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Puri Mbulito: del ‘súper’ a la selección (1986)

Antes de enfrentarse a Canadá en Castelldefels, España forma con Clara Jiménez, Rosa Castillo, Ana Eizaguirre, Loli Sánchez, Puri Mbulito (de pie); Pili Bilbao, Carolina Mújica, Mónica Messa, Ángeles Moreno y Cocha Luque.

Canarias Ahora Deportes

Santa Cruz de Tenerife —

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Biografía

Purificación Mbulito Upolo (Bata, Guinea Española, 2-2-1964)

Selección española: 13-8-1986 / 21-8-1986 (Debut / despedida)

Veces internacional: 7 (1-6 victorias / derrotas)

Puntos: 11

Torneos oficiales: -

Del súper a la selección

Cuenta la leyenda que, a principio de los años ochenta, Domingo Díaz y Begoña Santana se encontraron en un supermercado de Las Palmas de Gran Canaria con tres  niñas altas, fuertes y de raza negra.... y que al alma mater del CB Islas Canarias y a su mujer –entonces jugadora del equipo y luego, durante décadas, entrenadora de los equipos de base– se les activó su olfato deportivo y les ofrecieron jugar al baloncesto. “No fue exactamente así. Mis sobrinas Menchu y Consuelo eran vecinas de Domingo y ya entrenaban con él y yo, que vivía en Guinea Ecuatorial, iba a verlas cada verano. Un año antes ya había ido a probar, pero sólo un par de días”, recuerda la mayor de aquellas niñas, Purificación Mbulito.

“Con 17 años, no había jugado al baloncesto y apenas sabía lo que era, pero esa vez nos vieron en el súper que había al lado de casa, me animé a volver... y me gustó. Y eso que yo era más futbolera y jugaba en el parque de picón que había al lado del Pepe Gonçalves, pero Domingo insistió tanto que me cambié al baloncesto”, agrega. Y mal no lo debió hacer aquella niña en las pruebas realizadas en la cancha del Rodríguez Monroy, “aunque mis primeros tiros a canasta eran auténticas pedradas”, porque Domingo Díaz se la quiso llevar a un Campeonato de España Júnior, “pero aún no tenía los papeles [de la nacionalidad española] en regla y no pude jugar”. De hecho, con apenas 18 años, Puri formaba parte del primer equipo de la entidad que, en la primavera de 1983 y con el nombre de Casa Galicia, logró en León un histórico ascenso a la Primera División... en el que tampoco pudo participar.

Mientras, las otras dos niñas que la acompañaban en el supermercado, sus sobrinas Menchu Obiang y Consuelo Obiang, formarían parte del equipo infantil del CB Islas Canarias que en ese 1983 lograría en Almería el primer título nacional de base de la historia de una entidad que ya suma casi medio centenar de campeonatos similares. Al año siguiente, temporada 83-84, “ya estaba todo arreglado y debute en Primera División. Pasé de no saber casi jugar a hacerlo en la máxima categoría y quedarme enganchada con el baloncesto”, agrega Mbulito, titular en el estreno en la élite de un Casa Galicia que, mediado el curso, recibiría el patrocinio de Reales, Puri no tardaría en destacar en un equipo que compitió todo el curso sin extranjera. “Empecé tarde y hay que valorar la paciencia que Domingo tuvo conmigo para corregir mis movimientos y mis fundamentos”, admite.

“No sabía ni botar el balón y me lo enseñó todo. Primero, a moverme; luego, a botar; después, a tirar a canasta; más tarde, a jugar en equipo... y al final, hasta podía tocar el aro y hacer algo parecido a un mate. Con el bote tuve problemas, pero lo del tiro lo cogí pronto y en lo que destacaba era en el salto y el rebote... Domingo era un maestro duro, pero conmigo tuvo paciencia y me enseñó todo lo que sé”, explica una ala-pívot que, durante una década en el club, viviría su consolidación en la élite. Con el Obispo Frías como cancha-talismán, el equipo grancanario sumó ocho triunfos y logró una cómoda permanencia. “Para mí, militar en la máxima categoría fue importante para creerme que podía ser jugadora de baloncesto”, confiesa Mbulito, capaz de hacerse valer bajo los aros con sus 182 centímetros. A partir de ahí, ni el equipo ni aquella rocosa ala-pívot dejarían de crecer.

