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Raquel Plou: “No hemos evolucionado en las informaciones sobre violencia de género”

Raquel Plou.

Ana Sánchez Borroy

Zaragoza —

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“Recomendaciones deontológicas sobre el tratamiento informativo de la violencia de género: análisis del asesinato machista de Rebeca Santamalia” es el Trabajo Final de Grado de la periodista Raquel Plou (Zaragoza, 1997). En 2019, ya obtuvo la calificación más alta posible, matrícula de honor. Ahora, la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Zaragoza le ha concedido una mención de excelencia.

¿Cuáles son los errores más frecuentes en el tratamiento de la violencia de género en los medios de comunicación?

Analicé un caso concreto; en las conclusiones de mi Trabajo de Fin de Grado reconocía que tendría que analizar más casos para saber si se repiten los mismos errores o no. Lo que encontré fue, sobre todo, sensacionalismo, que es un problema que ya nos encontrábamos en los años 90. Aunque hemos evolucionado, con guías de recomendaciones deontológicas, ese sensacionalismo se sigue repitiendo muchísimo, tanto en el morbo en palabras y en imágenes, como en que se incluyen opiniones de vecinos que, al final, no llevan a ningún lado. Otro aspecto que he detectado es que no se suele proteger a la víctima y, a veces, aparecen estereotipos que tampoco aportan nada a la noticia. Y, también, hay errores en cómo se trata al agresor: aparecen justificaciones en muchísimos casos o, otras veces, no se respeta su presunción de inocencia hasta que no haya una sentencia firme. También suelen aparecer muchos estereotipos relacionados con el agresor. Por otra parte, en mi trabajo, partí de ideas deontológicas como la recomendación de incluir una mención al teléfono de atención a víctimas 016. Pues bien, en la mayoría de las noticias tampoco aparece el 016. Otra recomendación deontológica es mostrar los actos de repulsa: tampoco aparecían esos actos de repulsa en la mayoría de las noticias... Pero, sobre todo, los errores principales eran el sensacionalismo, la falta de protección a la víctima y la justificación al agresor.

¿Esos errores aparecían en diferentes medios de comunicación?

Sí, seleccioné 20 medios de comunicación, tanto nacionales como autonómicos, de televisión, radio y prensa. El caso que analicé es el de Rebeca Santamalia, que fue el primer asesinato de violencia de género en Aragón de 2019. Fue muy mediático, incluso abrió informativos nacionales. Decidí revisar todas las noticias que pude de ese caso.

Parece que no hayamos aprendido nada en años de informaciones sobre violencia de género…

Exactamente. Eso es lo que pensé, que parece que no hayamos avanzado nada. Realmente, a partir del caso de Ana Orantes, en 1997, ya empezó a haber cierta conciencia sobre la magnitud de este problema. El Instituto Oficial de Radio Televisión Española ya saca en 2002 la primera guía con recomendaciones sobre cómo preparar una noticia de estas características. Pero realmente, te das cuenta de que, aunque hayan surgido después más guías, da igual, porque nadie se compromete a seguirlas. Si a esto sumamos que tampoco recibimos mucha formación en las universidades, quiero pensar que muchos periodistas cometen estos errores inconscientemente. Pero, al final, claro, salen barbaridades. Entonces, sí, creo que no hemos evolucionado. Sí hay esfuerzo por sacar guías con recomendaciones, pero si no hay compromiso... Siempre que he ido a charlas de formación de periodistas sobre violencia de género, me encuentro a las mismas personas. Entonces, si no viene gente nueva a formarse sobre esto… los que estamos interesados en esto, ya sabemos cómo hacerlo.

¿Esas guías con recomendaciones para la redacción de este tipo de noticias son correctas? Si se usasen, ¿se evitarían todos los errores?

Sí, por supuesto. Creo que sí. En mi trabajo, proponía hacer una única guía común para toda la profesión. Por ejemplo, la Asociación de Periodistas de Aragón tiene una guía muy completa, está muy bien, pero le faltan algunos aspectos. Quizá la guía de otra comunidad sí los tiene, pero no incluye algunos que sí aparecen en la de Aragón. Entonces, sí es cierto que, si siguiéramos, por ejemplo, la del Colegio de Periodistas de Aragón, evolucionaríamos. Sin embargo, también considero que es importante hacer un código deontológico único y que las noticias sean correctas en todas partes.

Pero si comenta que esas guías no se siguen, ¿cómo resolver el problema?

No sé qué es mejor. ¿Obligar a los periodistas? Tampoco podemos obligar a nadie. Creo que lo más importante sería el compromiso de cada periodista o del medio. Claro, si la dirección del medio impone un enfoque sensacionalista... Ahí está la duda. No sé si deberíamos obligar desde los medios de comunicación a los periodistas a respetar las recomendaciones o confiar en que cada uno tenemos que hacerlo por el bien de la sociedad, por que influimos en la sociedad pública. Un aspecto muy importante sería formar mejor en las universidades. Por ejemplo, sí se nos forma en cómo abordar las noticias sobre inmigración o sobre el suicidio. No me he encontrado con ningún profesor que me haya dicho cómo hacerlo en el caso de la violencia de género. Sería más fácil si, si no una asignatura completa, al menos una parte de una asignatura la dedicáramos a violencia de género o a lenguaje inclusivo. Creo que las noticias están mal por puro desconocimiento.

¿Toda la responsabilidad está en los profesionales?

No lo sé. No me lo había planteado nunca, pero, a la hora de tratar las noticias, creo que sí, porque muchas veces juzgamos antes de una sentencia judicial o acudimos a los vecinos como fuentes informativas, cuando no aportan nada, al revés, entorpecen. Creo que sí tenemos la culpa los periodistas, porque a veces damos voz a quien no debemos o nos anticipamos por las prisas de dar la primicia, cuando todavía no debemos contar algo que todavía no se sabe. Es difícil responder, pero creo que gran parte del problema sí está en los profesionales.

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