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Sobre este blog

El Ojo izquierdo nació en El País en 2010 y prolongó su vida durante diez años en la cadena SER, con vivienda propia en el Programa Hoy por Hoy, primero con Carles Francino, después con Pepa Bueno y finalmente con Àngels Barceló.

Ahora se instala con comodidad en elDiario.es, donde es de esperar que se mantenga incólume la aviesa mirada de su autor, José María Izquierdo.

¿De cuándo acá respetaron los fascistas las normas democráticas?

Miras, Feijóo, Mañueco, Moreno y Ayuso en el Congreso del PP de Castilla y León

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Es verdad que tenemos la mirada dirigida hacia Ucrania y la vesania del sátrapa ruso, un Vladimir Putin que ha culminado su indigna carrera política con una invasión salvaje, que costará miles de vidas, sin que exista ni la más mínima justificación coherente con el Derecho mundial. Y es cierto que con ese panorama para analizar, no deja de ser un tanto frívolo hablar del hermano listo de una presidenta, conocida como la reina de las tabernas, de una región europea pequeñita, pequeñita, menos de siete millones de habitantes entre los 711 europeos. Una pizca. 

Pero reconozcamos paladinamente nuestro miserable papel de gacetilleros, dejemos la geopolítica mundial a los grandes cerebros y dediquémonos, fieles a nuestra insignificancia, a esta cosa del PP, espectáculo grotesco, vergüenza inconmensurable, baile de los ridículos, chirigota de liliputienses. Pero procuremos ir un poco más allá y penetremos hasta el fondo, berbiquí en mano, porque el debate que de verdad nos acucia es otro, y bien interesante. A lo mollar. ¿Gobernará el PP con Vox o dirán de alguna manera que no quieren ni verlos? Esto es, ¿optarán por aislar a la extrema derecha o cooperarán con ella? ¿Cordón sanitario -cordón democrático- para evitar que sus tintes negros ensucien el juego de la democracia? ¿O quizá es mejor atraerlos a la vida civilizada, abrir el redil para domesticarles en su interior con las prácticas de gobierno? ¿Creemos que es viable que cambien, que desde fuera del gobierno se saca pecho y se vocifera por cualquier tontuna, pero a la hora de la verdad, si quieren mantener el poder, tendrán que tragar los baños de realidad que les bajarán de su enloquecido cielo ideológico? En definitiva, ¿es Vox un partido admisible en un gobierno democrático? 

Conviene hacer varios ejercicios. El primero, estudiar con cierto detenimiento el programa político que defiende la formación de Santiago Abascal. Bastarán algunas perlas, aunque aquí tienen completa la Agenda España de su propia web, para quien tenga el cuajo de leer tanta bazofia junta: . Nosotros, un resumen: “Ilegalización de los partidos, asociaciones u ONG que persigan la destrucción de la unidad territorial de la Nación”. “Suprimir todos los organismos ideológicos y subvenciones a partidos, sindicatos, patronales y otros entes políticos”. “Derogar todas las leyes que alienten el enfrentamiento y la división entre españoles, como las llamadas leyes de ”memoria democrática“ o ”memoria histórica“. ”Creación de un estado unitario, administrativamente descentralizado“. ”Derogación inmediata de la Ley Integral de Violencia de Género“. ”Derogación de la Ley de Eutanasia y de la Ley del aborto libre“. ”Inmediata expulsión de todos los inmigrantes que accedan ilegalmente a nuestro país“. ”Eliminar el acceso a la sanidad de quienes violentan nuestras fronteras“. ¿Dudan ustedes de cómo aplicarán esas salvajadas Abascal, Espinosa de los Monteros o Macarena Olona?

Pero hay otra segunda cuestión que deberíamos plantearnos y recurramos para ello a las enseñanzas de la Historia, tan venerable por la sabiduría que ha logrado transmitirnos a lo largo de los siglos. Y eso, advierte el Ojo, que no esperen de este modestísimo rincón algo más que generalidades básicas de aquí te pillo, aquí te mato, que para mayores conocimientos y saberes ya se asiste a los lugares señalados para ello, llámense colegios, academias, aulas, liceos, ateneos o universidades. Va un ligero repaso.

