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Gran Canaria busca reducir los más de siete millones de euros que se gasta en abono usando el lodo de las depuradoras

El presidente del Cabildo de Gran Canaria, Antonio Morales; los consejeros de Sector Primario y Soberanía Alimentaria, Miguel Hidalgo 2, y de Medio Ambiente y Emergencias, Miguel Ángel Rodríguez; el presidente de la organización agrícola COAG, Rafael Hernández; y la técnica y directora del proyecto Irene Duouis. EFE/ Elvira Urquijo A.

Iván Alejandro Hernández

Las Palmas de Gran Canaria —

Gran Canaria gasta siete millones de euros para importar 12 millones de kilos de abono al año, según ha cifrado el presidente de la corporación isleña, Antonio Morales, lo que supone una dependencia del 90%.

Traer tal cantidad significa también dejar una importante huella ecológica debido al transporte de la mercancía vía marítima y terrestre. Para buscar una solución a este problema, el Cabildo de Gran Canaria, la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria y la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos de Canarias (COAG) llevan desde 2013 con una investigación que ha concluido su segunda fase.

En Gran Canaria se producen 70.000 toneladas de lodo al año producto de las depuradoras que tratan las aguas residuales, algunos de los cuales van al vertedero y otros a los Ecoparques, donde se debe pagar cuatro millones de euros por su tratamiento. En la investigación tratan de averiguar cómo se puede dar, con garantías y seguridad, un uso agrícola transformando ese lodo en compostaje tras ser mezclado con residuos vegetales.

Si en la presentación de los resultados de la primera fase en marzo de 2016 los resultados fueron catalogados de “excelentes” este miércoles, en la Casa Palacio del Cabildo de Gran Canaria, las conclusiones han sido “muy positivas”, según la directora del estudio, Irene Dupuis, de la ULPGC.

Se ha podido comprobar que el lodo de las aguas depuradas compostados es equivalente --o incluso llega a ser superior-- al abono tradicional con el añadido de que retiene una gran cantidad de agua de riego: con el abono mineral se pierde el 40% del agua, con este abono orgánico apenas se pierde el 3%.

Para el presidente de COAG, Rafael Hernández, es “un avance tremendo” para los agricultores porque reducen ampliamente sus costes en una isla que tradicionalmente siempre ha tenido el problema del agua.

Dupuis ha afirmado, tras usar este compostaje en los cultivos de “lechuga, millo, calabacín, plataneras o papas”, que se pueden consumir los alimentos con total seguridad ya que no tienen contaminantes. Esto se debe a que en la isla a penas se produce industria y, como sucede en otros lugares donde se lleva a cabo este compostaje, no contienen metales pesados.

De los quince ensayos que se han puesto en práctica, el estudio también ha averiguado que el compostaje puede ser utilizado en otros ámbitos fuera de la agricultura: para recuperar zonas forestales perdidas por los incendios o para la restauración de suelo en zonas degradadas; también es válido en el ámbito ornamental como en la jardinería, o en viveros.

Sin embargo, aún no se puede aplicar en la isla a gran escala porque están en fase de estudio e investigación para tratar de garantizar con toda la seguridad posible que el material cumple con todas las normativas.

En la siguiente fase de la investigación se aplicará el compostaje en las viñas para luego para a la industrialización como paso previo a su aplicación real.

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