El viaje del pabellón de Aragón de la Expo92 se encamina al pelotazo: suelo para la patronal a cambio del edificio

La azarosa trayectoria del pabellón de Aragón en la Expo92 de Sevilla lleva camino de derivar en pelotazo urbanístico cuando ya han pasado más de tres décadas de la muestra celebrada en la capital andaluza.

El Gobierno de Aragón acaba de negar que hayan sido recalificados los suelos limítrofes con el edificio en su actual ubicación junto a la ribera del Ebro en Zaragoza, en la avenida José Atarés en la margen izquierda, para que puedan levantarse en ellos viviendas de alquiler, en una operación que ofrecería un magro rendimiento para su nueva propietaria, la organización patronal Confederación Regional de Empresarios de Aragón (CREA), afiliada a la CEOE, que tuvo su sede en el inmueble hasta hace unos meses.

Esa opción ‘suena’ desde hace tiempo como destino final, aunque la propietaria tampoco ha descartado formalmente otros como ubicar en ellos un geriátrico o una residencia de estudiantes; o ambos, claro.

El consejero de Fomento, Movilidad, Vivienda y Logística, Octavio López, niega la primera de esas posibilidades en su respuesta a una pregunta parlamentaria del diputado de Chunta Aragonesista Joaquín Palacín.

La calificación actual excluye la vivienda

El diputado se había interesado por saber si “la planificación futura de los suelos” en cuestión fue “objeto de debate y acuerdo, en su caso”, en la última cumbre bilateral entre la comunidad y el consistorio de la capital y si “está previsto realizar un acuerdo” entre ambos y la CREA (Confederación Regional de Empresarios Aragoneses) “para la construcción de viviendas de alquiler asequible en esa zona”.

“¿En qué plazo de tiempo? ¿Cuántas viviendas se podrían en marcha?”, preguntaba el parlamentario.

El consejero, sin embargo, niega la mayor: “en ningún momento fue objeto de debate, y acuerdos, nada relacionado con la posibilidad de construir viviendas en los suelos ocupados por el que fuera pabellón de Aragón en la Feria Universal de Sevilla, 1992”, asegura López en su contestación.

De hecho, remarca que los suelos tienen una calificación urbanística de “zona A2 grado 1, condición adjetiva ϴ/2, lo que permite cualesquiera usos terciarios, excluyendo explícitamente el de vivienda”.

La permuta, la calificación y las opciones abiertas

La respuesta del consejero recuerda cómo a finales de diciembre de 2022 el consistorio aprobó la calificación del edificio como equipamiento público, lo que permitió a la CREA materializar una permuta con el Gobierno de Aragón: este se quedaba el edificio, que pasa a integrarse en el Campus Digital de Zaragoza, mientras el resto de los suelos, una parte de los cuales pasaban a ser propiedad de la organización patronal, mantenían la calificación que permite acoger servicios terciarios pero no vivienda.

Otra cosa es que la legislación urbanística incluya entre los usos terciarios los servicios de alojamiento temporal y que alguien pueda hallar una fórmula que encaje una alternativa similar en la práctica a la vivienda de alquiler en esa calificación.

Los suelos de la parcela sobre los que no se asienta el edificio “sería transmitida a CREA como pago compensatorio por el valor del Pabellón de Aragón, de titularidad [de la] CREA”.

La patronal adquirió por una peseta el edificio en 1998 al comprárselo a la empresa pública sevillana Isla Mágica, el mismo precio que seis años antes había pagado esa entidad al Gobierno de Aragón, con el compromiso de asumir su desmontaje, traslado y reubicación en Zaragoza, una operación a la que se ha ido atribuyendo una variada gama de presupuestos que va de los seis a los trece millones de euros.

Esa factura sería objeto de una notable amortización en caso de que una nueva recalificación de los terrenos o un alarde de creatividad jurídica abriera la vía para la construcción de viviendas, o que alguno de los fondos de inversión que operan con geriátricos y residencias de estudiantes lo consideren una ubicación apropiada para su negocio.