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Opinión - Junts, el bolsillo y la patria. Por Neus Tomàs

Menchov exhibe el maillot oro en la etapa reina de la Vuelta

El ruso Denis Menchov demostró su condición de líder sólido al imponerse en un esprint reducido de ocho corredores en la etapa reina de la Vuelta disputada a través de 214 kilómetros entre Benasque y Arcalís, en Andorra, en la que se mantuvieron las diferencias en la general, con Carlos Sastre como primer español en la cuarta plaza.

Menchov, un ruso-navarro de 29 años afincado en Mutilva, cerca de Pamplona, se acercó un poco más a su segundo triunfo en la Vuelta, en esta ocasión con una victoria a los puntos, no por KO, ante sus rivales directos, a los que superó con comodidad al esprint con un tiempo de 5 horas, 47 minutos y 2 segundos, en la cima de Arcalís, techo de la presente edición a 2.200 metros de altitud.

El maillot oro debía tener mucha confianza en sus fuerzas para apuntarse la etapa. A 100 metros de la línea de meta se subió la cremallera del maillot, luego aceleró y victoria al bolsillo. Se puso elegante para recibir en su palmarés la cuarta etapa en la Vuelta, la que le reafirmó como indiscutible jefe del pelotón.

Con el mismo tiempo que el zar de Orel pasaron Cadel Evans, Samuel Sánchez, Manuel Beltrán, Carlos Sastre, Vladimir Efinkin y Leonardo Piepoli. El gallego Ezequiel Mosquera, veterano, pero revelación, se dejó 33 segundos.

Sastre, que se dejó el alma en la subida a Arcalís, llegó calentito a meta y cargó contra el italiano Leonardo Piepoli, quien ayudó a Menchov en la subida, tal vez para pagarle algún favor por la etapa que le dejó ganar el líder en Cerler. “Ha sido una vergüenza y es penoso lo que ha hecho Piepoli, algo que deja mucho que desear”.

La etapa reina no rompió ningún molde. Ni un segundo de diferencia entre los grandes, a pesar de los cuatro puertos de la etapa 'tipo Tour' de la presente edición. Menchov dio un golpe moral y dejó claro que se irá a la jornada de descanso con derecho a soñar con su segunda Vuelta, la primera obtenida en la carretera, ya que la de 2005 llegó por la descalificación posterior de Roberto Heras.

Por lo tanto la general quedó como estaba en la cima de Cerler. Menchov mantuvo 2.01 minutos sobre su compatriota Vladimir Efinkin (Caisse D'Epargne) y 2.27 respecto al australiano Cadel Evans (Predictor), de momento los componentes del podio provisional. Sastre no tira la toalla, “queda mucha Vuelta hasta Madrid”, dice desde su cuarta plaza a 3.02. Ezequiel Mosquera (Karpin) es quinto a 4.35 y completan el top ten español Samuel Sánchez, séptimo y Manolo Beltrán octavo.

Primeros ataques

La etapa más esperada de la Vuelta empezó a moverse en el ascenso al Col de Fadas (segunda categoría), primera de las cuatro dificultades de la etapa, donde se formó una escapada en la que se metieron 18 corredores, entre ellos nombres de postín como los italianos Paolo Bettini, Damiano Cunego y Gómez Marchante.

Un colectivo que fueron abriendo la carrera por las cumbres del Puerto de la Cruz (segunda categoría) y el Alto del Cantó (primera), antes de sucumbir en las primeras rampas de Arcalís, donde el pelotón, con el CSC al frente echó abajo la fuga.

Sastre quería salir por la puerta grande y lo intentó. Puso a tirar a Iñigo Cuesta y se produjo la primera selección, con los gallos en escena. Con Piepoli marcando el ritmo a Menchov atacó Triki Beltrán y alcanzó a los últimos fugados, Turpin y Van Goolen.

El jiennense del Liquigas estaba animado para darse un festín en la cima andorrana, pero un salto de Piepoli le calmó el ímpetu. Sastre había disimulado un desfallecimiento para comprobar el detalle del italiano del Saunier al líder, y no tuvo duda de la maniobra.

Espoleado y herido en su amor propio, Sastre atacó hasta en tres ocasiones. No hubo manera de descolgar a nadie. La última a falta de 2 kilómetros, sin resultado. Entonces apareció desde atrás Igor Antón (Euskaltel), el ganador hace un año en Calar Alto, por sorpresa, como por arte de magia, con un ataque a 1000 metros de meta que obligó a esforzarse al líder y acompañantes.

Reducido el joven escalador de Galdakao, se preparó el esprint entre los ocho principales de la Vuelta, los que llevan la voz cantante. Menchov se miró al espejo, comprobó que no era cuestión de salir en la foto pecho al aire y dijo “allá voy”. Arrancó y ganó con la facilidad que puede ganar esta Vuelta como siga por este camino. El del triunfo.

Este martes el pelotón disfrutará de la primera jornada de descanso. No habrá etapa, pero si un largo traslado hasta Oropesa del Mar, en Castellón.

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