El fiscal pide un año más de cárcel para el hombre sin DNI que solo sigue existiendo para los juzgados

Javier Ramajo

Solo sigue existiendo para la administración de justicia, que le sigue pidiendo cuentas pese a que desde varias instancias le consideran “inimputable”. El hombre sin DNI, que ni oye ni habla ni sabe leer ni escribir, ha declarado este lunes como acusado en el Juzgado de lo Penal número 11 de Sevilla por un robo con fuerza cometido a finales de julio de 2015. Trasladado desde la cárcel donde cumple condena, el acusado ha dicho, con la ayuda de una intérprete, que no recuerda lo sucedido pero que, si lo hizo, pide perdón pero que era por necesidad.

La Fiscalía de Sevilla le pide, y ha mantenido en su informe final, once meses de cárcel con agravante de reincidencia. Su abogada de oficio ha considerado, aun teniendo en cuenta los hechos, que “la cárcel no es lugar donde deba estar el acusado”, por lo que ha solicitado su libre absolución con la eximente completa, o incompleta, de su responsabildad penal, o subsidiariamente atenuante por sus crircunstancias vitales.

Desde que hace algo más de dos meses eldiario.es Andalucía publicó la historia de José María (así le llaman todos pese a que no consta en documento oficial alguno, como ha reconocido la Policía), la única novedad en su vida es que le han cambiado de centro penitenciario (de Sevilla I a Sevilla II en Morón), sin que nadie sepa bien por qué. Sin DNI, ni prestación, ni afiliación en la Seguridad Social, no puede acceder a ningún tipo de ayuda y está excluido de todos los sistemas salvo el judicial.

Cáritas Diocesana de Sevilla y el Defensor del Pueblo Andaluz siguen de cerca el caso de este hombre, también el conocido despacho de abogados de Fernando Osuna, que trata de recopilar los procedimientos judiciales en los que está inmerso José María para poder atenderle, para lo que necesita aún ciertas autorizaciones. La compleja maquinaria judicial provocó que la Asociación Cultural de Personas Sordas de la Provincia de Sevilla tuviera conocimiento de este juicio el pasado viernes, a través de la anterior abogada de Cáritas. La nueva representante del organismo se desplazó al juzgado n situ y fueron avisados los abogados de oficio que le atendieron en el momento de su detención, hace casi tres años, y que le han representado en la vista oral.

“Ya le conozco”, ha comentado el juez al inicio del juicio en referencia al acusado, se sobreentiende que de otro juicio anterior, y se ha limitado a conocer las posturas de las partes, inflexible la del fiscal, más condescendiente la de su defensa ateniéndose a las circunstancias personales del acusado. En ese sentido, la intérprete ha trasladado al tribunal que su diversidad sensorial le proviene desde la infancia y que el contexto en el que creció estaba ligado a las drogas y a los robos, declarando el acusado que nunca consumió sustancias, si bien ha admitido que bebía alcohol, y que sufrió ostracismo por parte de su familia.

“Aislamiento” e “incomunicación total”

Más rocambolescas han sido las dos testificales. El agente de la Policía Nacional que contempló los hechos (robo de un GPS, un cargador y unos auriculares en un coche en la Avenida de la Palmera) ha señalado que el acusado huyó por el parque de María Luisa y que hizo caso omiso a sus llamadas de advertencia. “Luego ya supimos entendimos por qué no se paraba”, ha comentado.

Por su parte, el representante legal de Europcar Portugal, propietario del vehículo dañado, ha comentado al tribunal que no reclama daño alguno ya que el seguro se ocupó de ello en su momento. Antes del juicio ha indicado a este periódico que se había tenido trasladar “500 kms'” desde Lisboa pese a que había informado de ello al juzgado, que también le indicó que su testimonio no se podía recoger por videoconferencia, por lo que tuvo que desplazarse para unos 15 segundos de participación en el juicio.

Fuentes cercanas a este hombre han insistido en la situación de “aislamiento” y de “incomunicación total” desde su nacimiento, una cuestión que se ha visto reflejada en las manifestaciones de propio acusado a través de la intérprete, que se esforzaba con gestos y mímica para llevar al tribunal lo que quería decir. “Él subsistía como podía”, ha remarcado la intérprete. “No le ha gustado nunca tener que robar ni delinquir pero era lo que ha visto desde pequeño”, ha dicho en la última palabra concedida para el acusado.

La defensa ha insistido en que no existe prueba de cargo para condenar a José María y que, en todo caso, “durante el juicio ha quedado claro que este hombre tiene sus capacidades mermadas por toda la situación que ha vivido desde pequeño” y que le ha mantenido, con entradas y salidas de la cárcel desde que es mayor de edad“, en ”un estado de precariedad, indigencia y alejado de la sociedad“.

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