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25 de diciembre: fum, fum, fum

26 de diciembre de 2021 19:12 h

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Hoy día de Navidad

el PEVOLCA ha declarado

que el volcán ha terminado

con total seguridad.

No desmiente la verdad

de existir gases latentes,

tóxicos para las gentes,

que deben de mantener

cordura, para no ser

víctimas por imprudentes. 

Jócamo, 25.XII.2021. 

Nota: El domingo 19 de septiembre (onomástica de San Jenaro de Nápoles), mientras volaba a Madeira, en compañía de Chely y David, reventó en la falda occidental de Cumbre Vieja, el volcán de Tajogaite. Con criterio geológico (monogenético) y geográfico específico, así lo hemos venido denominado desde el principio. El nombre nos parece más apropiado que el genérico de Cumbre Vieja.

Según los datos cronométricos el reloj marcaba las 15.11 horas, cuando en la Hoya de Tajogaite, sobre El Paraíso de El Paso, se abrió la tierra y brotó el humo y el fuego telúrico.

Vivimos la primera semana del volcán en Sao Miguel (Azores) bajo la angustia de la distancia y las noticias que nos llegaban puntualmente a través de canal internacional de TVE.

Transcurrieron 85 días, hasta que el pasado 13 de diciembre (día de Santa Lucía) a las 23.21 horas, el volcán se apagó y entró en una fase de “encefalograma plano”. Desde entonces, transcurrieron 12 días de prudente espera, hasta que, el 25 de diciembre (día de Navidad), el presidente del PEVOLCA y consejero de Seguridad del Gobierno de Canarias, don Julio Pérez, ha declarado oficialmente el fin del volcán, con los consiguientes matices técnicos y llamada a la prudencia, que caracterizan sus declaraciones. 

Han sido en total 97 días de drama y zozobra para muchos palmeros, que han sufrido y padecen en carne propia las secuelas del volcán. Otros muchos, palmeros o no, hemos vivido el fenómeno con la sana expectación y preocupación que merece un fenómeno natural, sin duda espectacular, pero muy dañino en esta ocasión.

Persiste la incertidumbre por el porvenir de los afectados, por su suerte y por la concreción de los medios para reconstruir con criterios razonables el territorio insular afectado.

La Palma precisa ahora más que nunca nuestra atención y solidaridad.

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