Días de Empresa es un espacio en el que eldiarioand quiere contar las historias de las empresas andaluzas. Cómo discurre sus días, cómo nacen y cómo se consolidan, y cómo, desde aquí, desde Andalucía se construye sociedad a través de las iniciativas empresariales.
El Paseo celebra el oficio de editar libros con cariño y sin prisas
“El mercado editorial, en general, es una gran ficción de un movimiento de circulación y devolución de novedades atroz. En ese sentido, hay una sobreproducción brutal”, explica David González Romero, editor y director de El Paseo.
Para escapar de la burbuja editorial actual, este proyecto independiente se empeña en no publicar más de una quincena de novedades al año, “una cifra bastante razonable y sostenible”.
González Romero, tras muchos años en otros sellos editoriales, quiso “recuperar un poco el sabor de poder hacer libro a libro y trabajarlos bien”. Lleva ya casi una década anteponiendo el mimo en su trabajo y no arriesga con los tiempos. “El libro no tolera los ritmos que llevamos porque necesita un detenimiento”, dice.
La viabilidad de un negocio de “márgenes muy estrechos” requiere de una postura pragmática: medir los números reales de venta, el índice de lectura, la capacidad de respuesta… “En España hay un fenómeno bastante distorsionador que justifica toda esta circulación. Es el libro regalo, o sea, el comprado que no leído”, explica González Romero.
Con la sostenibilidad y la “precariedad cero” como premisa, El Paseo centra su actividad en “sacar libros que tengan un recorrido real de compra por parte del consumidor-lector y de lectura y de disfrute”.
“Bazar moruno”
González Romero lo mismo edita un microtema local que gran literatura universal. Le “engolfa” publicar libros dedicados a la Semana Santa o al Carnaval de Cádiz —que disfruta “muchísimo”— y no se corta y recopila la obra proustiana en siete volúmenes —“una machada”—. Su criterio, señala, es que “el libro tenga mirada propia y discurso”.
El Paseo cuenta con un catálogo variado: de clásicos modernos de la literatura española y extranjera a temas históricos y biográficos; de libros prácticos asociados a la creatividad a títulos para todas las edades. También invita a hacer un “paseo bizarro” a través del humor y la cultura popular y propone la temática local como atractivo para un público global.
“En el fondo soy un poco bazar moruno. Tengo muchos intereses y me gusta tratarlos todos”, comenta González Romero, que está “totalmente en contra de los discursos de especialización”.
Son “plurales y variados” como resalta el responsable de comunicación, Gonzalo Gragera. “La editorial se diferencia en que va contra esa lógica de tener un mismo tono, un mismo criterio, una misma temática, una misma estética…”, apunta.
“Con criterio”
En el itinerario que propone El Paseo también hay paradas para la recuperación de obras descatalogadas. La editorial ha rescatado obras de autores españoles como Rafael Montesinos, Antonio Núñez de Herrera, Carlos Edmundo de Ory y Juan Antonio Zunzunegui. Su editor reconoce que “no es un camino comercialmente grato, porque no se vende mucho”. Sin embargo, el capital cultural valida unas decisiones “con criterio” y alejadas de las modas.
“Somos arriesgados porque estamos llamando a la puerta de autores que normalmente no son nada leídos ni conocidos, a los que tienes que poner en pie. Y una editorial tan pequeña como la nuestra no tiene tanta capacidad como para convertirlo en un fenómeno”, explica González Romero.
Independencia desde el sur
Con casi 150 referencias, la editorial sevillana ha enganchado de la mano a un público “bastante heterogéneo” con el que echar a andar. De lectores de Chaves Nogales o Emmy Hennings a aquellos que les gusta consumir la novela del año de Julio Muñoz (@Rancio). Esta gama de públicos “emociona” a González Romero que reconoce que si conociera la escena mediática de Madrid o Barcelona como la de Andalucía la difusión “crecería mucho”.
Alejados de los centros de decisiones, la labor de Graguera es “fundamental” para promover un catálogo de una “manera más amplia y lejana”. Diario de una perdida de Margarete Böhme o El Estado Pesebre de Carlos Arenas Posadas son ejemplos de cómo, en ocasiones, se consigue captar la atención de los medios nacionales.
La editorial prima lo físico y ha tomado una decisión “antimoderna, pero de plena conciencia”. González Romero acepta las ventajas de la digitalización, pero su catálogo está “muy parcialmente” en formato digital. “Conforme poníamos nuestro libro electrónico en el mercado, crecía la piratería y bajaban las ventas físicas. Eso a los grandes no les pasa porque tienen grandes volúmenes, pero a nosotros sí”, explica.
Lo de aquí
La apuesta por la temática local es “vital”. “Siempre buscamos los cambios en la mirada para que la gente, con los libros que hagamos, comprenda el cliché”, dice.
Los libros de Julio Muñoz, Francisco Robles, David Montiel, Miguel Antílopez, “Los Compadres” o Alex O'Dogherty dan “un juego de equilibrio muy atractivo porque también son un pulso de público”, es decir, un contacto inmediato con los lectores principalmente en Andalucía.
“David [Montiel] hace género negro y después historia del Carnaval [de Cádiz]. Creo que cada vez tiene más público y vende mejor. Y en el caso de Julio [Muñoz]... es alucinante. Es un tipo que ha fabricado más lectores que muchos de los autores más vendidos de este país”, subraya González Romero.
En un contexto donde premia lo inmediato, la editorial sevillana insiste en hacer libros con sosiego y alegría. Su dirección apuesta por “un crecimiento lento, sostenible y tranquilo” y no se pone grandes metas. Tras publicar El Pasodoble Interminable de Juan Carlos Aragón —“posiblemente el autor más vendido unitariamente”— le gustaría tener “la parejita” y editar al músico y compositor Antonio Martínez Ares. El proyecto de González Romero avanza sin prisa. “Ahora ya el paseo es un maratón”.
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