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El PSOE andaluz y Susana Díaz se ponen de perfil: cinco razones
El golpe de autoridad que ha escenificado Pedro Sánchez en Madrid no es, como es obvio, un acontecimiento aislado sin implicaciones en el dominó del partido socialista y de la agitada vida política en España, aunque en Andalucía algunos hubieran querido que Sierra Morena que cruza Despeñaperros fuera un poquito más alta esta semana. Andalucía no es ajena a las mareas internas de su partido. De hecho, algunas de las olas que mueven el buque socialista han salido desde el sur. En esta ocasión, el epicentro del tsunami está en Madrid y en la destitución fulminante de Tomás Gómez. Pero no pocos son los ojos que están mirando hacia Andalucía esperando la reacción de Susana Díaz y preguntándose si se producirá o no el respaldo explícito de la persona que lidera la potente federación andaluza a la decisión de Sánchez.
Sin embargo, en medio de un fuego cruzado, Susana Díaz y su federación en bloque se han puesto a cubierto para que no les den las balas. Díaz ha optado por ponerse de perfil y no tomar partido por ninguno de los dos bandos de la pugna madrileña. Ahora no ¿Por qué? He aquí algunas de las posibles razones.
1. Quedan menos de 40 días para las decisivas elecciones andaluzas, la primera cita con las urnas de Susana Díaz, y no quiere que se hable de Madrid. No quiere que la sombra de los conflictos internos de partido salpique la campaña y la unidad socialista que ella vende en la región. Sabe que si los ciudadanos perciben ruptura y conflicto interno no beneficiará a su inminente campaña electoral.
2. Hay miembros del partido que lo ven como una suerte de “castigo” o respuesta llena de “frialdad” a Sánchez por no haber consensuado tamaña decisión con ella. Sánchez ha mandado un mensaje de autoridad, sí, también a Susana Díaz, pero ella está respondiendo con la callada por respuesta. ¿Cuál será la postura de Díaz si el golpe de efecto de Pedro Sánchez no sale bien?
3. También, como una manera de no contar del todo la realidad: que el socialismo andaluz cree que se ha acertado con el fondo de la decisión (“¿A quién le gustaba Tomás Gómez en Madrid?”, dicen, olvidando que Gómez, como otros tantos barones, sí tomó partido por Díaz durante el relevo de Rubalcaba) pero no con la forma, demasiado escandalosa. “Las cosas se resuelven con acuerdos”. Manifestar públicamente una opinión en estos términos se podría interpretar como una nueva chinita en la rueda del liderazgo de Sánchez, un “nosotros lo hubiéramos hecho mejor” que sin duda levantaría renovadas suspicacias en Ferraz.
4. En esa línea, y con las elecciones siempre en el horizonte inmediato, parece que Díaz no quiere reabrir el dilema de autoridad entre Sánchez-Díaz.. No toca. La actual presidenta de la Junta necesita que se la perciba con el foco y el interés centrado en la región. Los cantos de sirena de Madrid le restarían peso ante los votantes y minarían su discurso de búsqueda de estabilidad, pese a que las encuestas de momento no auguren un futuro parlamento demasiado estable.
5. No ha sido el único argumento de su destitución pero sí uno de ellos: la sombra de corrupción que planea sobre Tomás Gómez. El listón de la corrupción está bajando por semanas, y en Andalucía siguen abiertos dos importantísimos y graves casos de corrupción que han salpicado y salpican a políticos del partido socialista. Bien es cierto que César Luena se ha apresurado a comentar que el caso de Gómez no es comparable con Andalucía porque en Andalucía el partido está “haciendo lo que tiene que hacer”. Pero no es menos cierto que la competición de los “puros” se está poniendo dura; que el cortafuegos que ha establecido la líder andaluza ha puesto la línea roja en la imputación (aunque no ha incluido a los señalados por Alaya en las nuevas listas) pero que Sánchez ha rebajado el listón un poco más y podría tomarse la sombra de la sospecha como motivo para salir de unas listas electorales. Por eso Díaz parece no querer ni que se mencione ni que se compare.
Pero en las batallas, aún a cubierto, la sangre salpica. Y no cabe duda de que a los socialistas andaluces les va a resultar difícil obviar Madrid cuando la oposición ya ha amarrado el cabo y el argumento para tirar del hilo durante el largo mes que queda hasta el 22 de marzo.