El 'síndrome Viera' lastra a la UD Las Palmas

Jonathan Viera junto a Pedri en el encuentro frente al Deportivo de La Coruña.

EFE

Las Palmas de Gran Canaria —

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Al entrenador de la Unión Deportiva Las Palmas, Pepe Mel, le incomoda que de forma reiterada se le pregunte por la mala racha de resultados de su equipo desde que Jonathan Viera regresó, como estaba estipulado, al Beijing Guoan de China, club propietario de sus derechos.

Una secuencia de resultados -cuatro empates y dos derrotas-, unida a la eliminación de la Copa del Rey ante un equipo de Segunda División B como el CD Badajoz, que se inició, precisamente, el día que Viera disputó su último partido de amarillo, el 21 de diciembre de 2019, ante el Rayo Vallecano en el Estadio de Gran Canaria (1-1).

Para encontrar la última victoria de la Unión Deportiva hay que retrotraerse una semana antes, en Elche (2-3), con una espectacular remontada en apenas diez minutos de la segunda parte, liderada -cómo no- por el 'Mago'. Cincuenta días se cumplieron este pasado lunes de esa épica victoria en el estadio Martínez Valero.

La sorprendente noticia de su llegada el pasado 2 de septiembre, en forma de cesión, constituía un arma de doble filo. El equipo amarillo, hasta final de año, iba a dar un evidente salto cualitativo, porque está fuera de toda duda que Viera hace mejores a todos los que tiene a su alrededor.

Los números así lo atestiguan: diez goles en doce partidos, varias asistencias y una aportación decisiva en forma de puntos para darle al equipo amarillo un impulso en la clasificación y tener licencia para soñar con el ascenso.

“Cuando no sepan qué hacer, me dan el balón, que a mí no me lo quitan”, les decía a sus compañeros.

A sus 30 años, Viera está en plena madurez futbolística y, probablemente, su lejanía de la liga española, en una competición irrelevante, pero sin competencia en lo económico, le ha privado de tener opciones de regresar a la selección absoluta.

Por ello, no era complicado adivinar -como se temía desde el mismo día de su llegada- que la Unión Deportiva le iba a echar de menos desde el momento en que tomara el camino de vuelta, ese que hasta última hora ha intentado evitar el club, resignado tras asignarle el dorsal 21 a Tana.

Esos cincuenta días sin ganar que ha encadenado el equipo isleño no se pueden atribuir únicamente a las “rachas”, manido argumento al que tanto se refieren los profesionales. En este particular caso quizá sería más apropiado encontrar una relación causa-efecto.

No solo son los fríos datos -cuatro puntos sumados de los últimos dieciocho posibles-, sino la sensación que transmite el equipo grancanario, confundido en la búsqueda de los caminos hacia el gol, precisamente los que Viera encuentra antes que nadie, lo que le convierte en un futbolista diferente.

Tras la derrota del pasado sábado en Coruña ante el Deportivo (2-1), en otra demostración de incapacidad a pesar de la mínima diferencia del resultado final, Aythami Artiles, uno de los capitanes del equipo, fue tajante: “Somos realistas: hay que pensar en salvarse y cambiar el discurso”.

Unas palabras que, con Jonathan Viera en la plantilla, probablemente el defensa de Arguineguín, voz autorizada del vestuario, no hubiese pronunciado jamás.

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