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“La India te obliga a limpiarte de prejuicios y mirar con otros ojos”

La escritora Pilar Tena

Alejandro Ávila

Pilar Tena se muestra prolija al otro lado del teléfono. Afable y didáctica, desgrana los detalles que han inspirado su novela y marcado su propia vida. Tena acaba de publicar su ópera prima, La Embajadora (Roca Editorial), una novela que se adentra en los misteriosos ambientes diplomáticos y en esa India de los 80 traumatizada por el asesinato de Indira Ghandi. Testigo de primera mano de ambos mundos, la escritora esgrime dicho conocimiento como uno de los mayores baluartes de su prosa.

Para ambientar su novela, ha elegido dos mundos muy exóticos: el de la diplomacia y la India de los 80. ¿Qué le atraía de ellos?

Viví en la India en los años 80, que es cuando se desarrolla el primer tramo temporal de la novela. Cuando estuve allí sentí una fascinación por lo que tenía a mi alrededor… era un mundo totalmente diferente. Tuve la sensación de que incluso entre mis amigos, siempre había un reducto al que no llegaba, algo misterioso, difícil de llegar. Sentí que eso tenía un potencial narrativo inmenso.

¿Y del mundo diplomático?

Mi padre, mis hermanos, cuñados, amigos y mi marido son diplomáticos. Es un mundo que conozco muy bien y que intriga y resulta desconocido para la gente. La combinación de la India y el mundo diplomático me ofrecía una magnífica oportunidad para contar una historia. Aunque haya una historia, La Embajadora es también una reflexión sobre el poder, el bien y el mal, las culturas y ese pasado que no desaparece nunca. Todas estas reflexiones me casaban bien para la novela.

¿Qué recuerda de su época en la India?

Cuando llegué a la India fue un choque, no había cumplido los 30. La India de entonces no era la de ahora. Recuerdo que para nuestras familias fue una revolución, nuestros padres estaban preocupadísimos. Parecía que nos íbamos al fin del mundo. Es cierto que había unos riesgos por estar por allí, pero sobre todo había mucho desconocimiento.

¿Qué se encontró al llegar?

Lo que encuentras es una historia, una cultura y una religión que tienen tan poco que ver con la nuestra que no puedes utilizar tus conocimientos, aunque hayas tenido una educación sólida. Tienes que limpiarte de tus prejuicios y verla con otros ojos. A mí me ayudó mucho hacer amigos indios, con los que nos era muy fácil relacionarnos, ya que eran círculos de gente educada en colegios ingleses. Eran indios muy auténticos, pero habían pasado un tamiz occidental. Sin embargo, siempre notaba que por muy buenas que fueran mis amigas, había siempre algo oscuro detrás a lo que yo veía, algo a lo que no iba a llegar nunca.

¿Cuál ha sido su propósito con esta novela?

Al escribir esa novela he querido meterme en la cabeza de una mujer india, intentando ir explicando qué mueve a la protagonista a hacer lo que hace. Es una mujer con una fuerza de voluntad enorme, con poder y que es absolutamente implacable, persigue sus objetivos y pasa por encima de ese pobre español rodeado de glamour y atractivo, pero que en el fondo es un ingenuo y un pusilánime. La protagonista se siente casi una encarnación de la diosa Kali y él se convierte en una marioneta.

¿Cuál ha sido el mayor reto al escribir su ópera prima?

Entre los escritores hay un cierto snobismo de que no eres un escritor de verdad hasta que escribes tu novela. Escribir una novela es un reto técnico: la trama, los personajes… te enfrentas a una serie de problemas que no son fáciles de resolver. Sobre todo cuando los personajes pasan de 25 a 50 años en dos espacios temporales diferentes y hay dos escenarios… todo eso requiere un ejercicio de credibilidad. Para mí el mayor problema era estructurar la novela.

¿Qué destacaría de su novela?

El valor añadido de mi novela es que escribo con conocimiento de primera mano. Si cuento algo, no es porque me haya documentado o preguntado, sino que he estado en ellos. Así, si describo una comida en un ministerio, sé cómo se hablan y se dirigen los unos a los otros. No soy muy de novela policíaca y nunca pensé que escribiría algo con elementos de novela policíaca. No soy una persona muy planificadora y me pareció que en esta pegaba introducir estos elementos de suspense.

Es licenciada en periodismo: ¿Es fácil para un periodista pasarse a la ficción?

Sí, ya que la información que maneja un periodista me sirve muchísimo para escribir, sobre todo para los libros que me atrae escribir: ser cronista de una época, ya sea el contexto de la crisis económica o el de la India de los años 80. En la India tuvimos la suerte de que nuestra estancia coincidió con un momento histórico tan importante como la muerte de Indira Ghandi. Fue un trauma y pudimos ver cómo evolucionaba el país después. Trato de hablar de cosas que sucedieron de verdad.

¿Qué escritores diría que inspiran su prosa?

Patricia Highsmith es un ejemplo y una inspiración, una auténtica maga de las historias. El talento de Mr. Ripley, Extraños en un tren.... son novelas que tienen elementos especiales. De Highsmith me gusta que sea un genio en la descripción de los personajes y los ambientes.

¿Tiene en mente su próxima novela?

Esto ya no hay quien lo pare. Le he cogido el gusto a la escritura y tengo una novela bastante avanzada. Hice una primera versión y ahora estoy completándola, no se parece a esto y sucede entre el campo inglés y el Ampurdá. Tiene también dos escenarios y dos momentos temporales. Me parece que siempre voy a escribir mis novelas con dos momentos temporales y dos escenarios, es algo que te permite hacer muchas cosas. He estado en muchos países y me apetece mucho hablar de ellos, porque todos me han aportado mucho. Escribir La Embajadora ha sido una maravilla, ya que 30 años después he revivido todo… ha sido como volver a vivir en la India. Con la escritura de mi segunda novela estoy disfrutando mucho de ese Londres de primeros de los 80.

Según su biografía, ha vivido usted en muchos sitios del mundo. ¿Qué significa cada uno de ellos para usted?

Dublín es la literatura. Los escritores irlandeses tienen un sello que los hace diferentes. De Sidney me quedo con la luz, el deslumbramiento de la vida, la alegría, las vacaciones permanentes, una sociedad en la que todo es posible y fácil y en la que se vive con muchísimo optimismo. Estocolmo tiene el encanto de los países nórdicos con la luz de las velas en el invierno profundo y su vanguardia en temas sociales. Ginebra la definiría por su belleza natural y el aburrimiento ambiental. Nueva York es la energía y el desafío permanente.

¿Volverá a la India?

Volví en los años 90. Ahora me da un poco de miedo volver y que la gente se reconozca. La historia no es real, pero está inspirada. Será muy divertido volver.

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