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Los atunes de Mauro Basile, el artista italiano que diseña la memoria de Zahara

Mauro Basile.

Nacho S. Corbacho

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Los relatos que escuchaba impactaron a Mauro Basile. Sus nuevos vecinos le contaban leyendas sobre el atún, historias sobre las orcas, las décadas años de migraciones, mil y un pasajes relacionados con el Estrecho de Gibraltar. Y el artista italiano pronto supo que su siguiente proyecto serviría para dar vida la memoria local.

Sus primeras creaciones tuvieron al atún como protagonista, pero pronto incluyó ballenas, terneras de la variedad retinto, ibis y flamencos. “Caí en Zahara de los Atunes por casualidad y lo que me contaron me fascinó. Supe que se abría un nuevo campo y que esta iba a ser la forma de adaptarme a mi nueva tierra”, cuenta el creador mientras da forma a una cabeza de atún de cerámica.

Tras pasar cuatro años en Barcelona y otros tantos en Granada, Basile acabó en Zahara de los Atunes, donde cumple ya su novena temporada. Posee un pequeño taller denominado Sotto Scala, donde trabaja cada a día con multitud de materiales.

Entre ellos destaca la madera que encuentra en las playas y que, en la mayoría de ocasiones, procede de naufragios y pateras abandonadas. “Si esas tablas pudieran hablar, lo que contarían”, afirma. Alrededor, cerámicas, ilustraciones, acuarelas, collages... “Me encanta jugar con los materiales, divertirme y desarrollar nuevas ideas”, añade.

A través de todas esas técnicas desarrolla la memoria de Zahara de los Atunes, busca contar las historias que le revelan los pocos residentes que viven allí todo el año. Porque cuando el turismo se va, la localidad queda prácticamente vacía; a cambio, sigue llena de vitalidad, de sabiduría y narraciones de un lugar eminentemente marinero. De un rincón donde las atarrayas salen por San Miguel, donde las orejillas inundan la orilla atlántica, las pateras descansan en la arena y en el agua surcan delfines y ejemplares de esparte, nombre con el que se conoce localmente a las orcas. Y donde, de vez, en cuando, algún atún mordido queda varado en la arena, lejos del que fuera su destino final.

“Es un taller donde se cuecen las ideas y se ronquean las historias de los pescadores, los sabios del lugar”, insiste el italiano. Muchas de esas ideas quedan plasmadas en preciosos platos de cerámica, en pequeñas esculturas de atunes y orcas, en postales que enviar a quienes te echan de menos durante el viaje y un sin fin de piezas artesanales que Mauro desarrolla con paciencia, día a día, en su pequeño taller.

Allí también está el horno, que da vida a alguna de sus creaciones. Y algunas estanterías que hacen a su obrador visitable para cualquiera que desee llevarse un trozo de la filosofía de Zahara.

Muchas de sus creaciones beben del surrealismo, de la impronta que dejo Dalí a este artista italiano cuando se adentraba en los estudios de arte. Y de ahí surgen precisamente algunas de sus últimas obras, que van desde un Puigdemont santificado a una serie de santos cuyos modelos son, precisamente, los vecinos de Zahara de los Atunes.

“Nunca hay que dejar de evolucionar, de buscar nuevos proyectos”, subraya el italiano, que cada año vuelve un trimestre en los meses fríos a su ciudad natal, Grottaglie, en la Puglia italiana. Allí, la tradición artesana mediterránea le permite terminar alguno de sus proyectos. “Mi familia aún posee algunos talleres y me ayudan a culminar ideas”, asegura Basile.

Muchas de sus creaciones no sólo se pueden encontrar en Sotto Scala, también en Me Piace, una preciosa tienda abierta en mayo de 2010 a un par de calles de su taller y que gestiona junto a su socia Eva Rolon Cossio, también creadora. Camisetas, bisutería, cuero, seda, tazas y un sinfín de objetos son desarrollados por ambos de manera conjunta. Piezas que no sólo permiten sobrevivir las mil y un historias de la tradición local, también llevarse a casa algo con mucho valor: un pedacito de Zahara de los Atunes.

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