Las claves del juicio del caso talio

Iván R.A., acusado del caso Talio.

Thalía Rodríguez

Las Palmas de Gran Canaria —

El jurado popular del caso talio declaró al enfermero del Hospital Insular de Gran Canaria Iván R.A. culpable de haber asesinado a su mujer Laura A.G., también enfermera, en 2010 suministrándole talio, morfina, barbitúricos y medicamentos no pautados por sus médicos que acabaron con su vida.

Tras el veredicto del jurado, ahora la Sala de la Sección VI de la Audiencia Provincial de Las Palmas, que ha estado presidida por el juez Carlos Vielba, deberá dictar la sentencia firme.

Algunos de los temas recurrentes a lo largo de las más de veinte sesiones del juicio que se ha prolongado durante más de un mes (desde el 13 de enero) y en el que han declarado más de cien testigos son los siguientes;

Talio – Metal pesado que da nombre al caso. Hasta hace unas décadas, se utilizaba como veneno para ratas, pero fue prohibido debido a los daños potenciales que le podía causar al hombre. Hasta el año 2005 el talio se empleaba en el Hospital Insular para algunos procedimientos médicos que evalúan la enfermedad cardiaca. Actualmente puede adquirirse por internet. En un informe sobre las muestras de vello púbico realizado el 8 de julio de 2010, cuatro días antes de que muriera Laura A.G., se detectaron 8,8 microgramos de talio. Luis Frontela, uno de los peritos de la defensa, afirmó en su declaración que este tipo de análisis no es suficiente para verificar una intoxicación de este tipo. Sostuvo que en muchos pelos ha analizado durante su vida profesional “ha salido talio” y lo achacó a la utilización de alguna crema o cualquier otro producto químico.

Insulina – Según lo expuesto durante el juicio por varios profesionales sanitarios, los índices de insulina en el cuerpo de la fallecida aumentaban y disminuían sin motivo aparente. Los forenses, Eva Bajo y Javier Tapia aseguraron que los elevados “picos” que presentaba Laura A.G. hacían pensar que fue suministrada de manera exógena. Según uno de los testigos, Iván A.R. se mostró “sorprendido” cuando fue informado de esta sospecha. El equipo de peritos propuestos por la defensa del acusado destacó que la enfermera sufrió su última hipoglucemia 43 días antes de morir, concluyendo que las cuatro anteriores fueron provocadas por distintos tipos de insulina administrada de manera exógena.

Benzodiacepina – denominados como tranquilizantes menores, son comúnmente prescritos por los médicos para calmar la ansiedad o para promover la sedación y el sueño. Algunos de los más comunes son; el Valium, Tranxilium, Trankimazin, Orfidal o el Lexatin. Se encontraron restos de benzodiacepinas en el cuerpo de la víctima en los sucesivos análisis que se le practicaron durante sus múltiples ingresos en el hospital.

Bulto en el flanco izquierdo- Desde las primeras sesiones del juicio varios testigos confirmaron que Laura A.G. tenía “un bulto en el flanco izquierdo”. Al parecer, en un primer momento se barajó la posibilidad de que fuera celulitis, hipótesis que quedó descartada por los médicos más tarde. Los forenses relataron que hubo “daño provocado por una punción” ya que apreciaron durante la autopsia la trayectoria de una aguja en el interior del cuerpo que llegó a dañar el músculo. Por su parte, Frontela utilizó imágenes de un bloque de plastilina al que fue cortando la parte superior de manera transversal con ayuda de un cutter para demostrar que el hematoma que tenía la víctima en el costado era simplemente un vaso sanguíneo y que no existían tales pinchazos.

Glucogenosis – El letrado de la defensa, José Álvarez, reclamó que se le practicara a la fallecida una prueba genética para tratar de demostrar que Laura A.G. murió por Glucogenosis, una rara enfermedad genética relacionada con el almacenamiento del glucógeno de manera excesiva en algunos tejidos. Según José Manuel Muñoz de Unamuno, el facultativo especialista en medicina interna que trató a Laura A.G. en el Hospital Insular, los resultados de las pruebas enviadas al Hospital Clinic de Barcelona dieron negativo, confirmando que no padecía tal enfermedad.

Líneas de Mees – bandas blancas transversales que presentaba la fallecida durante la autopsia. Estas líneas pueden obedecer no sólo a la intoxicación por arsénico, talio o floruro, así como a la acción de la quimioterapia, procesos patológicos, insuficiencia renal o cardiaca y anemia. La forense Eva Bajo sostuvo durante su declaración que en su vida profesional era la primera vez que veía estas líneas, afirmando que constituyen otra de las pruebas que demuestran que la enfermera sufrió una intoxicación por talio. Los peritos de la defensa señalaron que esas señas son habituales en los niños y también en personas que han estado muy enfermas.

Otras cuestiones

Cuarto de medicamentos – Uno de los argumentos esgrimidos por las acusaciones fue que Iván R.A. acudía al hospital a coger medicación, el acusado aseguró que en el servicio de farmacia “no entra nadie” y explicó que los medicamentos que se encuentran en la Unidad de Medicina Intensiva (UMI) llevan un estricto control. Contradiciendo lo expuesto por el acusado, varios testigos dijeron haber visto a Iván R.A. entrar y salir del cuarto de medicamentos y “no era para llorar”, tal y como había explicado el enfermero anteriormente.

Horarios de visita- Varios testigos confirmaron que a Iván R.A. se le pidió que respetara los horarios de visita de la UMI (de 13:00 a 14: horas y de 18:00 a 19:00 horas). Pese a las advertencias, al parecer, el acusado fue visto por varios facultativos fuera de los horarios establecidos. Otra de las medidas que se tomaron “por seguridad” fue sacar las pertenencias de la paciente del box.

Biombo- Según varios testigos, durante la estancia de Laura A.G. en el box de la UMI, en ocasiones “tenían puesto un biombo para preservar su intimidad”, algo que impedía que otras personas viesen lo que sucedía en el interior.

Polémicas

Innumerables llamadas de atención - El magistrado que preside el tribunal, Carlos Vielba, aunque demostró tener una gran paciencia durante el proceso, hubo ocasiones en las que tuvo que apercibir al abogado defensor, José Álvarez, ya que este dilataba las preguntas realizadas a los testigos durante más de cinco minutos. El juez también tuvo que intervenir para zanjar discusiones entre varios de los testigos llamados a declarar y el letrado.

Fotos de la autopsia - Las acusaciones mostraron su repulsa y su “más enérgica protesta” por las fotos del cuerpo de la fallecida que proyectaron los peritos de la defensa calificando el hecho de “inadmisible” a lo que el abogado defensor aseguró que habían sido mostradas para enseñar “las cejas de la fallecida” para acreditar que no había sufrido alopecia a causa de una intoxicación por talio.

Reproches a la prensa - Tanto el abogado de la defensa como su cliente arremetieron en diversas ocasiones durante sus alegatos finales contra algunas informaciones aparecidas en distintos medios de comunicación durante el juicio.

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