La portada de mañana
Acceder
¿Cómo ha votado cada municipio de Catalunya desde 1980?
La acampada por Gaza culmina su segunda semana: “Seguiremos”
Opinión - Eurovisión y Europa, hundidas de la mano. Por Rosa María Artal
Sobre este blog

Espacio de opinión de Canarias Ahora

Murió “El Capi” amarillo

Rafael González Morera

Murió “El Capi”, cOmo bien ha dicho José Manuel León, el eterno capitán amarillo. Como jugador vivió varias etapas de la Unión Deportiva Las Palmas. Empezó jugando en el filial Unión Atlético procedente de los juveniles creados por Juan Obiols. Desde su debut en 1958, hasta su retirada en 1969, figuró en varias defensas históricas, la más antigua, siendo un jovencito, la formada con Beltrán, Marcial y Beneyto, y ya de veterano con Tonono, José Luis y Martín Marrero.

Después, unos treinta y pico años como masajista y utillero, confesor de los jugadores, padre futbolístico de muchos de ellos, alma del club de Pío XII. Tenía un carácter fuerte, pero un corazón de oro, y entre las muchas anécdotas recuerdo cuando en una ocasión le hice una dura crítica al equipo que había perdido con el Elche en el viejo Estadio Insular. Al lunes siguiente, en un entrenamiento, me dijo: “¿Tú eres canario, tú eres amarillo?, porque parece que eres enemigo de la Unión Deportiva”. Le contesté que era de La Isleta y le pregunté: “¿Tú crees sinceramente que el equipo jugó bien el sábado?”, y se quedó callado un instante. Luego añadió: “Bueno, pero no seas tan duro en tu crónica”.

Otra anécdota inolvidable fue cuando en un viaje con la Unión Deportiva las perturbaciones atmosféricas eran tan grandes que el avión se movía de forma muy preocupante. Los pasajeros rayaban en muchos casos el histerismo, una monja llorando le rezaba a Dios y todos los santos, mientras Aparicio trataba de infundir ánimos a todo el mundo, y en muchos jugadores muy miedosos. De repente se me acerca a mi asiento y como me ve tranquilo va y me dice: “Venga Morera, dale ánimo a la monjita, yo me ocupo de los jugadores”.

Cuando jugaba y se lanzaba al ataque daba un silbido para avisar a Juanito Guedes, Germán o Gilberto II que le metieran un balón, era el silbido del “Capi”, reconocible, personalísimo. En el avión se pasó silbando de vez en cuando para animar a los jugadores y al resto de los pasajeros.

En otra ocasión un sábado por la noche me encuentro a Aparicio en chándal en la recepción y a García Panasco en los pasillos del hotel en bata, vigilantes, pendientes de la llegada de dos jugadores que se habían “escapado” para echar una canita al aire. Me reservo los nombres porque están vivos y me acusarían de chivato. A Aparicio le pregunté si estaba de guardia y me contestó: “Estoy en primera línea, don Jesús está delante de la habitación de los dos jugadores ”fugados“, les va a caer una multa gorda”.

Cosas del fútbol, esos dos jugadores el domingo por la tarde hicieron un partido extraordinario, y por la noche les dije “les sienta bien echarse una juerguita”, y se quedaron sorprendidos, descojonados de la risa. Uno de ellos me contestó: “¡Coño, cómo se ve que eres periodista, te enteras de todo”.

Por los años 70, no recuerdo bien la temporada, pero estaba Pierre Sinibaldi de entrenador, en Santander un sábado por la mañana en el campo anexo de La Albericia se organizó en el entrenamiento un partidillo ocho contra siete. De repente Aparicio me viene y me dice: “Oye, ¿quieres equiparte para completar el ocho contra ocho?”. Le expliqué a Aparicio que yo iba a hacer la crónica prepartido para publicar el domingo por la mañana en La Provincia, y además no estaba bien en convertirme en futbolista, y no muy convencido dejó de insistir. Por la tarde en el hotel, cuando estaba escribiendo la reseña, va y me dice: “También informa que no quisiste jugar el partidillo, di toda la verdad”.

Ernesto Aparicio, “El Capi”, descanse en paz.

Sobre este blog

Espacio de opinión de Canarias Ahora

Etiquetas
stats