Espacio de opinión de La Palma Ahora
Oro, incienso y mirra
“… Y al entrar en la casa, vieron al niño con su madre María, y postrándose, lo adoraron y abriendo sus tesoros, le ofrecieron presentes: oro, incienso y mirra” Mateo 2:11.
En medio de la situación que nos ha tocado vivir, en la que hay individuos que niegan sistemáticamente la realidad (rasgo muy común en miembros de la clase política), y con la corrupción instalada en casi todos los niveles de la vida social de nuestra nación, para sorpresa de los inadvertidos y creyentes ingenuos, un año más vendrán los Reyes Magos. Y esto es bueno, porque estamos convencidos de que vivimos en una tierra, La Palma, necesitada de regalos. Es más, aceptaríamos para esta Isla y sus habitantes, los mismos obsequios que aquellos Magos de Oriente llevaron a Belén: oro, incienso y mirra, pero con el valor añadido y simbólico que esconden. Por ejemplo, el “oro” representa la naturaleza real, es el homenaje que se le rinde a un rey o a una divinidad, pero simboliza además, el amor, como la cosa más preciada. Cuando encontramos amor en determinadas personas, decimos que tienen “un corazón de oro”. La Palma tiene forma de corazón y estamos orgullosos de haber nacido en ella. Los palmeros nos vanagloriamos de haber sido los primeros en muchas cosas, hasta en la política presumimos de ser primigenios de la democracia en España, herederos del consenso, de la tolerancia, de la voluntad de diálogo… En la actualidad, no es cierto. Le hemos dado un giro completo a la tortilla… Y se nos ha “chamuscado”. A ese relato histórico se contrapone una realidad, en la que se confrontan banderas y sentimientos dispares, lo que implica la aparición de ganadores y perdedores sin un atisbo de afecto. Sin darnos cuenta que ganando el corazón del otro, hacemos acopio del verdadero oro, porque el mayor tesoro sigue siendo el corazón del hombre. Y como se dice que “de la abundancia del corazón habla la boca”, también pedimos “incienso”.
Este segundo regalo es grandioso. Representa la naturaleza divina de Jesús: La “alabanza”. El incienso es una resina aromática que al quemarse produce un olor especial. Se usa en ciertos templos como símbolo de “oración”. La oración es palabra, luego la palabra es incienso, es ofrenda, ofrecimiento: “el olor fragante de la palabra que se derrama”. La Palma precisa dirigentes de “incienso”, hombres y mujeres de palabra. No necesita de aquellos que prestan más atención al “cómo se dice” por encima del “qué se dice”, ni de aquellos otros que viven suscritos a la eterna fórmula de viejas promesas destinadas al fracaso. La Palma no puede seguir respirando la mentira por doquier, en una sociedad enormemente compleja, en la que si bien sabemos que es imposible contentar a todos… necesitamos del “incienso”, la palabra verdadera, que no origina confusiones ni equívocos, sino propuestas, ideas y aspiraciones, que desde un compendio de saberes compartidos, convierta proyectos en hechos.
Por último: “La mirra” que, posiblemente, sea el más impresionante de los tres regalos. Proclama el mensaje de que Cristo nació en Belén para sufrir un calvario y morir en la cruz. Los palmeros llevamos una cruz desde hace años, con tintes de sufrimiento. “Mirra” del griego “Smyrna” quiere decir “amargura” o, lo que es lo mismo, aflicción, pena, desengaño… Son sentimientos tan evidentes en nuestra Isla, que se injuriaría a la razón si pretendiéramos demostrarlos, pues están a la vista, pero paradójicamente, sin embargo, la unción de “la mirra” conlleva acción, trabajo (empleo), buenas obras de ayuda humanitaria y social, y también comunitaria. Esta acepción de la palabra es la que necesitamos, “obras son amores…” Por eso, ahora que, a escasos cinco meses de los próximos comicios, cuando comienza la batalla electoral con la intención de decantar la opinión de los ciudadanos en una dirección o en la contraria, somos muchos los palmeros dispuestos a comprometernos con quien esté a favor de esta tierra, al margen de banderías y partidos. Porque si la razón de ser de la política es la de combinar acciones colectivas en función del bien común, a un ciudadano libre de prejuicios le sería indiferente quien lleve a cabo la tarea, siempre que la ejecute con honestidad y eficacia (el mejor ungüento “incienso” o “mirra” para aromar el manejo de la cosa pública). Lo importante es lograr que de una vez por todas, en los planos económico, social y cultural, nuestra Isla dé un salto cualitativo. Somos pretenciosos. Para la mayoría de nosotros el bienestar verdadero, es el que no tenemos. Nuestra Isla ha sido siempre una proyección imperfecta. Lo de planificar a medio y largo plazo es una asignatura que rara vez hemos aprobado, y ya va siendo hora de que aquellos que quieran reafirmarse en política, lo hagan a través de sus obras. Recibir de los Magos de Oriente oro, incienso y mirra, hará que nos valoren por nuestro corazón, nuestra palabra y nuestros hechos.
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