El abandono del campo
Ver el racimo esquilmado
con el engaso desnudo
deja al cosechero mudo,
sin palabras y apenado.
El paisano está cansado
de luchar con los ratones,
las grajas y los tizones,
la escarcha y los negociantes,
mentirosos y tunantes
que roban como ladrones.
Jócamo, 29.VIII.2023
NOTA: Ver colgando de los parrales a los racimos convertidos en raspas o engazo (engaso o ingaso se dice en La Palma) es un drama para el agricultor, que invita a una doble reflexión:
1. A los académicos defensores de la biodiversidad y conservación de la naturaleza, se les plantea la necesidad de valorar los daños causados por determinadas especies (lagartos y grajas, por ejemplo) y repensar su estatus en el Catálogo de Especies Protegidas.
Tanto las grajas como los lagartos son causantes de considerables estropicios en la agricultura, lo mismo o más que los ratones. Digo repensar y valorar, con datos y criterios científicos razonables, pues conocemos bien la tendencia a coger los “rábanos por las hojas” y quedarnos con la parte interesada del discurso.
2. Para los paisanos que sufren la invasión de las plagas (naturales o introducidas) y todas las desventajas comerciales contra las que deben luchar, sentimos el deber de solidarizarnos con su desgracia y comprender su reproche a los teóricos que improvisan medidas, pontificando sobre la recuperación de las medianías para conservar el paisaje y luchar contra los incendios.
No lo niego que deba ser así ¿pero dónde están los jóvenes agricultores para afrontar ese cambio de paradigma o modelo social?
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