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Más de 30.000 familias zaragozanas necesitan ayuda para poder llenar la nevera

El precio de venta al público de la carne de pollo acumula un encarecimiento de casi el 28% en tres años en Aragón

Eduardo Bayona

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“La era de los alimentos baratos se ha terminado”, coinciden en sentenciar desde hace un par de años los agricultores, los responsables de la industria agroalimentaria y los gestores de las cadenas de distribución, conscientes del cómo la comida se ha convertido en una de las nuevas presas de los procesos de financiarización de la economía.

Y eso, dado que no se ha acabado la era de los sueldos bajos ni de las rentas escuetas, y ya que las medidas de alivio frente a la inflación tienen un efecto limitado al no actuar sobre los precios sino sobre el recargo que se aplica a esos precios en forma de impuesto, está generando serios problemas a un número inquietantemente elevado de familias.

Existen pocos datos oficiales sobre ese fenómeno, pero los pocos de los que se dispone indican que las dificultades para llenar la nevera están creciendo en extensión y en intensidad, en lo que se revela como otro foco de incremento de la desigualdad tras un encarecimiento generalizado de los alimentos que, según los datos Instituto Nacional de Estadística (INE), alcanza el 29,98% en tres años en Aragón.

Entre las pocas fuentes que manejan datos sobre ese asunto se encuentra el Ayuntamiento de Zaragoza, que maneja un indicador como el de los datos de las ayudas de urgente necesidad para familias con dificultades económicas.

Tres de cada cuatro ayudas de emergencia son para poder comer

Entre enero y noviembre de 2023, los Servicios Sociales del consistorio zaragozano recibieron 32.205 solicitudes de ayudas para la adquisición de alimentos de las que fueron aprobadas 30.262 (94%), con el grueso de las casi 2.000 restantes en proceso de tramitación.

La cuantía media de estas alcanzó los 270,47 euros, casi treinta por encima de los 241,75 de 2022, mientras que el incremento del número de las concedidas alcanzó el 4,7%, lo que supuso en esos once meses un total de 7,81 millones de euros.

Las ayudas de urgente necesidad para comida, que permiten adquirir alimentos de primera necesidad y artículos de higiene en dos cadenas de supermercados (Alcampo y Eroski) mediante tarjetas de prepago, suponen prácticamente tres cuartas partes del total de las que concede el Ayuntamiento de Zaragoza, 30.262 de 41.674 y el 59,86% del importe concedido, a mucha distancia en todos los casos de las relacionadas con la vivienda, con los servicios básicos, con la enseñanza y con la salud.

Los requisitos económicos de acceso limitan las rentas de los solicitantes a 1,25 veces el Iprem (Indicador Público de Renta de Efectos Múltiples) (10.500 euros brutos anuales) incrementados en un 20% por miembro del grupo de convivencia a partir del segundo; es decir, 14.700 para una familia de tres miembros y 16.800 para una de cuatro.

Una bolsa de más de 24.000 familias necesitadas

A esos más de 30.000 beneficiarios zaragozanos de las ayudas de  urgente necesidad para llenar la nevera se les añade el grueso de los casi 25.000 beneficiarios en esa provincia, 24.838 en la primera fase de 2023 y 25.595 en la segunda, del programa de reparto de comida para personas en situación de vulnerabilidad que gestiona el Fondo Español de Garantía Agraria (FEGA) a través de instituciones como los bancos de alimentos y Cruz Roja.

Por mucho que algunos usuarios puedan haber solicitado ayuda en más de una ocasión a cada uno de esos dispositivos, la cifra mínima de grupos de convivencia que necesitan ayuda económica para poder alimentarse con unas mínimas condiciones de calidad sería la de los 24.838 beneficiarios de la primera fase del FEGA, una cifra que en una ciudad con menos de 280.00 apunta a una amplia extensión de la pobreza.

La petición de ayudas de ese tipo está creciendo en los últimos años de manera paralela a cómo se está cronificando el escalón inflacionista que comenzó a levantarse en la primavera de 2021 para comenzar a relajarse tras el verano de 2023, aunque no se trata de un abaratamiento de los precios de venta al público de los productos alimentarios, sino de una ralentización de su encarecimiento tras un acelerón previo.

Así, el aumento de la demanda de ayudas de urgente necesidad en el Ayuntamiento de Zaragoza es “el más elevado” de todos los epígrafes, mientras que “en cuanto al importe, se registra un aumento en todos los conceptos, salvo en energía; es más acusado el crecimiento en alimentación que en el resto de conceptos”, señala un informe municipal.

Los alimentos básicos han subido de un 25% a un 50% en tres años

Esa combinación ha hecho que en tres años, desde finales de 2020 hasta comienzos de 2024, los dos tipos de  carne de mayor consumo, la de pollo y la de cerdo, hayan subido prácticamente un 28%, mientras que otros alimentos básicos como el pan lo han hecho en un 26,5%, los huevos en casi un 53% y la leche, en cerca de un 40%.

Eso significa que los alimentos básicos se han encarecido, en números redondos, entre una cuarta parte y la mitad en tres años; es decir, que para comprar lo que a finales de costaba 2021 cuatro euros ahora hacen falta cinco o seis.

Dejando aparte al aceite, cuyo precio de venta al público se ha duplicado con creces en ese periodo para encarecerse en un 136,5% según los datos del INE, las subidas de precio de los alimentos han sido generalizadas.

Así, el precio del pescado ha aumentado un 22%, el de los derivados lácteos, las legumbres y las hortalizas ha subido un 30% y el de la fruta lo ha hecho en un 31,5%.

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