El Tenerife repite en Huesca la historia de la temporada

Aitor Sanz y Jorge Pulido se disputan el balón

José Miguel Galarza

Santa Cruz de Tenerife —

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Arrimado al castigo de jugar en lunes, liberado hasta ahora de caer en la angustia de la lucha por la permanencia, el Tenerife se dio un atracón de caídas en el área y tiros francos sin más premio que el quinto gol de Waldo. Y eso obligado a remontar después de hacer el Huesca su gol en una de las dos ocasiones que le concedió el equipo de Ramis, un remate poderoso de Obeng ganando la espalda a Sergio y tomando sobrevenido a Soriano.

El 1-1 en El Alcoraz no saca de pobre a los blanquiazules ni le asegura su plaza en la Liga por el empuje de última hora del Málaga, que obligará a cinco o seis equipos a sumar dos o tres puntos más para evitarse complicaciones acabando mayo. No parece el caso del Tenerife si mantiene esta línea de generar mucho más que el contrario y responde positivamente en dos o tres de los compromisos pendientes.

Jugó liberado el Tenerife frente a un rival en la misma carencia de objetivos de más fuste en la que anda casi la mitad de la Segunda División. Sin sancionados ni titulares lesionados, Ramis apostó por los habituales y repitió el once de la semana pasada. La elección le vino bien y dio para un arranque bienintencionado que le dio el balón, la circulación y una sucesión de pelotas al área aprovechando la salida jugada de Corredera y la percusión por el flanco izquierdo de Nacho y Waldo.

El Huesca necesitó un rato enorme para desperezarse. Con el ritmo en manos del Tenerife, solo encontró algo de aire tratando de cogerlo a la contra, una situación en la que Obeng comprometió un par de veces a León (provocándole una amarilla temprana) como luego Gerard Valentín en una vuelta que cogió a Sergio volviendo de un ataque, fuera de sitio, para ganarse otra tarjeta. En media hora, tener a los dos centrales amenazados parecía el único riesgo cierto frente a un equipo como el de Ziganda, que solo subió de revoluciones con espasmos y juego directo.

Por la vía expeditiva –y la habitual desconexión puntual del Tenerife­­– encontró el Huesca el camino del gol. Andando el 34, Ratiu colgó un balón desde la banda derecha que agarró destensado a Sergio y acompasado el salto a Obeng. El delantero ghanés se elevó sin marca para cazar un cabezazo impecable en el palo largo, con Soriano defendiendo a bocajarro en lo que intentaba una parada milagrosa que no fue.

Antes de lo de Obeng, el Tenerife también había repetido la parte que peor ejecuta de su guion de partido. Tras sacudirse del arrebato de respuesta del Huesca, Enric Gallego había cazado (m.21) la primera entrega clara que le llegó a su zona de definición. La pegó en caída, mordida, tras asistirle Iván Romero, más productivo en la primera entrega, menos lucido después, abocado a jugar los noventa minutos.

La tuvo Gallego como después (m.37) Borja Garcés, cuando se encaró con Andrés demasiado angulado para buscarse un tiro entre el portero y los palos. Andando la cosa en una suerte de ida y vuelta antes de la pausa, el Huesca pudo ensanchar la renta con el otro remate franco que le permitieron los de Ramis, un tiro con mucho veneno y poca potencia de Obeng (m.41) al que respondió fiable Soriano.

La vuelta de la caseta abrió el paso a un Tenerife igual de ambicioso que el madrugador y más expeditivo en las aproximaciones al área. En una de esas de dos pases que mejoe maneja –sin cumplirse el primer tercio de la continuación­–, Mellot se atrevió con un pase de cuarenta metros para el desmarque al espacio de Borja Garcés. Recibió escorado en el área el delantero, controló, se orientó hacia la llegada de Waldo desde la segunda línea y le cedió la suerte de espadas. Waldo no le hizo ascos con un tiro colocado y Andrés Fernández hizo el resto haciendo poco.

Con el partido vuelto a comenzar, los de Ramis no se conformaron y solo les pudo la ausencia de veneno que le ha lastrado este curso. Le surgieron ocasiones llegando en superioridad como robando en la salida del Huesca. Y tuvo una enorme Garcés en una contra clarísima (m.69) que le mejoró Gallego arrastrando a su par. Y luego dos remates a bocajarro casi seguidos (m.75 y m.76) del mismo Gallego y Waldo, revelado el extremo pacense como el futbolista que mejor ha llegado a este tramo del curso. Y otra vez Gallego (m.79) en otra propuesta eléctrica con balón desde su banda de Nacho y asistencia de Mo Dauda para el delantero.

Tuvo tanta producción de peligro el Tenerife que solo recordando tantos precedentes de esta temporada puede entenderse un final sin más goles. Menos comprensible sería el relevo de Corredera por Larrea cuando el compañero de Aitor Sanz andaba desatado, pero igual de conocida es esta querencia de Ramis por el equilibrio, incluso cuando el fútbol reclama una mijita más –¡son cinco minutos, cristiano!­– de vértigo.

(1) SD HUESCA: Andrés Fernández; Ratiu, Blasco, Pulido, Florian Miguel; Gerard Valentín Nieto (m.90+2), Óscar Sielva, Timor (Tomeo, m.81), Marc Mateu (Javi Martínez, m.68); Obeng y Juan Carlos Villarrasa (m.81).

(1) CD TENERIFE: Soriano; Mellot, Sergio González (Sipcic, m.46), José León (Kike Salas, m.46), Nacho; Iván Romero, Aitor Sanz, Alex Corredera (Larrea, m.82), Waldo; Borja Garcés (Mo Dauda, m.71) y Enric Gallego.

GOLES: 1-0, m.34: Obeng. 1-1, m.58: Waldo.

ÁRBITRO: Saúl Ais Reig (Comité Valenciano). Amonestó a Florian Miguel (m.49), Óscar Sielva (m.61), Juan Carlos (m.68) y Gerard Valentín (m.79) y a los visitantes José León (m.9), Sergio González (m.30).

INCIDENCIAS: Partido de la trigésimo sexta jornada de LaLiga SmartBank disputado en el estadio de El Alcoraz ante 4.356 espectadores. Los jugadores del Tenerife lucieron brazaletes negros en memoria de su exentrenador Valentín Jorge, Robi.

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