“¿Quién puede ir a una [tienda de discos] sin darse el gustazo de pasar los vinilos con los dedos?”, se pregunta el periodista cultural y crítico de música, Fernando Navarro, en su libro Maneras de Vivir. Ese placer se lo está pegando una pareja de turistas italianos en Record Sevilla mientras suena el álbum Wind & Wuthering de la banda británica Genesis.
“Vienen todos los años”, resalta Luis, que es memoria viva y el encargado de la tienda de discos más antigua de Sevilla. Autodenominado “El Gurú”, lleva 25 años poniendo y vendiendo música en un negocio que fundó Juan Luis Azagra en 1983.
Record Sevilla, ahora en manos de su hijo Juano Azagra, es el lugar donde encontrar álbumes olvidados accidentalmente o conocer a algún artista de nombre impronunciable y que atrapa. El proyecto nació en la “época buena en la que se vendían discos y continua milagrosamente abierta gracias a un hábito que se ha sabido transmitir de padres a hijos”.
Luis no se atreve a calcular el número de referencias y suelta un parco “miles”. Las estanterías rebosan de vinilos y CDs conformando un catálogo variopinto: de la electrónica al garaje; del reggae al soul; del pop a cantautores; bandas sonoras, música clásica o folclórica. Incluso tienen una buena colección de flamenco y de música de Semana Santa. “Aquí viene el colgado de la sevillana o el que te pide el último de Rosalía”.
La tienda, que además vende camisetas, chapas, parches y distintos artículos de merchandising, “lo toca todo” y se abre al mercado de la segunda mano, las reediciones y las novedades. Han tenido joyas como el primer single de Pink Floyd o el original de Fantasía Occidental de Silvio y Sacramento.
El consumo de la música sigue dominado por el streaming aunque, según datos de Promusicae, el mercado físico experimentó un repunte del 14,8% en el primer semestre de 2025 gracias a la venta de vinilos.
Luis no ha notado tanto ese crecimiento que denomina “testimonial”. “Es como cuando dicen que la economía del país va como un tiro y luego está todo el mundo tieso”. Por eso el negocio busca la estabilidad antes que apoyarse en unas tendencias gestionadas principalmente por las discográficas donde se prima llenar estadios y “la matanza” por las entradas.
En Record Sevilla defienden la música en formato físico por dos hechos diferenciales: la aventura y el sonido. “La gente viene a por algo en concreto y se acaba llevando otra cosa completamente distinta. Ese factor es realmente brillante”, cuenta su encargado que se resiste a lo digital.
“En un vinilo analógico se huele la mano del productor, del estudio… hasta las moquetas y el perro que tenía el tío. Eso se borra completamente cuando lo pasas a digital donde todo suena exactamente igual. De tal manera que no se sabe, por ejemplo, si suena el primer o el último disco que grabaron The Beatles”.
Durante toda su trayectoria, este comercio ha funcionado como referente para músicos y bandas locales. “Por aquí han desfilado Reincidentes, Dogo, SFDK… Acción Sánchez venía y se llevaba lo más raro que se pudiera encontrar”, recuerda Luis. Record Sevilla era “la fuente de la que se bebía, no como ahora donde se le da a un botón. Y eso tampoco tiene gracia”.
“Mucha de la gente que estamos haciendo música ahora hemos tenido allí un contacto friqui con el mundo de los discos. Para muchos ha sido, durante la adolescencia, un lugar de encuentro con mucha música a la que no podíamos llegar por nuestra cuenta”, explica Kike Suárez, del grupo sevillano Vera Fauna.
“¿Quién ha visto mi ciudad? / La están borrando / Todos los rincones que eran parte de mi / Están cambiados”, canta Suárez en el tema Candelaria. El cantante, con 15 años, compró en Record Sevilla un recopilatorio reggae de Troja Records “completamente a ciegas porque la portada estaba guapa”. El descubrimiento le abrió las puertas hacia otros sonidos y estilos.
Desde los inicios “ha cambiado todo”. Luis, usuario antes que empleado, evoca la década de 1980: “Imagínate un chaval de 13 años, hasta los cojones de estudiar… Los fines de semana te ibas a ver discos y a comprarte camisetas de tus grupos. Y luego te comprabas una hamburguesas de esas que valían 25 pesetas. Eso era”.
Luis reconoce que en ocasiones dan el negocio por cerrado. “Alguno cree que ya estaba muerto”, bromea. Pero sigue de parranda y hay muchos clientes o exalumnos del cercano IES San Isidoro que vuelven al cabo de los años. “Les da una gran alegría; es un baño de nostalgia”.
Record Sevilla lleva más de cuatro décadas siendo un refugio sonoro en pleno centro histórico (C/ Amor de Dios, 17) y aguanta la transformación urbanística de su calle. Entre tanta franquicia, complejo hotelero y cafeterías de especialidad, la tienda de vinilos es parte de la resistencia cultural y del comercio local de la ciudad. “El reto es continuar sin grandes objetivos. Que vayan cayendo las hojas del calendario y no nos lleve la corriente”, subraya Luis.
Sobre este blog
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