La psicóloga Xenia García, sobre los afectados del volcán: “Lo peor puede estar por llegar desde el punto de vista psicológico”
Prevenir el estrés postraumático ante una situación emocional de pánico, como ha ocasionado la catástrofe de la erupción del volcán de La Palma, es “clave” para evitar que los síntomas de estos episodios difíciles de asimilar se cronifiquen y desencadenen en inseguridades y situaciones, ante las que no saber a qué atenerse.
Así lo explica en una entrevista con Efe la psicóloga sanitaria Xenia García, especialista en ayudar al cerebro a digerir experiencias difíciles que quedan “atascadas” en la mente humana, como es el trauma emocional en los afectados por ante este desastre que viven los habitantes de esta isla.
Reconoce que gestionar una situación emocionalmente dolorosa y difícil de asimilar “no es tarea fácil”. Los equipos de psicólogos trabajan sobre el terreno para atender al impacto emocional de los afectados, pero cree que “lo peor puede estar por llegar, desde el punto de vista psicológico, según el manejo que se haga de la situación, emocionalmente hablando”.
El objetivo principal en el tratamiento psicológico ante la persona que está viviendo un trauma así sería prevenir un posible estrés postraumático para evitar que los síntomas se cronifiquen, añade García, también profesora del título Experto Universitario en Trauma y EMDR de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR).
El EMDR, explica, es “un modelo psicoterapéutico, basado en que hay ciertas experiencias difíciles que vivimos porque son difíciles de asimilar y permite ver qué situaciones están un poco atascadas para ayudar al cerebro a dirigirlas”.
“En este momento”, afirma, “las personas afectadas, para poder gestionar el trauma, necesitan poder normalizar sus emociones y sensaciones”, lo que significa “poder normalizar ciertos síntomas y validarlos, que, si están ahí, en la persona, es porque están cumpliendo una función”.
También sostiene que “a veces no sabemos por qué sentimos lo que sentimos o nos asustamos de las sensaciones que estamos teniendo” y, ante un trauma emocional difícil de asimilar, la persona también “necesita información sobre la reacciones de estrés, que son normales y comunes, porque ello le va a permitir también reconocerlas como propias, aunque, aun así, las sientan perturbadoras”.
Los desastres naturales pueden interferir con algunas funciones sociales, cognitivas y emocionales, lo que significa, según esta psicóloga, que las personas afectadas pueden tener varios síntomas, como pesadillas, rabia, ansiedad, culpa o un mecanismo de defensa para poder distanciarse de algo que, emocionalmente, es “muy doloroso o muy difícil de asimilar”.
Estos síntomas, en principio, desde su punto de vista, “son adaptativos porque los necesitamos para nuestra supervivencia”, pero “el problema va a ser después, si se mantienen en el tiempo”.
En este contexto, incide en que “se tienen que dar todos los esfuerzos” sobre las personas afectadas, sobre todo, “para prevenir ese estrés postraumático, que podría desencadenar en que la situación se mantenga cada vez más tiempo”.
“Al final, si el período postraumático se alarga”, asegura, puede desencadenar en que “los síntomas no desaparezcan, que el período de inseguridad sea más grande y la persona afectada no sepa a qué atenerse”.
Inciden en que no es nada fácil digerir ver que de la noche a la mañana lo pierdes todo y considera que, aunque cree que la ayuda material es “muy importante, también lo es la psicológica”.
A este respecto, urge un Plan de Salud Mental en España. “Llevamos mucho tiempo necesitándolo”, asegura esta profesional sanitaria, para quien “tiene que ser un derecho poder acceder a un especialista en salud mental, al igual que a cualquier otro servicio de salud, ya que cuando una persona no está bien emocionalmente el resto del cuerpo tampoco lo está”.
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