Los cinco días 'sin cobertura' de Juanma Moreno: del “siempre se me ponen al teléfono” a “el PP de Almería no lo coge”

Daniel Cela

Sevilla —
20 de noviembre de 2025 15:05 h

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El 15 de junio de 2021, agentes de la Guardia Civil irrumpieron en la Diputación de Almería, gobernada desde hace más de 30 años por el PP andaluz, y arrestaron a su vicepresidente tercero y responsable de Urbanismo, Óscar Liria.

La UCO señaló a Liria como epicentro de una supuesta trama de corrupción por el cobro de comisiones ilegales en el contrato de mascarillas de la Diputación con la empresa Azor Corporate Ibérica, cuyo dueño estaba siendo investigado por tráfico de drogas y venta ilegal de armas.

Aquel contrato lo había firmado el presidente de la institución provincial, Javier Aureliano García, un joven pujante en el PP andaluz de Juan Manuel Moreno, el 8 de abril de 2020, en pleno confinamiento por la pandemia y con miles de muertos e infectados por Covid-19.

Cuatro años y medio después, aquella investigación judicial se ha ramificado en una segunda pieza que apunta a supuestos amaños de contratos públicos en la cúpula de la Diputación almeriense para enriquecerse con la adjudicación de obras municipales a la misma empresa a las que compró aquellas mascarillas. El presidente de la institución está detenido, junto a dos de sus vicepresidentes, sus dos hermanos y otros tres arrestados vinculados a su partido.

La sacudida al PP de Moreno ha sido “durísima” por muchas razones: porque impacta de lleno en la línea de flotación de un partido que ha hecho de la lucha contra la corrupción una seña de distinción -Moreno llegó al Gobierno a lomos del caso ERE, del caso Faffe y de otras causas fraudulentas, que sepultaron al PSOE andaluz, tras 37 años en el poder-. “Antes, cuando se hablaba de Andalucía salían titulares de corrupción, ahora no”, ha repetido machaconamente el dirigente popular.

Y segundo, porque la supuesta trama almeriense guarda un parecido razonable obsceno con el caso Koldo-Ábalos-Cerdán, principal caballo de batalla del PP nacional contra Pedro Sánchez. Y eso rompe el discurso de los populares. “Me preocupa mucho. De todo esto sólo hay un beneficiado que es Vox”, ha admitido este jueves el presidente andaluz, en una entrevista en Antena 3.

El partido de Santiago Abascal avanza en todas las provincias en intención de votos pero, según las encuestas que maneja Moreno, puede desplazar al PSOE como segunda fuerza en Almería, Málaga y Huelva, arrebatándole con ello la mayoría absoluta en Andalucía.

Es el segundo golpe que encaja de lleno Moreno, sin verlo venir, en menos de un mes, después de la crisis de los cribados de cáncer. “Sorpresa, estupor, tristeza”, ha dicho el dirigente popular, que se “desayunó” la noticia de las últimas detenciones en un acto con periodistas, sin un argumentario a mano para poder reaccionar. “Dije a los míos: llamad a Almería, pero no nos cogían el teléfono”.

Al presidente de la Junta y presidente del PP andaluz no le cogían el teléfono en la dirección del PP almeriense, el más robusto en términos electorales. Siendo, además, uno de sus consejeros en el Gobierno número dos de esa formación. Es una imagen insólita para cualquiera que haya seguido los pasos de Moreno por la agenda política nacional los últimos siete años.

Sólo cinco días antes de las detenciones, durante la presentación de su libro Manual de convivencia. La vía andaluza (Espasa) en Málaga, su realidad era otra, muy distinta: “Ser presidente de Andalucía te puede embriagar (...) te convierte en una de las personas más importantes del país y llames a quien llames, siempre se va a poner al teléfono”, había dicho, citando al jefe del Estado, el rey Felipe VI, o a los presidentes de las empresas del Ibex-35.

Almería siempre ha sido un bastión del PP, pero del PP almeriense antes que el PP andaluz. El fuero del conservadurismo más recio -del que se escindiría Vox en su versión más xenófoba-, con ilustres dirigentes como Gabriel Amat (todopoderoso presidente de la Diputación; Juan José Matarí o Javier Arenas, que encabezó varias veces la lista electoral por Almería). Matarí y Arenas eran, además, los únicos interlocutores de Luis Bárcenas con la dirección del PP, cuando el extesorero ya había roto con su partido investigado por financiación ilegal.

Dos crisis profundas en un mes

Moreno ha gobernado durante los últimos siete años sin apenas sobresaltos, consolidando su liderazgo con una rotunda mayoría absoluta en las elecciones de 2022, pero ha perdido el guión de ganador dos veces en el último mes. Sin embargo, hay diferencias notables entre el sorpasso de los cribados de cáncer, que precipitó el cese de su consejera de Salud, y la trama de corrupción del PP almeriense. De esta última estaba en sobreaviso desde el 15 de junio de 2021.

Nueve días después de que la UCO irrumpiera en la Diputación de Almería y arrestara a su vicepresidente, el presidente andaluz se enfrentó a las primeras preguntas de la oposición en el Parlamento. Durante la sesión de control del 24 de junio, la portavoz de Por Andalucía, Inma Nieto, le espetó: “No le hemos oído hablar de la prisión sin finanza del que era su director de marketing en el partido [Liria] por haber comprado material sanitario a un narcotraficante”.

