El obispo de la Diócesis de Huelva, Santiago Gómez, aprovechó este domingo la misa del Rocío para lanzar una proclama electoral contra la izquierda e incluso el Partido Popular. Su mensaje en la Misa de Pentecostés, la más importante de las que se celebran en la aldea almonteña, apeló al voto a los partidos que están en contra del aborto -sin citar esa palabra- y de la familia entendida solamente como unión de un hombre y una mujer. Entre líneas, el obispo pedía el voto a una serie de preceptos que solo defiende abiertamente la extrema derecha de Vox. Y todo ello, ante los hermanos mayores y presidentes de las 125 hermandades filiales, autoridades y público en general, que asistió bajo un sol de justicia rociero a una inesperada proclama electoral en mitad de la mayor romería del mundo.
La homilía iba por los caminos normales de este tipo de misas, recordando que el domingo era el Día de la Acción Católica y del Apostolado Seglar, “que este año tiene el siguiente lema: Sigamos construyendo juntos. El Espíritu Santo nos necesita”, y esa frase la hiló con otra necesidad, ya que “seguir construyendo juntos”, y recordar, por si alguien lo había olvidado, que “el próximo 19 de junio, los andaluces hemos sido convocados para elegir a nuestros representantes en el Parlamento autonómico”.
“La Iglesia sabe que la fe ni es, ni puede reducirse a un programa de acción política. Los católicos votamos a diferentes partidos, pero todos debemos tener en cuenta las afinidades o incompatibilidades de nuestros principios morales con los proyectos, programas y actuaciones de cada uno de ellos”.
“Voto por coherencia”
Así, se remitió a la nota firmada el 1 de junio por los obispos andaluces, en la que apelan a la “coherencia con la fe cristiana”, indicando que “es necesario respetar el derecho a la vida humana, inviolable desde su concepción hasta su muerte natural; el reconocimiento, la promoción y la ayuda a la familia, como unión estable entre un hombre y una mujer, abierta a la vida; la protección del derecho de los padres a educar a sus hijos según las propias convicciones morales y religiosas; el respeto a la dignidad de toda persona, a la libertad religiosa, a los valores espirituales y a la objeción de conciencia”.
La defensa del discurso de Vox la diluyó un poco cuando, en la petición a “la defensa y ayuda a los más débiles de la sociedad” incluyó a los inmigrantes -sin distinguir entre legales o ilegales- junto a ancianos, jóvenes y parados“.
“Invocando estos criterios de discernimiento, no pretendemos imponer un ordenamiento jurídico de la vida social, derivado de la revelación cristiana. Estamos apelando a principios morales accesibles a la razón; porque hay asuntos que no deben estar sujetos a diferentes estrategias de partido, sino que son temas exigidos por la ley natural, por la razón, por el verdadero humanismo”, terminaba la parte política del discurso para, enseguida, apelar a la “Salve rezada a la Reina de las Marismas” y volver al mensaje rociero propiamente dicho.
La carta firmada por los obispos el 1 de junio fue resumida por Santiago Gómez en su homilía casi en todos sus preceptos, aunque entonces, los obispos sí decían que eran conscientes de que “ninguna opción política se adecúa plenamente a la experiencia cristiana y a la enseñanza de la Iglesia. La fe cristiana no es una ideología política. Por ello, se hace necesario discernir entre las opciones posibles, en coherencia con la comunión eclesial y con los principios morales que le son inherentes”.
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