Espacio de opinión de La Palma Ahora
El miedo no puede ser la pauta
En un proyecto de sostenibilidad democrática, el miedo no puede ser la pauta. Y sin embargo, parece ser la herramienta más usual de todo gobierno para salvaguardar sus fallas o errores, su inutilidad a la hora de conformar cualquier mañana plausible, un mañana meramente aceptable para los ciudadanos que pertenecen al territorio que gobiernan.
El miedo es un importante garante, no solo abierta y directamente en las dictaduras o en todos los sistemas autoritarios, sino también, y eso lo vemos cada día más claro, en toda democracia donde sus gobernantes utilizan en su propio beneficio personal el conocimiento y las influencias que no se encuentran al alcance de los ciudadanos, o que, por otro lado, y de manera delictiva, se oculta y se aleja de los mismos. El miedo traza la pauta de toda quietud: la quietud del pensamiento, la quietud de la queja y la exigencia de toda dignidad, la quietud de reclamar explicaciones y condenas ante los delitos de fraude de quienes gobiernan, la quietud de no gritar enfurecidos las barbaries capitalistas que acaecen a nuestros vecinos, la quietud de quienes en el fondo no pueden hacer nada más que sobrevivir porque el miedo ha sido inoculado de múltiples maneras.
Y es debido a esto que, o tras esto, aparece el verbo sobrevivir. Tras el miedo siempre emerge el verbo sobrevivir. Miedo y sobrevivir es el binomio que más complace a todo gobernante en su caja de herramientas. Son elementos necesarios en el paisaje pretendido de los ciudadanos, y en u otra manera, son transmitidos, inyectados. Mientras el miedo ejerce su presunción, sobrevivir aporta y propone la asfixia. El miedo no puede ser la pauta, sobrevivir no puede ser el verbo.
Andrés Expósito, escritor