Aragón Opinión y blogs

Sobre este blog

Céntricos lugares de paso

0

Dos noticias rápidas: el viernes inauguran en la calle Alfonso I un local donde fabrican y venden patatas fritas. Doble fritura con fórmula belga.

Hoy miércoles a las 19’30 se inaugura en Filosofía y Letras el Coloquio Internacional sobre El final de las dictaduras.

Lo organiza el grupo de investigación “Transficción. Discursos y relatos de la Transición” de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Zaragoza va a celebrar el Coloquio Internacional El final de las dictaduras. Narrativas europeas y latinoamericanas, el 19, 20 y 21 de noviembre de 2025. Más info en la web.

“Tentativa de agotar un lugar parisino” es un artículo experimental de 1975 (y luego un libro de 1982) de Georges Perec, que describió todo lo que vio en tres días en la plaza Saint-Sulpice… y los cambios que produjo el paso del tiempo. Enrique Vila-Matas frecuenta con éxito estos magníficos arrabales de la creación.

Este pasaje sobre el parking junto a la sede central de Ibercaja en Zaragoza es lugar de paso entre la calle San Ignacio de Loyola y el Paseo de la Constitución, que sigue el curso del enterrado río Huerva y por eso traza esas curvas tan raras para una avenida. 

En este cruce hay bancos que dan a la caseta que cubre el parking y que sale en la foto en primer plano: esas casetas de refrigeración son un género propio, adefesios forzados (las últimas están en la Plaza de Salamero o del Carbón, remodelada hace unos años).

Frente a Ibercaja están el restaurante de postín Origen 1952, de la legendaria Casa Lac, la Iglesia de San José Pignatelli y el Centro Pignatelli, de los jesuitas, de ahí el nombre de la calle San Ignacio de Loyola, donde está la tienda de criptomonedas. Aquí estuvo hasta los 70 el colegio de jesuitas donde estudió Buñuel.

El pasaje también sale a la calle Arquitecto Yarza, donde están el histórico bar Derby y la pastelería oscense Ascaso. 

Una vez cruzas la Puerta del Carmen la ciudad es una autovía de seis carriles, ruido y furia. Se desvanece el centro y la civilización mengua. El aire de las afueras es irremediable. Dos iglesias, la del Carmen y su célebre comedor para transeuntes, la comisaría de Policía, el edificio ladrillero del fondo y luego el Gobierno de Aragón,, frente al colegio Joaquín Costa, la casa de Víctor Juan y los nuevos pisos recién hechos, y la antigua Averly de la que se van a salvar dos tornillos patrimoniales. Al final se llegaba a Casa Emilio, la vida feliz de décadas.

En primer plano, en la foto, el Museo Pablo Serrano o IAAC. Ahora la expo de Enrique Radigales, LIMBO. El edificio de José Manuel Pérez Latorre es por dentro un laberinto fantástico, una especie de brutalismo gótico cuyas posibilidades para el cine de terror aun no se han descubierto. 

Como en el juego de la oca, puedes saltar de sitio a sitio sin pasar por las avenidas que hay en medio. La ciudad es mágica o tiene agujeros de gusano solo espaciales (no puedes ir al siglo II o al siglo XXXV, de momento). Saltas al IAAC, Pablo Serrano, escultor de Crivillén que hizo la virgen de la plaza del Pilar, en el centro de la basílica, en el año de gloria de 1968, y las figuras que flanquean el Ayuntamiento: el ángel custodio y San Braulio, el obispo patrón de la ciudad que ayudó a San Isidoro de Sevilla a corregir y editar sus monsergas.  

Por estas gloriosas afueras pasea sus cielos Jorge Gay.