Nunca es tarde para saltar por la ventana

Es complicado llevar al cine un libro divertido. Siempre cuando leemos algo gracioso nos lo parece más que visto en la gran pantalla porque nuestra imaginación está de nuestra parte a la hora de recrear a nuestro antojo las escenas que nos narra el autor ya que agradecemos cualquier guiño o anécdota que nos haga partícipes de la historia en nuestra intimidad lectora. Por eso, tras leer El abuelo que saltó por la ventana y se largó, fui al cine algo precavida a ver cómo el director Felix Herngren había adaptado el rocambolesco best seller de Jonas Jonasson.
Desde la primera escena, no deja indiferente la interpretación del actor Robert Gustaffsson, que da vida al abuelo protagonista Alan Karlsson. Sobre su personaje hay hecha una gran labor de caracterización que se revalora a medida que transcurre la película con recurrentes feedbacks y se tropieza con el resto de personajes, (unos más logrados que otros).
Me parece importante ver a este actor en acción en todo su esplendor, así que quien tenga la oportunidad de ver esta película en versión original subtitulada no debe desaprovecharla, pues pocas veces se nos ofrece a los espectadores españoles la oportunidad de escuchar una película rodada en sueco, un idioma del que hay que captar matices de los cuales se valen los actores para hacer más auténtica su interpretación. No en vano, no podemos olvidar que el escritor de la novela, el director de la película y todos sus personajes son suecos, ni olvidar que el film ha sido el más visto de la historia de Suecia.
Una historia de suecos
En cuanto al tratamiento de la trama, diré que es bastante correcto por parte del director sin criticar las partes del libro que sacrificó en el guión cinematográfico para hacer un film ameno. No obstante, encontré viendo la película más que leyendo el libro, un parecido asombroso con la historia de Forest Gump; un protagonista despistado con algunas dificultades mentales que emprende una aventura con la fortuna de su parte mientras hace un recorrido por la Historia del siglo XX en el contexto de la Guerra Fría. Esto puede parecer un hándicap porque quien haya querido a Forest no podrá evitar verlo en muchas escenas y comparar, pero no es incompatible con pasar un rato agradable.
También en otros momentos, habían destellos de la Amelie Poulain de Jean Pierre Jeunet, en la forma de expresar lo que se esconde en los pequeños detalles de la vida, en el instante que tenemos y se nos va, en cómo una cosa lleva a la otra inevitablemente queramos o no y en matizar la idea de que el destino es una concatenación de hechos horribles para que pasen otros buenos y así sucesivamente.
La película se salva a sí misma de resultar larga gracias a sus inéditas y divertidas situaciones. Hay que verla porque hay imágenes, fotogramas e instantes que sólo encontraremos en ella: elefantes viajeros, el modo en que el humor es doblemente gracioso a la velocidad en que se mueve un hombre de cien años... Claro que hay que verla, no decepcionará, y al terminar de verla, el libro les volverá a gustar, más que cuando lo leyeron en su día porque ahora ya no olvidaran que le han puesto cara y voz a Alan Karlsson y a su gato Molotov ...