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Una juventud empujada al paro, la precariedad, la falta de independencia y el exilio: el riesgo de derrochar a una generación

Consuelo Durán

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Se habla del milenial, del nativo digital, de la generación mejor preparada, pero bien podríamos referirnos a la de las dos crisis. Un nacido en 1990 tiene hoy 31 años y sufre las consecuencias de la falta de expectativas que ha dejado esta pandemia, pero no es nuevo para él, porque tenía 21 en lo peor de la crisis de 2008, cuando probablemente estaría terminando unos estudios universitarios que, una década después, tampoco le han permitido encontrar un trabajo en condiciones.

Se aproxima la celebración del Día Mundial de la Juventud (12 de agosto) con una realidad marcada por las cuatro condenas que sufren los menores de 35 años: el paro, la precariedad, la imposibilidad de emancipación y el exilio, con lo que todo ello conlleva para poder realizarse como personas. Esta situación es permanente objeto de denuncia por parte de los sindicatos por las posibles consecuencias económicas y sociales que en el futuro puede tener una juventud vivida entre dos crisis. Desde el sindicato CCOO-A llaman la atención sobre el hecho de que ya hablamos de gente joven hasta los 35 años, cuando antes las políticas activas de empleo eran hasta los 30, lo que prueba también la prolongación en el tiempo de un problema que empieza a ser “endémico” en Andalucía.

El Gabinete Económico del CCOO-A ha hecho un estudio sobre los problemas que lastran a la juventud en Andalucía. Fuentes de la organización ponen el foco en el hecho de que “han sido lo más perjudicados en las dos crisis, sobre todo en Andalucía, pero también dentro de la comunidad autónoma hay diferencias entre las provincias”. Instan por ello a trabajar de forma conjunta las administraciones y las organizaciones sociales y económicas porque “hay que llegar a un pacto común, sobre todo ahora que vienen fondos europeos que podrían permitir mejorar las condiciones de los jóvenes”.

Uno de cada tres está en paro

En Andalucía, uno de cada tres menores de 35 años está en paro, y la mitad del total, si hablamos de menores de 25, según la última Encuesta de Población Activa (EPA), que no obstante refleja una leve mejoría porque en el segundo trimestre de 2021 ha bajado cinco puntos. Uno de cada cinco lleva dos años buscando trabajo. Un mercado laboral que no es capaz de absorber mano de obra joven es “insostenible”, recuerda el estudio.

Para atenderlos ven necesario también el fortalecimiento de servicios públicos. “Por ejemplo el Servicio Andaluz de Empleo (SAE) no ofrece atención presencial, por la pandemia, y pese a que otras prestaciones se han ido abriendo a ello”. No solo eso, desde CCOO-A apuntan que la Consejería de Empleo, Formación y Trabajo Autónomo “solo hace el 3% de la intermediación, porque la mayoría de las empresas se va a lo privado para buscar mano de obra”, por lo que abogan por “aunar esfuerzos, también con la Consejería de Educación y Deporte” en esta línea.

La tasa de temporalidad supera el 50%

Encontrar trabajo tampoco es garantía de calidad de vida. La tasa de temporalidad en el colectivo supera el 50%, el doble que entre los mayores de 35 años. Sobre todo porque copan contratos en servicios de restauración, personales y protección o trabajan en el comercio. Según la Agencia Española de Administración Tributaria (AEAT), con datos de 2019, en las provincias de Huelva y Jaén, los menores de 35 años percibieron los salarios más bajos de toda España, 9.578 y 9.994 euros, respectivamente. Es una pérdida de poder adquisitivo que en lugar de reducirse se ha incrementado.

La misma AEAT refleja que en 2019 un asalariado menor de 35 años percibía 897,6 euros de media en 12 pagas. Diez años antes, en 2009, la media eran 951,8 euros. Para las mujeres, la situación es todavía peor, con un salario 15% inferior a los hombres, lo que las hace verse más perjudicadas por los elevados precios de alquileres e hipotecas.

