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El Tenerife, sin gol ante la Ponferradina, sigue de empate en empate

Gallego conduce ante Nwakali

José Miguel Galarza

Santa Cruz de Tenerife —

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La reactivación del tinerfeñismo con la mejor entrada de la temporada no fue premiada con un partido diferente del CD Tenerife, blando ante la Ponferradina en la poca definición que manejó e incapaz de encontrar una combinación fructífera cuando encaró a la última línea visitante. De empate en empate, no sale de pobre el equipo de Ramis, cada vez más predestinado a jugar nada distinto de la permanencia.

La visita de la Deportiva, como antes la cita en Málaga, revelan que este Tenerife de enero no está para otras cosas –a salvo de lo que pueda pescar en el mercado de invernal– que guardarse de no pisar el fango de los cuatro puestos de descenso, donde la presión podría condenarle al histerismo.

Este sábado blanquiazul, en el que el club fue capaz de convocar al doble de espectadores del suelo de fieles que suele acompañar al equipo, no se correspondió con una faena distinta del representativo. Un partido de emociones chiquititas –tres tiros blandos, mucha caída al área sin sentido y nada más– que se define en el aplauso de despedida: la mitad de los futbolistas saludando a la parroquia y la otra de cháchara con el rival, tales debían ser las urgencias que comunicar a los colegas.

Porque ha llegado el Tenerife a un extraño punto de estabilidad en lo que la Liga paraba y se reactivaba. Un punto cada semana –y así hasta cuatro– que, según se mire la cosa, es tan bueno como malo, tan motivante como frustrante. Si ni fuera, claro, porque este no es el Tenerife de hace un año al que nadie sacaba de los puestos de ascenso, ni los rivales contra los que no ha perdido son los gallos de la Segunda División.

Habrá que convenir entonces que lo único bueno del Tenerife es que no pierde. En lo demás, ataca, empecinado, un guion plano. No desafina en lo elemental, pero no le sale un arrebato con valor de gol, tres puntos, un golpe en la mesa que le cambie la cara y el objetivo. Tenía una ocasión de oro frente a la peor Deportiva de los últimos años en el Heliodoro y no la aprovechó.

Acomodado por la esterilidad que también distingue al equipo de David Gallego, el Tenerife fue incapaz de hacer desentonar a su rival. Ausente Teto, otra vez lesionado, emparejó a Enric Gallego con Shashoua en la primera titularidad liguera del inglés tras su regreso, tiró a un flanco a Iván Romero y le dio el otro a Elady. En lo demás, lo previsible, ahora que José Ángel parece titularísimo.

Varió un nombre, pero no el resultado de la mezcla, un primer acto plano ­de esfuerzo generoso, pocos uyes y ningún remate por dentro. Quiso el Tenerife llegar desde la salida jugada o desde la recuperación, pero cayó en el error con el que definió todo el partido: entre dos opciones eligió siempre la menos rentable. Cuando se pedía un pase definitivo, optó por un tiro inoportuno, y cuando arrastraba a medio rival en un córner para liberar un remate limpio, llegaba la pelota fuera de sitio. Y así todo.

Tanta incapacidad para inclinarse por la mejor elección acabó explicando este empate que no saca de pobre a los de Ramis. No le amaneció un remate que obligara a Amir hasta el de Iván Romero en el 57 (luego otro de Waldo en el 67 y hasta luego).

Y ganó un punto de actividad el Tenerife con la vuelta de Waldo tras el entreacto y el ingreso tardío de Mo Dauda. Casi sin posibilidad de jugar a campo abierto, y como el Tenerife de automatismos anda escasito, ni el uno ni el otro pudieron hacer daño con una contra limpia o una caída por los flancos. Trataron de entenderse con Shashoua, pero les pudo la precipitación o la descoordinación.

Quedan en el haber las aportaciones de los habituales. Shashoua, a la vista reanimado con la titularidad y al cabo el único futbolista capaz de distinguirse con una conducción verosímil o un regate valiente, o Iván Romero, castigado a jugar tirado como falso extremo en una zona y con un rol que opaca sus cualidades como delantero.

En una media de puntos solo suficiente para hollar el campamento base en mayo, va camino el grupo de Ramis de cambiar respeto por miedo cada vez que haga frente a un partido. Y los dos compromisos seguidos fuera del Heliodoro (FC Cartagena y Racing) terminarán puede que terminen de decidir si tiene discurso y actores para otra cosa que no sea evitar una tragedia.

(0) CD TENERIFE: Soriano; Mellot, Sipcic, Sergio González (José León, m.74), Nacho; Iván Romero (Mo Dauda, m.74), Aitor Sanz (Alex Corredera, m.64), José Ángel, Elady (Waldo, m.64); Shashoua y Enric Gallego (Borja Garcés, m.81).

(0) SD PONFERRADINA: Amir; Paris, Amo, Pascanu, Moi Delgado; Dani Ojeda, Diéguez, Kelechi (Edu Espiau, m.66), Hugo Vallejo (Heri, m.89); Yuri (Sabit, m.66) y Derik (Naranjo, m.66).

ÁRBITRO: Iosu Galech Apezteguia (Comité Navarro). Amonestó a Enric Gallego (m.8) y a los visitantes Moi Delgado (m.29), Derik (m.38), Kelechi (m.62), Sabit (m.67), Amo (m.81) y Heri (m.90+5).

INCIDENCIAS: Partido de la vigésimo tercera de LaLiga SmartBank 22-23 disputado en el estadio Heliodoro Rodríguez López ante 16.660 espectadores. Se guardó un minuto de silencio en memoria de los exjugadores blanquiazules Pablo Llanos y Lorenzo Cruz.

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