Proa al marisco y no corrigen el rumbo. Los directivos de Radiotelevisión Española empiezan a hacer bueno al siniestro Alfredo Urdaci, el de la etapa más oscura de la manipulación informativa, de las consignas de Miguel Ángel Rodríguez (MAR) y del PP totalitario y ramplón. El regreso de la derecha a la radiotelevisión pública se ha traducido, casi de inmediato, en la pérdida de las indiscutibles posiciones de liderazgo, neutralidad y prestigio alcanzadas durante la etapa de Fran Llorente al frente de los servicios informativos, no sin cabreo de ciertos sectores del PSOE que consideraban que el que tiene el mando del país tiene el mando de los medios de información públicos. El PP salivaba su asalto meses antes de su triunfo electoral y, como era de prever, arrambló con todo lo que pudiera tener que ver con aquella próspera etapa para el periodismo puro. El modelo implantado se vuelve a alejar de manera dramática de la BBC para abrazar sin recato el del Pravda o el del Aló Presidente. Televisión Española en Canarias no podía ser ajena a esa convulsión que acaba con la motivación de los profesionales, incluso de aquellos que jamás ocultaron su ideología conservadora. El primer síntoma, sin duda, fue el nombramiento de Carlos Taboada como director regional en clara contradicción con la doctrina nacional de no contratar a nadie de la calle (Taboada venía del INEM tras su despido de la Televisión Canaria). Pero siguieron otros gestos de inconfundible aroma colonial, como el traslado al centro de producción regional en calidad de jefa de informativos de la editora del Telediario expedientada por su torcida valoración de la Diada del 11 de septiembre de 2012. Cristina Almandos fue colocada de inmediato al frente del Telecanarias y como presentadora del programa estrella de los informativos, El Debate, sustituto del 59 Segundos. Empezaron, cómo no, las consignas políticas, el veto a periodistas y a invitados y los enfoques teledirigidos por el Partido Popular. La caída en el descrédito no se hizo esperar mucho.