Los benahoaritas habitaron y explotaron ‘La Mancha Vieja’ durante al menos 1.500 años

Nuria y Antonio Ángel durante la excavación arqueológica.

La Palma Ahora

Los Llanos —

Los arqueólogos e investigadores palmeros Nuria Álvarez Rodríguez y Jorge Pais Pais han presentado una comunicación a las VI Jornadas del Prebendado Pacheco de Investigación Histórica, celebradas en Tegueste (Tenerife), entre el 26 y el 28 de marzo de 2015. El título del trabajo es: ‘Resultados preliminares de las prospecciones y el sondeo arqueológicos efectuados en La Mancha Vieja’ (Las Manchas de Abajo, Los Llanos de Aridane).

En 2012, explica Jorge Pais, por petición de una empresa privada que quería efectuar una edificación en una parcela en el municipio de Los Llanos de Aridane, se solicitaron los permisos para la realización de un sondeo en un tubo volcánico que se presuponía pudiera tener restos arqueológicos, comenzando los trabajos en febrero de 2013.

Las dimensiones de la cavidad varían según la zona: la entrada es estrecha, no superando el metro de altura. En el interior aumenta sus dimensiones llegando a tener 1,5 metros. La profundidad es de 5 metros y 4,5 metros de ancho. En el exterior se aprecia justo a su lado izquierdo otra oquedad que presenta un pequeño muro de piedra seca que nos indica la alta probabilidad de que sea un enclave funerario.

Tras la realización del sondeo, cuya dimensión fue de un metro cuadrado (m2), se detectaron 4 unidades estratigráficas (UE) siendo “la UE2 y la UE3 las más fértiles ya que es donde se encontraron la mayor concentración de materiales arqueológicos compuestos por ictiofauna, industria lítica, ovicápridos, carbones y restos humanos termoalterados”. Hay que destacar, apunta, “que llama mucho la atención que no se haya encontrado cerámica aborigen en el interior de la cavidad”.

El resultado del sondeo “es el descubrimiento de un yacimiento funerario con restos humanos quemados a diferente temperatura como se aprecia en la coloración de los huesos”. Con una “alta probabilidad”, precisa, “fueron termoalterados cuando ya el individuo estaba esqueletizado. No se puede saber el número exacto de personas que fueron depositadas en el yacimiento ya que solo se efectuó un único sondeo. Lo que sí se puede afirmar es la importancia del enclave ya que el uso del fuego en el mundo funerario Benahoarita es algo prácticamente único en la Prehistoria de Canarias, conociéndose escasos ejemplos en otras islas como El Hierro”.

El yacimiento funerario está inmerso dentro de un extenso asentamiento prehispánico, que formaba parte del cantón de Tihuya, en el que destaca la presencia de restos de cabañas levantadas con muros de piedra seca, algunas de las cuales han sido reutilizadas hasta nuestros días como abrigos pastoriles o para guardar los aperos típicos del trabajo de la viña. Los restos arqueológicos superficiales “son muy abundantes y variados, destacando los fragmentos de cerámica, las piezas líticas y las conchas marinas. La decoración de la cerámica nos habla de una ocupación entre las fases II y IVb, lo cual nos indica que estos parajes fueron habitados y explotados por los benahoaritas durante, cuando menos, 1.500 años”.

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