervical.

- Si hay rotura prematura de membranas, si se ha roto la bolsa de las aguas.

- Si se tiene antecedente personal de parto prematuro o incompetencia cervical en embarazos previos. 

El aborto espontáneo del primer trimestre en un embarazo previo no contraindica las relaciones sexuales. La pérdida del tapón mucoso al final del embarazo no contraindica las relaciones sexuales. Y concluye: “De todas maneras, hay que individualizar cada caso. La gran mayoría de la veces las relaciones sexuales durante el embarazo no solo no están contraindicadas sino que son recomendables”. Si existen dudas o miedos es preciso consultar con la matrona o la ginecóloga de referencia.

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