Dos tercios del sueldo para la vivienda

Y es que esto nos lleva a la tercera condena: imposibilidad de emanciparse. La Estadística Registral Inmobiliaria (ERI) recoge que, de media, un 55,5% del sueldo se destina a pagar la hipoteca en el caso de los jóvenes. Con nóminas tan bajas les resulta prácticamente imposible acceder a una propiedad porque no pueden ni pagar la entrada ni hacer frente luego a las cuotas.

Mirando las estadísticas de demandantes de viviendas de protección oficial, se observa que uno de cada tres registrados tiene menos de 35 años, y de nuevo Jaén está a la cabeza en porcentaje sobre el total de inscripciones, con un 37,9%. Según el Registro Municipal de Demandantes de Vivienda Protegida, a cierre de 2000, había 68.490 menores de 35 años en el mismo, lo que supone un incremento de más del 8% en un lustro.

Tampoco el alquiler lo tienen fácil. Según un estudio del portal inmobiliario pisos.com, para una vivienda de un dormitorio, el pago del alquiler les supone de media las dos terceras partes de su sueldo. El caso de Málaga, con 73,1% del sueldo destinado a la renta, y Sevilla (72,8%), es especialmente sangrante. Si ya optan por una vivienda de dos dormitorios, estamos hablando de que dedicarán a pagar el alquiler más del 85% de su nómina. “En Málaga, el sueldo de una mujer menor de 35 años sería insuficiente para hacer frente al pago del alquiler de una vivienda con dos dormitorios, ya que sobrepasaría su sueldo en un 13,2%”, explican desde el portal.

Desde el Observatorio de la Caixa detallan que desde “el comienzo de la pasada crisis se está produciendo un descenso de jóvenes con una vivienda en propiedad: hoy apenas el 26% de los menores de 29 años tiene uno, frente al 54% en 2008”.

Búsqueda de expectativas fuera

Y no les queda otra que el exilio. Según datos extraídos por el Gabinete Económico de CCOO-A a partir del censo de población que publica el Instituto Nacional de Estadística (INE), más de 10.000 personas entre 15 y 34 años se vieron obligadas a emigrar en 2020. Pese a todo fue un año de estancamiento en esta tendencia, por la pandemia y las consiguientes dificultades para la movilidad.

Precisamente, este es uno de los aspectos que se aborda en el Plan de Familias de Andalucía 2020-2025 que ultima la Junta de Andalucía. Busca crear un mapa de necesidades de empleo para conocer bien la demanda, trabajar para retener el talento y favorecer el retorno de los que hayan emigrado. Pero ni siquiera para esto han resultado todavía efectivas las políticas puestas en marcha, por ejemplo por la Junta de Andalucía, como el Programa Retorno del Talento regulado por la Ley 2/2015, que el SAE trabaja para redefinir.

CCOO-A considera, en cualquier casos, que para las políticas destinadas a la juventud, es necesario oírla. Por eso, el sindicato abre una puerta a los más jóvenes, instándoles a contar su realidad, para poner cara a unas cifras desalentadoras.

Se habla del milenial, del nativo digital, de la generación mejor preparada, pero bien podríamos referirnos a la de las dos crisis. Un nacido en 1990 tiene hoy 31 años y sufre las consecuencias de la falta de expectativas que ha dejado esta pandemia, pero no es nuevo para él, porque tenía 21 en lo peor de la crisis de 2008, cuando probablemente estaría terminando unos estudios universitarios que, una década después, tampoco le han permitido encontrar un trabajo en condiciones.

Se aproxima la celebración del Día Mundial de la Juventud (12 de agosto) con una realidad marcada por las cuatro condenas que sufren los menores de 35 años: el paro, la precariedad, la imposibilidad de emancipación y el exilio, con lo que todo ello conlleva para poder realizarse como personas. Esta situación es permanente objeto de denuncia por parte de los sindicatos por las posibles consecuencias económicas y sociales que en el futuro puede tener una juventud vivida entre dos crisis. Desde el sindicato CCOO-A llaman la atención sobre el hecho de que ya hablamos de gente joven hasta los 35 años, cuando antes las políticas activas de empleo eran hasta los 30, lo que prueba también la prolongación en el tiempo de un problema que empieza a ser “endémico” en Andalucía.