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Corrupción

Rafael González Morera

Me he pensado un buen rato el título del artículo, porque escribir sobre corrupción ya parece un chiste de mal gusto. Me doy cuenta que pensar un rato es una indirecta a Rato (Rodrigo), y me veo de nuevo hurgando en las tarjetas negras de Caja Madrid, en todo el entramado del évola y demás asuntillos que van surgiendo de forma inexorable cada día, y una novedad tapa a la otra, aunque a mí no me engañan a estas alturas. De ahí que he llegado a la conclusión que la enfermera Teresa Morales, que está infectada por los bichitos del évola, en realidad es un agente secreto de Pablo Iglesias que está formando todo este follón para cargarse de una vez al Partido Popular. Ya dudo que esté enferma, y lo más seguro que está haciendo es poner a calentar el termómetro para que suba el mercurio y se plante en el alarmante 38,6, y además estará tomando laxantes para tener una colitis descomunal y despistar a los médicos del hospital.

La corrupción en España es de tal calibre que no me fio lo que pueda tener Pablo Iglesias dentro de la coleta. A lo mejor está llena de tarjetas negras, para repartirlas entre sus correligionarios, y de ese modo terminar por vaciar los bancos y las antiguas cajas de ahorro y monte de piedad. No tienen piedad con el ciudadano de a pie, que nos despertamos escuchando la radio sobresaltados, indignados, y cuando nos enteramos que se han cargado al perro Excalibur, propiedad de Teresa Morales, pensamos que está bien hecho porque el perro puede ser un can de Troya que si termina introduciéndose en la sede del Partido Popular de la calle Génova va infectar a todos los “populares” del évola y a ver que dice luego el ministro Margallo de la Marca España.

La corrupción se ha convertido en un deporte nacional, hasta el punto que hay una competición tremenda, cuyo líder es el Partido Popular, seguido por el PSOE y la UGT, en buena posición CiU, y a más distancia Izquierda Unida y CCOO. En realidad la corrupción comenzó en 1978, con la nueva constitución monárquico/franquista/borbónica, y la comenzó a impulsar Felipe González con el GAL, y los robos de dinero público, Fondos Reservados, Filesa, Malesa, Time Export, y no vamos a dar toda la lista porque es un rollo. Después el Partido Popular mejoró la corrupción felipista, la desarrolló científicamente, y la llevo a los altares, la encumbró, hasta el punto que hoy día surgen noticias a borbotones y casi sin interrupción. Una que no me esperaba es la del exdirigente de SOMA/UGT, el asturiano Fernández Villa, por su aureola de luchador obrero, sindicalista.

En este punto la vecina del quinto llega a Farray, y cuando le expongo algunas ideas para este artículo, se suelta la lengua. “Usted sigue siendo un romántico, de las últimas corruptelas la más que me ha gustado ha sido la de Miguel Blesa, en unos gastillos que hizo se pulió 9.000 euros en un safari en Africa, y además no se infectó de évola, y se gastó de una tacada 10.000 euros en vino, ya me podía haber invitado, Y no voy a citarle todas las últimas corruptelas, mire, desde la transición el PPSOE es una máquina de meter mano en la lata del gofio para llevarse todo lo que puedan, que vivimos dos días y además puede llegar alguien que mande parar. Esa es la clave del pánico que le han cogido a Pablo Iglesias, a Alberto Garzón, a Ada Colau, que temen que lleguen al Poder, y seguro que levantan las alfombras y más de uno va a acompañar a Bárcenas, esa es la clave de que le acusen de todo, de populista, chavista, bolivariano, y ya verá como les salga mal eso de que la enfermera Teresa Morales es una mentirosa, pues le echaran la culpa a Pablo Iglesias, diciendo que ha estado en Africa ayudando a los negritos y de ahí que haya traido el évole”. Le digo que se referirá al évola, y me corta: “Bueno, da igual, acusaran a Iglesias de evolista o evoliano. Ya verá, ya”. Y se marchó diciendo: “Voy a ver si en el banco me dan una tarjeta negra”.

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