Así, el curso siguiente, campaña 84-85, el entonces llamado Kerrygold sobrevivió en una liga femenina que se masculinizó al jugarse en dos fases. La llegada de una americana como Bess hizo que Puri se consolidara como ala-pívot en el grupo de Domingo Díaz, que no se clasificó para la A-1 pero logró una solvente permanencia y asustó al Alcalá en la Copa de la Reina. “Para mí resultaba vital la confianza de Domingo y que valorara mi entrega”. Eso sí, lo mejor estaba por llegar y lo hizo en la campaña 85-86 con la llegada de la americana Lisa Van Goor y la irrupción en la élite de una niña de 15 años llamada Patricia Hernández. El Kerrygold dio un salto de calidad con estas jugadoras –a las que se sumaron otras dos niñas como Blanca Ares y Oranda Rodríguez– y se clasificó para la A-1 con los mejores equipos del campeonato, finalizando en una notable cuarta plaza.

Además, en los playoffs superó (2-0) al Coronas, con una actuación estelar [14 puntos y doce rebotes] de Mbulito en Tenerife, antes de caer en semifinales contra el Canoe, futuro campeón. “El fichaje de Lisa [Van Goor] y la llegada al primer equipo de Patri, Blanca y Oranda formó parte de un proceso que nos hacía mejores año a año. Además, teníamos más banquillo y se notaba”, explica. Mientras, Mbulito agregaba una intensidad defensiva que la llevaba a ser eliminada por faltas en la mayoría de sus partidos. “Yo estaba para pelear en la zona y casi siempre marcaba a la americana del rival; me pegaba a ellas como una lapa y a veces las desquiciaba. No es que fuera bruta, pero presionaba mucho, había contacto y cometía faltas... aunque eso también lo corregí con los años”, explica desde la perspectiva actual.

En todo caso, esa capacidad defensiva, sus notables condiciones físicas y los buenos fundamentos que ya mostraba en ataque llamaron la atención del seleccionador nacional, Chema Buceta, encargado de formar un equipo de cara a una cita histórica: el Eurobásket 87 a disputar en Cádiz, en el que debía hacer “un papel digno”. España había sido décima en el Eurobásket de Italia 85 en un tiempo en el que la Unión Soviética encadenó 17 títulos continentales consecutivos –hasta su desintegración al inicio de los noventa– y los países del Este dominaban el panorama europeo. Un ejemplo: coparon las seis primeras plazas en el citado Eurobásket 85. Al no clasificarse para el Mundobásket 86 a celebrar en la Unión Soviética, España dedicó aquel verano a preparar la cita continental del año siguiente y, mediado el mes de julio, lo hizo con una concentración en Castelldefels (Barcelona).

Mbulito acudió a aquella cita en calidad de invitada junto a Tere Almoguera. “Yo creo que me llevaron por mi defensa y por mi salto”, dice Puri. La preparación concluyó con dos amistosos ante Brasil en Tarragona y un torneo en Checoslovaquia, citas en las que Mbulito no participó y se saldaron con cinco derrotas en cinco partidos. Así que de cara a un torneo en Constanza (Rumanía) y dos nuevos amistosos a disputar ante Canadá –que había logrado la medalla de bronce en el recién finalizado Mundobásket– se optó por meter más músculo: Buceta prescindió de las veteranas Susana García, Rocío Jiménez o Elvira Gras para apostar por Gelu Moreno, Piluca Alonso y Puri Mbulito. “La verdad es que ni me lo creía. Fue una mezcla de sorpresa, orgullo, ilusión... Recuerdo que le decía a Domingo que tenía miedo, pero luego el ambiente fue grato y me encontré con muy buena gente”, explica.

“Mbulito tiene buenas condiciones, ha evolucionado mucho en poco tiempo y queremos ver cómo se desenvuelve en la selección”, dijo Buceta, que tras seis derrotas y un único triunfo ante Corea del Sur (58-52) en esa nueva fase de preparación, adujo dirigir “un equipo experimental”. Así, con vistas a una nueva concentración en Cádiz, “para acercar a la selección al ambiente en el que afrontará el Eurobásket”, recuperó a las veteranas –excepto Elvira Gras– y prescindió de Puri. Y un año más tarde, al elegir a las doce componentes que iban a representar a España en el Eurobásket de Cádiz, Buceta volvió a apostar por las veteranas, con las únicas excepciones de Piluca Alonso... y la joven grancanaria Patricia Hernández. “Creo que es su momento me llevaron por mi salto y por mi lucha bajo el aro y no veo como una decepción no haber vuelto”, recalca.

