Un proyecto intentará desvelar el misterio de los bloques de lava con incrustaciones de huesos humanos en Mazo
La necrópolis de La Cucaracha, en Villa de Mazo, es “uno de los yacimientos más extraños e interesantes de La Palma. Se trata de amplio cejo en el que los benahoaritas de las fases I y II (las más antiguas) quemaron a sus seres queridos durante cientos de años”, informa Jorge Pais, doctor en Arqueología y director insular de Patrimonio.
“Entre los restos arqueológicos más destacables debemos citar unos bloques de lava con incrustaciones de huesos humanos, un caso único en la arqueología de Canarias. A todo ello hemos de añadir numerosas vasijas de la Fase II, muchas de las cuales forman parte de la exposición permanente del Museo Arqueológico Benahoarita, ubicado Los Llanos de Aridane, que formaban parte de la colección de Miriam Cabrera Medina. Las excavaciones han sido dirigidas por Nuria Álvarez Rodríguez”, explica.
“Hasta el momento, se han lanzado diferentes teorías sobre esos bloques lávicos: la existencia de una erupción volcánica en las inmediaciones que afectaría a una necrópolis preexistente; que esos restos fueron trasladados desde otro lugar, en concreto desde la zona de las coladas de La Malforada, junto al cráter del Duraznero (Cumbre Vieja), o que los cuerpos fueron quemados en el mismo yacimiento”, recuerda Pais.
“Para intentar resolver, de una vez por todas, esta cuestión hemos visitado la necrópolis con Stavros Meletlidis, doctor en Vulcanología y miembro del Instituto de Geográfico Nacional (IGN). La idea es llevar a cabo un proyecto de investigación que resuelva las dudas que, en este momento, nos impiden conocer qué ocurrió, exactamente, con los cuerpos que aparecen incinerados en este yacimiento”, concluye.
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