Muchas incógnitas

El año recién estrenado presenta muchas incógnitas en todos los órdenes. En el político, es imposible predecir qué va a pasar. Es año electoral, recordemos; pero ni el escenario ni las entrañas son como en convocatorias anteriores. Y los partidos como que no son conscientes de ello. O al menos, así lo parece, a la vista de que las estrategias difieren poco de ediciones pasadas. Por ejemplo: aún no tienen claro cómo procesar un fenómeno de nuestro tiempo que ya ha tenido su bautismo electoral y que tras aquellos comicios europeos se ha configurado como estructura, en tanto su discurso populista (con menguante tendencia totalitaria) ha ido calando entre sucesivos tratamientos televisivos y resultados de encuestas cada vez más favorables, basados principalmente en que hay que gente que quiere escuchar lo que sugieren la degradación política, el cansancio y la incredulidad. Y si no, ahí tienen los que sitúan a la formación política de Pablo Iglesias como la segunda opción en Euzkadi, es decir, por encima del núcleo abertzale, con todo lo que eso simboliza y significa.

Sobra decir que, de confirmarse esta tendencia en las urnas, el bipartidismo se quedaría en residual. Pero hay que plantear, obligatoriamente, cuál es la posición de Podemos con respecto a la aspiración independentista de los vascos. Y no vale decir solamente que decidan ellos, que tienen derecho… Para entendernos, habrá que saber qué deciden, con certeza y concreción, respecto del modelo constitucional.

Pero estábamos con que la primera cita con las urnas es el 24 de mayo próximo, autonómicas y locales. Hasta ahora, escarceos, conjeturas, posibilismos y algunas resoluciones de primarias en determinadas formaciones. Después de Reyes, o sea: ya, acelerón a los procesos candidaturales para disponer de nombres que alimenten expectativas. Pero es insuficiente: seguro que a más de uno gustaría conocer alternativas y acciones. Primero, para ver si tienen encaje ideológico; y después para ver cómo se contrarrestan algunos planteamientos, sobre todo, aquellos que, más allá de las ofertas programáticas partidistas, son capaces de romper con la repulsión hacia la política, motivar al electorado y regenerar una convivencia social que realmente sea una revisión profunda de cómo se ha desenvuelto hasta ahora.

Pero de eso hasta esta fecha, poco se sabe.