La cochinilla mexicana sigue arrasando las tuneras de La Palma
La plaga de la cochinilla mexicana (Dactylopius opuntia) sigue provocando estragos en las tuneras de La Palma. El biólogo-entomóloco Rafael García Becerra detectó la presencia de este insecto en el año 2010, en el municipio de Fuencaliente, en una ladera de la zona de Los Arreboles. Desde entonces, de forma imparable, se ha propagado, a un ritmo de dos kilómetros por año, por numerosos puntos de la geografía insular.
García Becerra señaló a este periódico en 2017 que “se ha metido en el ecosistema y es imposible sacarlo” pues se ha hecho fuerte “en barrancos y en espacios abiertos, muy escarpados” donde “no se puede actuar”. Subrayaba que, para evitar estas plagas, “la única solución es controlar la entrada de plantas”. “Solo los particulares, limpiando y cuidando sus tuneras, podrán evitar que esta plaga se expanda en sus fincas”, aseguraba.
Jorge Pais, doctor en Arqueología y apasionado de la naturaleza, recientemente aseguraba en su perfil de Facebook que “la plaga está acabando con las tuneras de La Palma. Hay municipios, como El Paso, donde prácticamente han desaparecido del paisaje. Su espacio está siendo ocupado por la nada y, especialmente, por el rabo de gato. Antaño, no hace mucho, se aprovechaba la cochinilla, las pencas para alimentar el ganado, los tunos para consumo de personas y aves y los pencotes. Este nombre se les daba a las pencas más viejas que, con el paso del tiempo, se iban endureciendo, llenando de nervaduras, costras, etc., aunque eran tan fuertes que sostenían a toda la mata”.
Con la desaparición de las tuneras, aunque se trata de una especie exótica, no autóctona, se perderán los tunos y toda la tradición, cultura y patrimonio asociados a esta planta, como la cochinilla.
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