Mbulito se siente “canaria y española”, por lo que afirma que “jugar con la selección fue la bomba, porque nunca esperé que se fijaran en mí”. “Todavía guardo el chándal que nos dieron en esa concentración como si de una reliquia se tratara”, confiesa Puri, quien, ya centrada en su club, aún ofreció media docena de años de buen baloncesto antes de que una artrosis en la cadera la obligara a retirarse en el verano de 1992 con sólo 28 años. Por el camino, participó de la consolidación en la zona alta de la Primera División de aquel Kerrygold que luego se llamó Sandra Gran Canaria y que tras un cuarto puesto liguero en el curso 86-87, rozó la gloria en la primavera de 1988... hasta que topó en las semifinales ligueras con el Tintoretto de Uliana Semenova, una inabordable gigante de 212 centímetros.

Tras ganar (81-79) el primer partido en Las Palmas y perder (88-83) en Madrid, Mbulito anotó 20 puntos en el tercer y decisivo partido en Gran Canaria (80-88), pero la defensa que Oranda Rodríguez, Terry Doerner y ella hicieron a la pívot soviética no bastó. Semenova se fue a los 32 puntos y dejó al Kerrygold sin final tras “una eliminatoria espectacular que sirvió para relanzar el básket femenino en la Isla. Una de mis mayores alegrías fue nuestra victoria en el primer partido, con un rebote mío por encima de Semenova en el último segundo”. “Agarré el balón, caí al suelo, mis compañeras se abalanzaron y apenas podía respirar. No me lo creía y no puedo olvidar aquel partido”, apunta. A partir de ahí, la marcha de Ares y Hernández al Banco Exterior, equipo federativo formado para preparar los Juegos Olímpicos de Barcelona 92, invitó a las grancanarias a la mera supervivencia.

Así, en el curso 89-90 debutaron en la Copa Liliana Ronchetti, visitando Hungría, Grecia, Yugoslavia o la URSS. Retirada de la competición, Puri no se desvinculó del deporte: siguió ligada al CB Islas Canarias como entrenadora de la base... y al baloncesto como madre de Javier y de Iris, además de tía de Míriam. Los tres juegan a buen nivel, especialmente su hija Iris, quien ya era una jugadora importante en Primera División con 14 años. Tras conquistar todos los títulos nacionales posibles en las categorías inferiores, Iris fue este verano de 2018 campeona de Europa sub 20 con la selección española y MVP de la competición. Futura jugadora de la liga universitaria norteamericana con Arizona State, nadie duda de que, si las lesiones la respetan, más pronto que tarde será la segunda Mbulito internacional absoluta.

“Me haría ilusión verla en la selección, pero lo importante es que, tras las lesiones que ha sufrido, ha vuelto a coger el ritmo. Debe seguir trabajando y con los pies en el suelo, aunque la noto cada vez más confiada. Al europeo sub 20 fue con miedo porque tenía un golpe en el hombro, pero la vi cada vez mejor y fue de menos a más. Ahora va a experimentar un cambio al jugar en Arizona, pero también será una gran experiencia para ella”, explica Puri. En todo caso, el debut de Iris con la absoluta no llegará en el Mundobásket 2018 de Tenerife, cita que Mbulito espera que sea “un éxito y una gran fiesta para el baloncesto canario. Jamás soñamos con tener algo así, tan cerca, por lo que confío en que también sirva para que las niñas canarias vean un espejo en el que mirarse y se animen a seguir jugando al baloncesto”.

“Eso sí”, agrega, “deben estar más apoyadas, porque incluso en edades tempranas se atiende más a los chicos y eso las desmotiva”. Y al analizar las opciones de España no oculta que “lo de Estados Unidos es otra historia... pero la selección puede dar la sorpresa porque las jugadoras están muy conjuntadas y pueden hacer un buen papel”.

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