Moreno se encogió de hombros -“no sé qué corrupción, no sé qué corrupción”- y le respondió: “Me ha hablado de un señor de Almería, que ya está fuera del partido, dimitió el mismo día, ese mismo día se le dio de baja en el PP. Aquí en el momento que se señala, desaparece del partido”.

Cuatro años después, el arresto del presidente de la Diputación de Almería y su entorno ha provocado la misma reacción: el partido les ha dado de baja cautelar y su puesto como líder del PP provincial lo ha asumido su número dos, el consejero de Agricultura, Ramón Fernández Pacheco.

La exigencia de responsabilidades políticas ante investigaciones judiciales por el supuesto cobro de comisiones ilegales varía en función de si caen dentro de tu partido o en el del frente. Moreno ha puesto en valor que el PP apartase de la militancia a sus cargos detenidos e imputados, pero los populares han exigido machaconamente la dimisión del exministro José Luis Ábalos, que también fue expulsado del PSOE, pero mantiene su acta de diputado.

Estos días, cuando le han preguntado al presidente andaluz por qué no actuó antes contra dirigentes de su partido salpicados por una investigación judicial abierta desde hace cuatro años y medio, Moren ha dado una respuesta vacilante: “Cuando la Justicia inició trámite, en principio, por la información de los procedimientos judiciales que se abrieron, no había causa. Entonces, cuando no hay una causa, no puedes expulsar a una persona y condenarla prácticamente a la muerte social, porque le condenamos al ostracismo social y no vuelve a encontrar empleo”, ha asegurado este jueves.

Lo cierto es que en 2021 sí había causa judicial abierta, fruto de la cual había sido arrestado el vicepresidente de la Diputación de Almería, que entonces también estaba en la ejecutiva de su partido. Óscar Liria, además, tuvo que comparecer en la comisión de investigación de las mascarillas del Congreso, citado por el PSOE, aunque Moreno ha asegurado hoy que ellos “obligaron a que estuviera allí, por supuesto”.

Aquel año 2021, cuando la oposición empezó a hostigarle en el Parlamento, Moreno insistió en que “hay poca materia, hay muy poca materia”, afeando a la izquierda su “obsesión” por “embarrar” a su Gobierno.

Desde que se hizo pública la supuesta trama corrupta de Almería hasta hoy, ha habido cuatro elecciones en Andalucía, todas las ha ganado el PP, y en Almería todas las ganó con un resultado por encima de la media autonómica. En las andaluzas lograron un 40% del escrutinio. En las municipales de 2023, arrasaron con una mayoría absoluta que volvió a blindar la Diputación provincial, ya entonces salpicada por la investigación judicial y las detenciones.

En estos años, el asunto almeriense ha ido entrando y saliendo a cuenta gotas del debate parlamentario, con más determinación desde las preguntas de Por Andalucía (cinco diputados) que desde el líder de la oposición, el PSOE (30 diputados). En febrero de 2022, pocos meses antes de las elecciones autonómicas, Nieto volvió a exigir al presidente una explicación sobre la “compra fraudulenta de mascarillas en plena pandemia”.

Y Moreno: “Viene aquí a ensuciar el nombre del Gobierno andaluz hablando de corrupción, cosa que nadie conoce (...) He visto los informativos hoy, he escuchado la radio, y no he escuchado nada de lo que usted me está contando, es como si fuera un marciano que llega, ¿no? Que no hay en realidad”.

La realidad política andaluza está sufriendo metamorfosis abruptas estos días. Los hombres del presidente andaluz regresaron del verano con una hoja de ruta clara, diseñada entre algodones, con metas volantes hasta las elecciones de junio de 2026, todas favorables: el anuncio de nuevas rebajas fiscales (para gimnasios, mascotas, alquiler de vivienda, comida para celiacos...), la presentación de su libro, la aprobación sin problema de los Presupuestos Andaluces, con 51.000 millones de euros, la Cabalgata de Reyes Magos de Sevilla, en la que Moreno encarna a Baltasar, el 28 de febrero, las fiestas de la primavera...

El calendario lo ha roto la crisis de los cribados, que ha mostrado a un presidente sin recursos para esquivar el golpe que ha supuesto esto para su imagen: miles de mujeres en la calle, con los pechos cortados y la cabeza rapada, gritando “Moreno dimisión”. Las manifestaciones multitudinarias a las puertas del Palacio de San Telmo, sede de la Junta, y ahora la UCO irrumpiendo en un bastión del PP andaluz y arrestando a jóvenes dirigentes en la estela del morenismo.

“De buenas a primeras nos ha llegado esta información, y yo soy el primer sorprendido. Esta generación de políticos que es joven, el propio presidente de la Diputación no tiene cargas familiares, está soltero, viene de una familia que no tiene problemas económicos. Y el vicepresidente, una persona muy vinculada a movimientos religiosos... A mí me ha sorprendido mucho que puedan involucrarse en estos casos”, ha reconocido. Algo “marciano”, debió pensar.

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