Espacio de opinión de Canarias Ahora
¿Quousque tandem, Rajoy?
Quousque tandem abutere, Catilina, patientia nostra? ¿Hasta cuándo abusarás, Catilina, de nuestra paciencia? ¿Cuánto tiempo hemos de ser todavía juguete de tu furor? ¿Dónde se detendrán los arrebatos de tu desenfrenado atrevimiento? ¡Qué! ¿No han contenido tu audacia ni la guardia que vela cada noche en el monte Palatino, ni los que protegen la ciudad, ni el espanto del pueblo, ni el concurso de todos los buenos ciudadanos, ni el templo fortificado en que el Senado se reúne hoy, ni los semblantes augustos e indignados de los senadores? ¿No has comprendido, no estás viendo que tus planes se han descubierto??
En el año 63 a.C. Catilina recurrió a los sobornos ?y más tarde a otras sucias tretas- para asegurarse la victoria como cónsul en las elecciones. Cicerón le hizo frente en el Senado y le lanzó a la cara la primera Catilinaria ?de la que he extraído un párrafo- que hizo que los demás senadores se apartaran de él, dejándolo solo en su escaño.
Más de dos mil años después no estamos viviendo una situación muy diferente. Las palabras de Cicerón bien podrían ser una catilinaria a Rajoy. A un presidente asustado, nervioso, callado y huidizo. Encerrado hasta que escampe, escondido tras una pantalla de plasma. Consciente de que solo acudiendo a mentiras, trampas y argucias podrá sortear la situación. Aquejado de una paranoia mesiánica que le lleva a decir que “el Estado no se somete a chantaje”, como proclamó el absolutista Luis XIV en el siglo XVII: “L'État c'est moi”. Otra cosa es que los diputados asuman su papel y lo marginen; que los diputados liberen su conciencia y rechacen a los que han propiciado y propician la situación que se vive en España.
Y es que España huele a podrido. La crisis económica es muy grave, pero la institucional es tremendamente delicada y peligrosa. El Estado navega en un mar de mierda, entregado a unas élites económicas que administran sus peones con recia sabiduría para controlar la economía y la política. La corrupción se ha convertido en un tumor que ha invadido las entrañas del poder: en los últimos años de esta democracia se han producido más de ochocientos casos que han provocado más de dos mil detenciones (aunque en estas cifras no estén todos los que son ni sean todos lo que están). Poco a poco se ha ido instaurando un bipartidismo absolutista -retroalimentado por ellos mismos- y se ha ido cimentando un modelo de partidos poco democráticos en su funcionamiento interno, faltos de transparencia y control, compuestos por aparatos de una voracidad ilimitada y una ambición desmedida que, pudiendo hacerlo, no han querido legislar para regular su financiación, piedra angular del fraude y la corrupción. Las sospechas y, desgraciadamente, muchas veces oscuras certidumbres, se van extendiendo a la Monarquía, la Justicia, los sindicatos, los medios de comunicación, las instituciones representativas?
Y, como para confirmar la existencia de una democracia enferma en fase terminal, llevamos semanas, meses más bien, envueltos en un ciclón de noticias en torno al partido que gobierna el país por mayoría absoluta. Asistimos atónitos al caso Gürtel, una trama organizada en el entorno de los gobiernos de Aznar, de Aguirre (Madrid) y de Camps (Valencia) para financiar al partido y procurar “satisfacciones” a muchos de sus miembros; a la doble contabilidad de Luis Bárcenas, al que primero protegieron pagándole abogados, mandándole SMS presidenciales de apoyo y haciéndole alabanzas y al que ahora denostan como apestado; a un entramado de sobresueldos; a evasiones fiscales a Suiza por parte de su tesorero y quién sabe si de alguien más; a una financiación ilegal con el dinero de empresas que se valían de la situación para conseguir las obras públicas que compensarían con creces sus dádivas?
La ciudadanía no sale de su espanto. Perpleja, indignada, engañada, empobrecida, sin futuro y atemorizada, ve como se le somete a recortes y ajustes interminables y se pregunta con qué autoridad moral les piden sacrificios cada día los que después se lo llevan crudo. Y sigue mostrando su rechazo, en casi un 50%, a participar en las elecciones. Y aumenta cada día la percepción de corrupción generalizada. Y muestra cada vez más desconfianza y rechazo a la política y a los políticos.
Hace unos días Rosa Diez intentó promover una moción de censura. Ahora es Rubalcaba el que ha tomado la iniciativa. Proponen sustituir a Rajoy por otra persona del PP. Es una propuesta trampa. Una parodia sin sentido. Nos reconduciría al mismo sitio. No se trata de ganar una batalla política absurda. Se cambia a Rajoy y después de nuevo a girar en la noria de los despropósitos y los desapegos ciudadanos.
Pero hay algo más preocupante. Desde hace un tiempo Raúl del Pozo se ha convertido en un predictor de lo que va a suceder. Está bien informado. Sigilosamente va lanzando noticias que después se convierten en portadas en los medios de comunicación. El pasado 12 de julio avanzaba en su columna de El Mundo que le habían dicho que “está en marcha el Pacto de la Gran Tijera para tapar los tres escándalos mayores: ERE, Bárcenas y Urdangarín” porque “si cae el Gobierno con un PSOE destrozado se proclamaría la independencia de Cataluña con el peligro de la caída de la Monarquía”. Sería lo último que nos pudiera pasar: un pacto para taparlo todo. El aguijonazo definitivo a una democracia que camina a pasos agigantados hacia la berlusconización.
No se puede esperar una regeneración de la democracia desde el PSOE y el PP. Acababan de aprobar una nueva ley para la financiación de los partidos políticos a principios de 2012 llena de lagunas legales, incapaz de frenar la financiación ilegal y sin medios para el Tribunal de Cuentas y unas semanas más tarde se desgañitaban, de cara a la galería, pidiendo más transparencia, el cese de las aportaciones de las empresas, etc. Es más, a mitad de junio pasado pactaron para que las empresas pudieran financiar a las fundaciones de los partidos políticos como han venido haciendo hasta ahora. Caldera dice que “lo que es legal, es legal” y que si su fundación (IDEAS) recibió un millón de euros cuando gobernaba el PSOE, FAES recibe cinco o seis veces más?
Se necesita un cambio profundo. Una catarsis desde la raíz. Los jueces no están imbuidos de un poder divino. Ni son todos santos, ni pueden ni deben ser la solución a lo que está pasando..., pero tienen que actuar en estos momentos (por el bien de la democracia) con absoluta independencia, obviando las interferencias y los “controles” de sus órganos de control altamente politizados (desde fuera y desde dentro). Dejando de lado sus posiciones progresistas o conservadoras. Están juzgando a miembros de la Corona, a los principales partidos políticos, a empresarios y banqueros, y deben hacerlo bien. Y la ciudadanía también. Es la hora de los movimientos cívicos y sociales (acaba de salir a la palestra Cuentas Claras desmenuzando las cuentas del PP) y de los partidos políticos alternativos, que promuevan una democracia participativa y plural. Es la hora de que no se vote a los corruptos ni a las listas con corruptos. De que se fuercen, desde la movilización y la participación, medidas para una profunda transformación de la Democracia. Es tiempo de parar la podredumbre. O eso o hacernos cómplices y que todo siga igual.
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