Vera Fauna, la reivindicación millenial de la Macarena
El primer encuentro con Vera Fauna tuvo lugar hace algo más de un año. Dio para un café y un par de cervezas. La cita, en la trasera del bar Casa Manolo, no se alargó ya que la banda sevillana estaba ultimando los ensayos de la gira de presentación de su primer LP, Dudas y Flores. Tenían programado un concierto el 13 de marzo de 2020 en Sevilla. Y llegó la pandemia. El desquite vino recientemente con una doble sesión en la Sala X de la capital andaluza.
Vera Fauna ha recogido el legado de numerosos grupos con nombre de animales bajo 'Fauna'. No por ombliguismo sino “porque sonaba bien” incluyeron el 'Vera'. Kike Suárez (voz y guitarra), Javi Blanco (guitarra), Jaime Sobrino (bajo y voz) y Juanlu Romero (batería) ya podían presentarse en público tras cinco años juntos. “Antes tocábamos de una manera más egoísta, para nosotros. Ahora nos hemos esforzado en una música….” “Inteligible”, completa Romero la frase de Suárez. Porque al fin y al cabo, como asegura el cantante, “no tenemos problemas muy diferentes al resto de la gente. Con contar nuestras historias iba a ser fácil conectar”.
Dudas y Flores (editado por Purple Moon Records) es el culmen de un trabajo de dos años. Grabado con Raúl Pérez en el estudio La Mina, el escollo principal hacia este álbum debut ha sido geográfico y político. “Si hubiésemos estado afincados en Madrid todo hubiera sido mucho más rápido”, dice Sobrino aunque reconoce que a Vera Fauna no le sientan bien las prisas. A Romero, el centralismo le produce vértigo y expresa que la celeridad riñe con la creatividad. De repente la periferia cobra relevancia y en la capital se presta atención al retumbe de grupos como DMBK, Califato ¾, All La Glory, Quentin Gas y Los Zíngaros, Palo Alto… “La gente tiene menos complejos a la hora de sacar un proyecto”, afirma Suárez.
Vera Fauna exhibe un disco luminoso y, además de cegar musicalmente, da 'guantás' sin manos con unas letras que van de tapadillo. Su formato colorido (las flores) embelesa al oído que de repente se enfrenta a unas canciones que abordan los problemas de los jóvenes de hoy en día (las dudas) como la angustia, la precarización laboral y la turistificación.
Han cambiado a los chavales
La rueda está engrasada a base de contratos basura, 'titulitis' que engordan currículums, colas en las oficinas del Servicio Público de Empleo Estatal, frustraciones por decreto, sueños hecho añicos, pastillas para la ansiedad, alquileres por las nubes y equilibrios para llegar a fin de mes. Y a los jóvenes se les obliga a girar la cara para que la sociedad no se dé cuenta que están sufriendo. “[La chavalería] está atomizada y por eso es complicado sacar un espíritu generacional compartido como en el siglo XX”, dice Sobrino.
Vera Fauna responde con un trabajo donde “lo personal y lo político está muy 'rebujao'”. Ellos no quieren estar sin protestar y sus gargantas ya se secaron de pedir perdón. “Nos hemos posicionado, pero habiendo las cuatro migajas que hay [en el sector], hacerlo te puede perjudicar. En una situación de carestía tan gorda, opinar abiertamente da miedo”, dice Suárez.
El cantante explica que Dudas y Flores “está inserto en la comunidad” y a pesar de tener un epicentro de apenas 500 metros de diámetro, el barrio, su música ha sobrepasado las murallas. El público se reconoce en unas letras que dan cobijo. Las canciones desatascan estados de ánimo y se convierten en el mejor remedio para salir de casa después de dos días sin sol. “El disco es muy terapéutico” y el tema Los Naranjos hizo compañía a mucha gente durante el confinamiento.
Aunque parezca mentira
Vera Fauna hace una psicodelia cantada en andaluz y sus influencias pasan por Boogarins, Beach Fossils o Nick Hakim, entre muchos otros. A Romero, no le interesa mucho quedar etiquetado: “Cada uno se la lleva [nuestra música] a las referencias que ha escuchado”. Y en esa amplitud se sitúa cualquier oyente, desde al que le suena a Triana o al que lo asocia con Pink Floyd. O todo a la vez. “No sé si es necesario explicarle a la gente lo que es pop lo-fi y dárselo masticado o simplemente decirles 'escúchalo y a ver qué te gusta'”, comenta el batería.
Ellos revisitan los sonidos que confeccionaron su infancia e incluyen a Pata Negra, a Camarón, a Mártires del Compás, a Lole y Manuel, a Kiko Veneno y, en general, a toda la creación flamenco fusión de principios de la década de los 90 que han mamado. Además, sacan pecho por una época, la de principios de siglo, donde la producción andaluza “era acojonante”. Palmitas, licra y sellos de oro. Las Niñas, Los Caños, Las Chuches, La Húngara, Radio Macandé…
Dudas y Flores contiene una versión de Colorada de Papá Levante “hecha con mucho respeto”. “Queríamos acercar la calidad de esa canción al oído de las personas y reclamar que está olvidada”, apunta Sobrino. Porque hay una generación que creció con esos temas y se busca en los mismos. Ahora la tendencia ha cambiado. “La música que se asociaba con lo verbenero y que teníamos un poco escondida, no sé si con vergüenza, ahora se escucha, además de bailarse”.
Vera Fauna se olvida de la hipermasculinidad impuesta por el rock y se han puesto “lolailos a su modo”. Sin miedo a mostrar sus sentimientos, vuelan. “Es muy liberador porque nos quita el yugo de ser duros y rotundos que es lo contrario a lo que luego somos”, aclara Suárez.
Sevilla, en cuatro calles
El tema Candelaria, que abre el álbum, se ha convertido en un himno contra la turistificación. Por mucho que lo avisara el escritor y músico Fernando Mansilla, están cerrando los ultramarinos y también las mercerías. La transformación de la ciudad es imparable y Vera Fauna milita en la trinchera de lo suyo (de su barrio, de sus calles, de sus esquinas, de sus banquitos, de sus plazuelas y de sus comercios) ante la apertura de nuevos hoteles y la sensación de que están borrando muchos de los rincones sevillanos. “Es una locura. Los procesos de cambio son cada vez más rápidos y más violentos”, indica Romero. “Ya no del espacio privado que provoca la gentrificación y la subida de los alquileres sino la toma del espacio público, como los veladores, que hacen que la ciudad se convierta en un parque temático”.
A Vera Fauna le mola el directo. Después de un año sin pisar los escenarios, el horizonte se despeja. Los chicos parecen que están bien. Ha sido un viaje largo.
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