Una nevada el 5 de agosto, origen de la advocación de Nuestra Señora de las Nieves
Cuando la isla canaria de La Palma se prepara para la renovación del voto anual de la celebración de la festividad de Nuestra Señora de las Nieves, patrona de la isla, recordemos el origen de la advocación mariana.
Cuentan la tradición cristiana que un tórrido y caluroso 5 de agosto del siglo IV el monte Esquilino, en Roma, amaneció nevado y la nieve cubrió bellamente de blanco una de las siete colinas romanas.
Coincidió el hecho, tenido desde un primer momento por una señal divina, con el papado de Liberio (352-366) y el ofrecimiento de un piadoso y acaudalado matrimonio romano. Este matrimonio contaba con una considerable fortuna y profunda fe cristiana. Ya de edad avanzada rogaban por procrear a un heredero y compartir su fortuna. El esposo respondía por el nombre de Juan Patricio y el de su esposa se ignora.
La tradición habla de ser un matrimonio caritativo con los menos pudientes y profundos devotos de María, la madre de Jesús. Ante la adversidad de no contar con descendencia y ni herederos se encomendaron a lo divino solicitando una guía y señal de María del uso que debían dar a su fortuna.
Y la señal se manifestó el 5 de agosto con una gran nevada en el tórrido verano romano. Así lo interpretaron y encontraron la deseada señal para realizar un gesto en honor y culto a la Virgen. Esa fue la señal, y de ahí nace el culto a la Virgen bajo la advocación “de las Nieves” a partir del año 358.
En aquel lugar construyeron un templo, posteriormente reedificado y hoy conocido por ser la conocida basílica de Santa María la Mayor una de los más destacados templos de la cristiandad. La basílica fue erigida hace dieciséis siglos en la parte superior del Cispio, una de las tres cimas de la colina del monte Esquilino.
La antigua tradición relaciona la construcción de la basílica de Santa María la Mayor con el Papa Liberio y Juan, acaudalado patricio y hombre de profunda fe. Al parecer en el año 358 la Virgen María inspiró la edificación de su basílica en la colina del Esquilino. María se manifestó en sueños a Juan y al Papa Liberio. A ambos les pidió la edificación de un templo en un lugar que les señalaría milagrosamente:
“En la mañana del 5 de agosto, en medio de caluroso verano romano, la colina del Esquilino apareció cubierta de nieve. El Papa trazó el perímetro de la nueva iglesia también llamada por esta razón «Santa María de la Nieve» y Juan financió su construcción.
El milagro de la nieve se recuerda cada año el 5 de agosto. Desde 1983 uno de los casetones del techo se abre y una lluvia de pétalos blancos cae ante el altar durante el gloria de la misa de la mañana y durante el ‘magnificat’ de las vísperas”.
Apuntamos que este ritual recordatorio de los hechos que cada año se celebra en Roma bien se podría reproducir de igual manera en el Real Santuario palmero de Nuestra Señora de las Nieves, Santa Cruz de La Palma. Es conocida la existencia de una ventana oval en la capilla mayor del Santuario, en la pared sur, desde la que se podría arrojar una lluvia de pétalos de flores blancas, de igual manera que se hacia otrora en otras festividades litúrgicas.
Una “nevada” de pétalos de olorosas flores blancas cubrirían a celebrantes y fieles y la antigua tradición del 5 de agosto sería conocida y recordada por los palmeros.
María Victoria Hernández, cronista oficial de la ciudad de Los Llanos de Aridane (2002), miembro de la Academia Canaria de la Lengua (2009) y de la Real Academia Canaria de Bellas Artes San Miguel Arcángel (2009)
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