¿Qué hizo Benito Mussolini para adueñarse de todo el poder en Italia el 23 de noviembre de 1922? Fingir respeto a las normas democráticas, asumir la jefatura del Estado de forma provisional y en menos de un año acabar a las bravas con cualquier tipo de oposición para convertirse en el execrable dictador que fue. ¿Hitler? Habremos de repetir la misma historia de estos truhanes. Juran respeto a las normas democráticas, es más, se aprovechan de ellas ante las mismísimas barbas de los inocentes padres de la patria, elecciones primero y enterramiento de las urnas después, incendios provocados mediante, que ya nunca jamás volverán a hacerse oír los deseos de los ciudadanos, quedarse con el pan y la sal e instaurar el régimen de terror de todos sabido. Insistiremos, por si acaso no se nos ha comprendido bien, que aquí no pretendemos dar lecciones de la gran Historia a nadie, que bastante tenemos con entender, por ejemplo, el recibo de la luz. 

Así que tampoco recordaremos, por pura vergüenza, el despliegue de cariño y comprensión que en los años treinta del siglo pasado lanzaron los dirigentes de la República Española hacia los valores patrióticos de aquellos militares, africanistas o no, el pecho henchido de su amor a la patria, y que nunca se cansaban -gentuza, sinvergüenzas, canallas- de proclamar su respeto a la República y sus representantes legítimos, presidentes, ministros y diputados. Justo hasta el día anterior a su sublevación, sangre, fuego y destrucción. 

¿Son estas citas apocalípticas pertinentes en estos momentos, son quizá equivalentes los personajes de entonces con los de ahora, los partidos fascistas con Vox, aquellos dictadores salvajes y sus tropas de asalto, desde las SS hitlerianas a los escuadristas del fascismo italiano con las fuerzas del partido de Abascal? Qué tontería, claro que no, y haríamos el ridículo si nos creyéramos -por muy lejana que sea la aproximación- que vivimos tiempos similares. Se trata, tan solo, del inocente pasatiempo de echar la vista atrás y adelante en estos comienzos de marzo de 2022, tan rara su meteorología como la actividad política de nuestros compatriotas. Pero… ¿Vox es tan distinto de Trump? ¿Se acuerdan de sus tropelías? ¿Del asalto al Congreso? ¿Y si aquello ocurrió en un país como Estados Unidos, siglos de democracia, quién nos asegura que aquí estamos blindados para desmanes de similar gravedad? 

Cerremos los libros y volvamos a lo nuestro: ¿Debe un señor que se llama Alfonso Fernández Mañueco, representante del Partido Popular, gobernar Castilla y León con otro señor o señora del regimiento de Santiago Abascal, que dicen lo que dicen y que afirman que van a hacer lo que dicen que van a hacer? Y sepamos todos, que no nos vendan la moto, que esa decisión la tomará el flamante y centrísimo Núñez Feijóo, que el pimpollo Casado, pobre criatura, anda por ahí de córpore insepulto como los espectros de don Juan Tenorio. Adjudiquen ustedes mucho valor a esta primera decisión, que luego vienen Andalucía, y Madrid si se tercia, hasta llegar al gobierno de España. Con sus generales, sus tanques y sus aviones, sus guardias civiles y sus policías. Amén de sus curas, obispos, cardenales, jueces y magistrados. Cierto: escalofríos. 

Adenda: Una pandemia de horror sacudió al Gobierno de Pedro Sánchez apenas un mes y medio después de tomar posesión. Decenas y decenas de miles de muertos. También vino Filomena, temperaturas de hasta -30º. Se sumó el volcán de La Palma: 85 días de erupción, 9.090 seísmos en la isla canaria y erupciones que alcanzaron los 8.500 metros de altura sobre el nivel del mar. Y ahora, cuando parecía que podíamos empezar a subir la gran cuesta, Putin y la guerra. Un meteorito. Le falta un meteorito. 

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El Ojo izquierdo nació en El País en 2010 y prolongó su vida durante diez años en la cadena SER, con vivienda propia en el Programa Hoy por Hoy, primero con Carles Francino, después con Pepa Bueno y finalmente con Àngels Barceló.

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